Vicente Verdú
Habitualmente, las personas corrientes tienden a compararse con las de éxito y envidiar, a través de los medios de comunicación, sus galardones, sus éxitos, su relevancia.
Hay sin embargo, en torno, tantos miles de millones de otras personas que sufren, son ignoradas y reciben heridas en el lugar de las medallas, y que simplemente cuentan con tan pocas opciones de destacar y como altas probabilidades de morir sin salir del montón, que sería tiempo de corregir universalmente el corazón y la vista.
Los que lucen son irrelevantes. No nos representan.
Los que padecen o sobreviven en la tristura de la luz, componen la más amplia y multitudinaria asamblea de nuestra condición humana.
No hace falta forzarse a cambiar la admiración por la piedad, ni la devoción hacia los grandes por la compasión hacia los muchos.
Bastaría con echar una nueva y lúcida ojeada alrededor y sopesar las cargas diarias de la vida.