Vicente Verdú
Hasta el mismo The New York Times que se considera uno de los medios mejor informados y mejor analistas de la actualidad del mundo se explican cómo Europa ha llegado a endeudarse en brevísimo plazo con una suma de más de 2, 5 billones de dólares: "Una deuda misteriosa", dice el titular.
Los bancos centrales emitían deuda que compraban los bancos privados y los bancos privados solicitaban préstamos a otros bancos que, a su vez, tomaban dinero de bancos e instituciones públicas.
Este simplista carrusel que parece más un juego o un artefacto infantil, desencadenó el vertiginoso movimiento rotatorio que fue perforando el funcionamiento de la taladradora misteriosa.
Pero el ml misterio de todo es también el misterio mejor guardado. Todos han ido mintiendo, falseando cuentas, engañándose entre sí con la certeza, más que la sospecha, de que se mentían y engañaban. Estaban creando día tras día una nueva realidad fingida tejida mediante suma de ficciones que siendo a la vez ricas especulaciones impulsaban a seguir y seguir tal como si en una borrachera el mundo etílico, más fluido, hubiera reemplazado iluminadamente al mundo ético más severo y enteco.
Embriagados antes y embargados ahora. La película de la crisis calca la muy frecuente peripecia de la misma vida individual, de muchas familiares. Copia el modelo tambaleante de la vida en general, la vida de la inestable e infausta condición humana. He aquí casi todo el misterio de la quiebra, la tragedia, la destrucción.