Vicente Verdú
En estos momentos, la Tierra se encontraría dotada de una piel electrónica. Esta piel consiste en millones de dispositivos de medida en funcionamiento: termostatos, barómetros, detectores de polución, cámaras, micrófonos, sensores de glucosa, escáners, encefalogramas, (MAS), etc. Esta red auscultará y monitorizará las ciudades, las especies en peligro, la atmósfera, nuestros barcos, autopistas y vuelos, nuestras conversaciones, nuestros cuerpos e incluso nuestros sueños.
Dentro de diez años, habrá billones de estos sistemas telemétricos, cada uno con un cerebro microprocesador y una radio. La compañía de consulting Ernst & Young predice que para el 2.010 habrá un total de unos 10.000 dispositivos telemétricos por cada habitante del planeta. La comunicación entre ellos será además a una velocidad muy superior a 50 kilobits por segundo y cada vez se encontrarán más relacionados en forma de cerebro o red total. Dice Horst Stormer, físico de Lucent Technologies Inc.: “Los sensores inalámbricos llevaran a todas parte y medirán cualquier cosa -densidad del tráfico, nivel del agua, número de personas paseando, su temperatura-. Se está desarrollando una nueva piel sobre la tierra, tal como un sistema nervioso. Y no son los ingenieros quienes lo están decidiendo”. Por añadidura la humanidad se está preparando para conectar con el sistema solar. El Jet Propulsion Laboratory en Pasadena, de la NASA, está preparando una versión de Internet llamada InterPlaNet que conectará la Luna, Marte y algunos asteroides y cometas al sistema en expansión de la Tierra.
Pero también he aprendido lo siguiente: Contra la idea de que somos demasiados seres humanos en el planeta y llegaremos a ser el doble, unos 13.000 millones en menos de cincuenta años, las hormigas tienen una biomasa diez veces mayor que la de todos los seres humanos. Es decir que las hormigas puestas todas juntas son más voluminosas que toda la humanidad y seguirán ganando aforo en una progresión superior a nuestra especie. Las hormigas están por todas partes, por todos los entresijos, por todas las latitudes, desde las más indefinibles oquedades, mientras los hombre solo están cada vez más en las ciudades y sobre diseños crecientemente iguales entre sí. El asunto de las hormigas representa uno de los problemas más negligentemente postergados.