
Eder. Óleo de Irene Gracia
Vicente Verdú
La polaroid fue el paso de la tecnología a la magia, el regreso desde la mecánica a la alquimia y el salto desde la manufactura a la explosión. Pero hoy, la polaroid, 60 minutos de espera para obtener la foto, ha quedado como un vestigio de la lentitud de otra época. Y, encima, ¡en papel! La polaroid acabó con el "cuarto oscuro" y todo se desarrollaba ante la vista. Ahora, sin embargo, la fotografía digital no sólo acaba con el tiempo oscuro, acaba con el tiempo. Previamente al tiempo de la polaroid la espera era de días. La polaroid vendió más de seis millones en sus primeros cuatro años a principios de los años 70 y Andy Warhol la utilizó en miles de retratos: fue un icono del POP. Un POP que hacía pop.
En 2001 Polaroid se declaró en bancarrota puesto que la inauguración real del siglo XXI no admitía impresionarse en soporte físico y, enseguida, todo fue especulación. Todo será hoy instantáneo o no será. Al pop ha seguido el clic, el blink, el golpe de vista. La foto nace no de una película sino directamente de nuestra retina fundida al objetivo de la cámara. Ningún objeto, en adelante, será más veloz que la velocidad de su imagen. Más aún: la imagen anticipa al objeto, le concede presencia y la vida que de ningún modo poseería sin ser "imagi-nado".
No sólo Andy Warhol: Helmut Newton, Luciano Castelli, Robert Rauschenberg, Chuck Close, David Hockney, Walker Evans y decenas de otros artistas buscaron nuevas formas de expresión gracias a la Polaroid. Casi de la misma manera que Delacroix o Courbet en los primeros años de la fotografía la utilizaron como recurso más económico que pagar a una modelo.
Curiosamente, en los años 70, los de mayor auge de Polaroid, la firma envió su popular modelo S-X 70 y muchas cajas de películas al célebre fotógrafo Walker Evans, el fotógrafo que mejor había retratado la Gran Depresión. Con ella Evans compuso una serie de 120 fotos sobre temas nostálgicos y tan imperfectas como era el modo de hacer de la Polaroid pero, a la vez, ahora tan realmente nostálgicas como fue la asombrosa presencia de la primera foto.