Vicente Verdú
El saber común decía: quienes recurren a relaciones románticas por internet son gentes acomplejadas, feas, desesperadas. Poco a poco, la sentencia se va revelando, no obstante, cada vez más falsa.
Según los últimos datos de la organización Pew Internet and American Life Project, el 61% de quienes persiguen algunos contactos amorosos en Internet no pertenece a la autoconsideración de "desesperados" ni discapacitados. Sencillamente, el procedimiento se ha demostrado eficiente y seguro, compensador, fácil y divertido.
Y no únicamente para las personas mayores, pasivas o que no salen de casa.
Uno de cada cuatro "singles" que buscan una pareja – es decir, 16 millones de norteamericanos, usan alguna del millar de webs destinadas a satisfacer la demanda. Y ello incluye, aproximadamente, a un americano de cada cinco en los veintitantos años. Ni maduros, ni ancianos, ni discapacitados o enfermos, todo el mundo. ¿Todo el mundo será incorporado a este intangible mundo?
El cuerpo, la carne, el muslo, importan mucho pero ¿cómo no pensar que como nunca aquello que no se ve ha venido acaso a significar el primer aliciente azaroso para establecer la comunicación de amor?
Internet representa, no cabe duda, una revolución en las comunicaciones de todo orden pero ¿llegará incluso a establecer un nuevo orden en la comunicación?