Sergio Ramírez
I. Mundos encubiertos
Pongo al ecuatoriano Javier Vásconez entre mis escritores favoritos, de esos que parecerían ellos mismos huir del ruido con pasos silenciosos, y que hace de la escritura su deidad. Inició su carrera literaria en 1982 con Ciudad lejana, y en 1996 apareció El viajero de Praga, una novela
memorable que le mereció excelente crítica y lo puso más allá de las fronteras de su país; La sombra del apostador, otra de sus novelas, fue finalista del premio Rómulo Gallegos en 1999. Sólo escojo algunos de sus títulos, quizás porque recuerdo su lectura, y ése es ya un buen indicio, porque la memoria te dice lo que ha valido la pena leer. La piel del miedo, a la que voy a referirme, apareció en 2010, y este año acaba de ser publicada la última, La otra muerte del doctor.
La piel del miedo se abre con unos disparos nocturnos en el corredor de un hogar de clase media en Quito, que un adolescente escucha sobresaltado desde su lecho, y que le provocan uno de sus ataques de epilepsia. Como una madeja de hilos oscuros, se desenrolla la relación de Jorge, el niño epiléptico con Rogelio, el padre alcohólico, un periodista perseguido por los demonios de la enemistad política con su antiguo camarada, que es ahora el hombre de máximo poder en el país, el presidente de la república, y que termina por desaparecer del hogar.