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LA AVERSIÓN A LA TELEVISIÓN

Por 7 de septiembre de 2006 Sin comentarios

Vicente Verdú

Setenta y cinco años después del nacimiento de la televisión, el medio sigue recibiendo aquí un tratamiento intelectual tan escaso como displicente. La televisión, el consumo, la publicidad, siguen soportando la consideración de materias degradantes que un verdadero progresista deberá eludir o despreciar. 

Pero, en línea con lo que ha enseñado la Historia, el progresista no es siempre el que se erige en tal sino el que se sume a los cambios. Con pensamiento crítico, sin duda, porque no es concebible de otro modo el buen pensamiento pero no mediante un pensamiento huraño, desmitificador, finalmente reaccionario.

Que en España y en otros muchos países europeos sigan faltando especialistas que se encarguen de una crítica profesional del medio, denota la reluctancia a aceptarlo como digno, en contraste con el cine, el teatro o los libros.

De hecho,  la casi totalidad de las publicaciones españolas encargan los comentarios sobre televisión no a expertos, no a conocedores de los factores técnicos y creativos de esa forma de comunicación. Los comentaristas son casi siempre escritores, gentes con su gracejo e ironía, puesto que la generalidad se orienta a segregar desdén. 

Ciertamente que muchos programas de televisión son mediocres, populacheros y de mal gusto pero no son todos y cada vez, a través de los cientos de canales disponibles, relativamente menos. Relativamente casi lo mismo que en la novela actual o en el cine.

De uno u otro modo, además, la televisión representa al modo de comunicación más poderoso por el momento. Por el momento, puesto que adolescentes y nuevos adultos emigran ya hacia otras pantallas que, de nuevo, los críticos “progresistas” y envejecidos no procuran ver y entender.

Con todo ello se ha generado una acusada división en el territorio de la cultura: la cultura culta (o de culto, al modo de la devoción religiosa antigua. En regresión) y la cultura sin culto (la de entretenimiento o la del “pecado de la evasión” en términos rancios. En expansión).

¿Crítica cualificada  de la publicidad? ¿Crítica competente de televisión? Decenas de años después de convivir con realidades culturales tan importantes y omnipresentes, los periódicos –supuestamente dedicados a transmitir la actualidad y sus impactos-  no han abierto las correspondientes secciones de análisis. ¿No habría que cerrar los periódicos? Internet está encargándose de ello.

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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