Vicente Verdú
"Se cree que un hombre tonto debe ser ordinario y estar sano y que la enfermedad hace al hombre fino e inteligente y personal", se dice en La montaña mágica. Más esta idea procede de tiempos oscurantistas que daban a la enfermedad y al sufrimiento el carácter de pasaporte para el cielo. Con las Luces de la Ilustración el medio turbio y funerario, la expresión taciturna y funeraria cambia por completo. Un hombre que vive enfermo no es mucho más que un cuerpo.
Y EL ESTÓMAGO: la expresión "no lo trago" que expresa el desprecio o el desdén por una persona o, incluso, el "no me trago", aluden a la notable importancia psíquica que posee el estómago y cuánto bagaje de nuestra personalidad transporta y significa.
En la magia homeopática de los araucanos se empleaban buches disecados de avestruz "buche isuri" "pepsina nostra" para tratar las afecciones dispéticas. El criterio que guiaba esta terapia decisiva era que, a través del estómago de la avestruz, se puede digerir cualquier cosa que se enferme en nada. Ser o comportarse como se atribuye a la avestruz (negándose a ver o aceptar, denegar el peligro y el conflicto) endurece acaso la mente, y su correspondiente aparato digestivo acaba metabolizando y excretándolo todo.