
Sergio Ramírez
Una noticia terrible ha merecido un amplio despliegue por parte de las agencias de prensa. Ha muerto la gatita "India", una de las mascotas de los Bush, y la tragedia, tal como se remarca en los despachos cablegráficos, es que cuando todos ellos abandonen la Casa Blanca, que ya muy pronto les toca, habrá un miembro de la familia que ya no se irá con ellos.
La defunción de "India", ocurrida el domingo 4 de enero a una hora no precisada, fue anunciada oficialmente en un comunicado de prensa emitido por la portavoz de la primera dama de los Estados Unidos, en el que describe a la occisa como una gata de color negro, de 18 años de edad. El comunicado agrega que el deceso "ha dejado profundamente entristecidos al presidente George W. Bush, su esposa y sus hijas Jenna y Barbara".
La importancia de la gata cuyos días sobre la tierra llegaron a su fin, hizo que su fotografía fuera distribuida por las autoridades de prensa de la Casa Blanca junto con el comunicado en que se anuncia su muerte, con lo que hemos podido conocerla; y este hecho, de importancia mundial, ha coincidido, por acaso del destino, con los salvajes bombardeos perpetrados por el Gobierno de Israel sobre los territorios palestinos de Gaza, que han dejado a estas alturas más de 700 muertos civiles, muchos de ellos niños enterrados bajo los escombros, y una destrucción indiscriminada de hospitales, clínicas, escuelas y viviendas privadas.
Pobre la gatita India, que ha debido entregar su alma entre tanto ruido como el de las bombas de racimo que caen sobre Gaza.