Sergio Ramírez
Historias que la vida escribe para la literatura, y que se leen en la página roja de los periódicos. He aquí una. Este muchacho de 24 años, con mujer y cuatro hijos, de carácter alegre, se gana la vida de pueblo en pueblo vendiendo chinelas de hule que carga al hombro en una caja de cartón. Tan alegre es su carácter que, en uno de tantos caseríos que le toca visitar, no duda en aceptar la invitación que le hacen de asistir a la fiesta de los 15 años de una niña a la que ni siquiera conoce.
Es un viernes. En la fiesta se improvisa un concurso de baile y el vendedor ambulante, que además es un excelente bailarín, derrota uno tras otro a sus adversarios en el concurso, hasta alzarse con el premio ofrecido. Se sienta feliz. Uno de los concursantes, sin embargo, no admite tan fácilmente su derrota por parte del forastero, y le dispara en media fiesta dos balazos causándole de manera inmediata la muerte. Las parejas se desbandan, la música se calla.
La nota viene ilustrada con la foto de la viuda y los cuatro huérfanos, el menor de ellos de apenas cuatro meses de edad, e inserta en un recuadro el rostro del bailarín empedernido, sonrisa irónica, bigotes estirados y cabellera abundante. Personaje ya desde ahora, para ser recordado en un cuento, o en un corrido.