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Benéficos adultescentes

Por 30 de noviembre de 2007 Sin comentarios

Vicente Verdú

Si los adultescentes (los adultos/adolescentes. Véase Eduardo Verdú: Adultescentes. Temas de Hoy. Madrid, 2001) se resisten a abandonar el hogar no es sólo por razón de su indolencia, su falta de medios o su estimable confortabilidad en la casa paterna. Muchos padres quejosos de la morosidad con que sus hijos adquieren independencia gozan secretamente de las ventajas que la presencia del adultescente procura a la convivencia matrimonial.  

Sin el hijo o los hijos de por medio la pareja se agrede con mayor facilidad y frecuencia. El hijo hace de parapeto y no sólo físico, sino también moral y funcional. Gracias al hijo presente la conversación adquiere direcciones oblicuas, tangenciales, extraorbitales, que no enrarecen más la intoxicada relación que ha podido ir gestando la larga conyugalidad. 

El hijo es una distracción en su doble sentido: mueve a pensar en otras cosas y ameniza incomparablemente la escena del cara a cara. No siempre será así pero merece la pena tenerlo en cuenta para compensar el lugar común que hace creer en los adultescentes como una carga y sólo carga cuando, en ocasiones, son un elemento de alivio.  

En España se enfatiza más que en ningún otro país europeo la violencia llamada "de género" pero si es de una proporción más baja que en Francia, Alemania, Dinamarca o Noruega lo será, en parte, por la continuidad doméstica de un hijo o hijos que no se emancipan tan pronto como en las zonas anglosajonas.  

La llamada "violencia machista" es menor en aquellos países como Italia, España o Portugal donde se supone que el machismo debiera ser más virulento. En las regiones del norte, supuestamente más civilizadas e igualitarias, suecas o norteamericanas, se registran muchos más casos de asesinatos domésticos que entre españoles. 

La religión católica, pese a su mala fama, protege más del crimen interconyugal que la protestante y los adultescentes proveen de linimentos a las anquilosadas o ásperas coyundas de muchos años. Las cosas no siempre son tal y como esperamos o deseamos ideológicamente que sean.  

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Vicente Verdú

Vicente Verdú, nació en Elche en 1942 y murió en Madrid en 2018. Escritor y periodista, se doctoró en Ciencias Sociales por la Universidad de la Sorbona y fue miembro de la Fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribía regularmente en el El País, diario en el que ocupó los puestos de jefe de Opinión y jefe de Cultura. Entre sus libros se encuentran: Noviazgo y matrimonio en la burguesía española, El fútbol, mitos, ritos y símbolos, El éxito y el fracaso, Nuevos amores, nuevas familias, China superstar, Emociones y Señoras y señores (Premio Espasa de Ensayo). En Anagrama, donde se editó en 1971 su primer libro, Si Usted no hace regalos le asesinarán, se han publicado también los volúmenes de cuentos Héroes y vecinos y Cuentos de matrimonios y los ensayos Días sin fumar (finalista del premio Anagrama de Ensayo 1988) y El planeta americano, con el que obtuvo el Premio Anagrama de Ensayo en 1996. Además ha publicado El estilo del mundo. La vida en el capitalismo de ficción (Anagrama, 2003), Yo y tú, objetos de lujo (Debate, 2005), No Ficción (Anagrama, 2008), Passé Composé (Alfaguara, 2008), El capitalismo funeral (Anagrama, 2009) y Apocalipsis Now (Península, 2009). Sus libros más reciente son Enseres domésticos (Anagrama, 2014) y Apocalipsis Now (Península, 2012).En sus últimos años se dedicó a la poesía y a la pintura.

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