Vicente Verdú
La enfermedad se ha venido a convertirse en un derecho. El derecho a estar enfermo y, además, el derecho a declararse enfermo que viene a resultar ser una suerte de habeas corpus de más alto nivel.
El que se declara enfermo, como el que se declara inocente, queda investido de un blindaje que le defiende de un eventual abuso, no consignable en el supuesto de que se encontrara sano. El que se declara enfermo contará con una adicional protección que le permitirá defenderse mejor de la explotación, la traslación, el despido o el rechazo.
Ser enfermo ha pasado a integrarse así plenamente entre los derechos de la ciudadanía contemporánea. Todos somos enfermos o estamos permanentemente enfermos. La crónica de la cotidianidad es la cronicidad de la enfermedad. Y la cronicidad de la enfermedad podrá ser considerada como un avance civilizatorio.
¿Verdadero?
¿Falso?
¿Carente de sentido común?