Vicente Verdú
El descorazonamiento es una enfermedad del alma cuyo perfil lo marca el término con que empieza y termina su definición. Vivir sin corazón es biológicamente imposible pero psicológicamente crea un producto especial o que va y viene como si no hubiera nada que se lo impidiera o, exactamente, no hay nada que le impulse o lo conmueva.
El descorazonamiento es paradójicamente doloroso puesto que examinado físicamente comportaría, por el contrario, un alivio del peso de existir. El corazón, nadie lo duda, pesa demasiado y por momentos parece que todo vaya a parar ahí.
Descorazonarse es dejar la médula de la existencia afuera de un mismo tal como los órganos exógenos que abdicado de ser acarreados por el resto de la formación.
De este modo, sentirse descorazonado hace que pensar en los males y bienes derivados de ponerse y quitarse el corazón. Con el corazón sazonado el mundo se sazona también y cuando el corazón se adelgaza y deja un hueco mondo el mundo se agujera vacuamente a su compás.
Un mundo horadado, podría pensarse, sin nada que obtener. Una mina vacía a imagen y semejanza de la blenda desaparecida del lugar del yacimiento fundamental. ¿Ganas de implorar su vuelta? ¿Ganas de llorar su ausencia? ¿Deseos de recuperar el lleno y librarse pronto de este vacío mudo y desconsolador?
Vivir descorazonado es una manera subdeportiva de discurrir. De aquí para allá el corazón ha dejado de ser una meta, una brújula, una plomada y un artefacto esencial. ¿Perdemos así la misma esencia de ser? Perdemos, en fin, la esencia de sentirse sujeto y sujeto de la propia función.
El corazón se va, se fuga, desaparece y no sabemos por donde tirar. ¿Se trataría de un corazón muy flácido que finalmente ha decidido su perdición?
El caso es que muy debilitado ya no lo encontramos para bogar. Nos ha dejado como mendigos sin la más o menos firme categoría de su (nuestro) hogar. Despistados, desanimados, desplomados, desahuciados.
De dentro hacia fuera la extirpación descorazonada es el trailer de la extradición personal y el preludio de una rara e imprevista exterminación.