Vicente Verdú
El optimista suele tener mala reputación. O es tonto o es un inocente, o es un aniñado o no ha experimentado la vida. Sin embargo, no es tan fácil ser optimista y el que lo sea debe tenerse como un ejemplar a observar. Con optimismo se llevan mejor las adversidades y mucho hemos constatado en nosotros o en los demás que la persistencia en su optimismo les ha conducido a desenlaces luminosos. El pesimista es taciturno y no sale de su mazmorra. El optimista es, por el mismo precio, alguien que cree en la vida mientras exista. Claro que hemos de morir y eso ridiculiza cualquier alegría pero puesto que inexorablemente vamos a morir ¿por qué no tomarse a bien el tiempo en que esa muerte aún se ha sorteado y todavía no llega?