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IV. Oportunidades desperdiciadas

Por 15 de junio de 2012 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Sergio Ramírez

Las escogencias propias son escasas, y vivimos conformes bajo la égida de los gustos globales impuestos por potestades invisibles. ¿Hijos de Disney? Quizás, mejor, hijo del ratón Mickey, y sobrinos del pato Donald, Hugo, Paco y Luis. Cuando la cadena McDonald abrió su primer restaurante en Managua, vino en visita oficial el payaso Ronald McDonald, el embajador certificado de las hamburguesas, y poco menos que fue recibido con honores de estado.
Los teléfonos inteligentes, los libros electrónicos, las tabletas, no son por supuesto catástrofes culturales, sino avances trascendentales de la civilización que están alterando de manera profunda nuestras vidas, concentrando múltiples posibilidades de comunicación, instrucción y recreación en un solo instrumento manuable, lo mismo que lo son las redes sociales de comunicación de las que me confieso entusiasta beneficiario. Y me maravilla, como alguien que ha visto ya muchas cosas a la largo de su vida, la velocidad centelleante con que las innovaciones y cambios tecnológicos se producen, lo cual no solo me asombra, sino que me atemoriza ante la posibilidad de no poder asimilarlo, ni disfrutarlo todo. Tener en la mano una biblioteca entera no es poca cosa.
Pero siento que la cultura se empobrece al mismo tiempo que se masifica. En los estantes de las librerías que aún sobreviven, porque decenas se cierran cada día en el mundo, abundan ahora los libros de autoayuda, los best sellers perecederos, los manuales de angelología y los libros esotéricos tipo new age, lo mismo que en los catálogos electrónicos. Lo global se vuelve pobre y las oportunidades de democratización de la cultura se desperdician. Este es el signo contradictorio del nuevo milenio.

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Sergio Ramírez

Sergio Ramírez (Masatepe, Nicaragua, 1942). Premio Cervantes 2017, forma parte de la generación de escritores latinoamericanos que surgió después del boom. Tras un largo exilio voluntario en Costa Rica y Alemania, abandonó por un tiempo su carrera literaria para incorporarse a la revolución sandinista que derrocó a la dictadura del último Somoza. Ganador del Premio Alfaguara de novela 1998 con Margarita, está linda la mar, galardonada también con el Premio Latinoamericano de novela José María Arguedas, es además autor de las novelas Un baile de máscaras (1995, Premio Laure Bataillon a la mejor novela extranjera traducida en Francia), Castigo divino (1988; Premio Dashiell Hammett), Sombras nada más (2002), Mil y una muertes (2005), La fugitiva (2011), Flores oscuras (2013), Sara (2015) y la trilogía protagonizada por el inspector Dolores Morales, formada por El cielo llora por mí (2008), Ya nadie llora por mí (2017) y Tongolele no sabía bailar (2021). Entre sus obras figuran también los volúmenes de cuentos Catalina y Catalina (2001), El reino animal (2007) y Flores oscuras (2013); el ensayo sobre la creación literaria Mentiras verdaderas (2001), y sus memorias de la revolución, Adiós muchachos (1999). Además de los citados, en 2011 recibió en Chile el Premio Iberoamericano de Letras José Donoso por el conjunto de su obra literaria, y en 2014 el Premio Internacional Carlos Fuentes.

Su web oficial es: http://www.sergioramirez.com

y su página oficial en Facebook: www.facebook.com/escritorsergioramirez

Foto Copyright: Daniel Mordzinski

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