Vicente Verdú
La desmaterialización de los objetos, las producciones, las herramientas y hasta de las personas, es la tendencia general de la época.
La época misma tiende hacia un destino desmaterlializado (sin ideologías, sin creencias, sin descendencia, sin empleo, sin publicidad ni televisión patetes) que abrirá un espacio inédito.
La electrónica que hemos celebrado hasta ahora es una tecnología que mientras actúa nos resta actividad, mientras se activa progresivamente deshace la progresiva cercanía del mundo
¿Contacto entonces con la electrónica en lugar de con la mecánica, por ejemplo? No. La sustitución de un mundo mecánico tangible por otro distinto deja de conllevar una nueva tangibilidad.
Sencillamente los instrumentos, las circunstancias, los contactos, los sujetos, lo que se llamaba realidad e reemplaza por una nube ilocalizable e impalpable.
La modulación de esa nube continúa en el invisible universo de la red no se realiza tampoco a partir de voluntades individuales definibles sino de una voluntad desmaterializada que suponemos de carácter general pero que en realidad, no la dominamos físicamente.
Lo inmaterial huye de nuestras manos y de nuestra presencia y de nuestra influencia corporal. A la física siguió el auge de la química a la química siguió el éxito de la biología. Finalmente a la química y la biología juntas sucedió la gloria de la bioquímica. En las ciencias médicas la reproducción de células se efectúa, así, casi de la nada. De la nada venimos y la nada aceleradamente nos dirigimos.
De la materilización del mismísimo saber antiguo a la desmaterialización de la misma ignorancia presente, tanto más sólida y determinante esta ignorancia cuanto más crece su vacío interior.