
Sergio Ramírez
También se halla en la lista de los sometidos a represión, porque el poder trata de silenciarnos, el periodista Carlos Fernando Chamorro, que denuncia con firmeza en su programa de televisión los actos de corrupción amparados en el poder. Víctima de un linchamiento judicial, le echaron encima a unos fiscales que descerrajaron las puertas de sus oficinas, las tomaron por asalto, y se llevaron secuestrados archivadores y computadoras, y no terminan de decidir qué clase de delitos van a inventarle para someterlo a juicio.
Han empezado con un prólogo, sé, lo dije, que seguirán con mis libros, al menos si nadie los detiene. Triste amenaza la de cortarle la lengua a un escritor, en un país de escritores, donde siempre ha reinado con majestad la poesía. Y al querer cortarme la lengua a mí, se la cortan de paso a Carlos Martínez Rivas, que iba a ser conocido, por fin, por miles de miles de lectores en España.
No es sólo mi voz, ni mi lengua, ni son sólo mis libros, sin embargo Es la voz y la lengua del país la que está en juego. Está en juego si Nicaragua será en adelante un país silencioso, de ciudadanos sometidos al miedo, o si será un país democrático, donde todo el mundo pueda expresarse, decir lo que quiere, en público y en privado, escribir sin miedo, salir a las calles a protestar sin temor a palos y pedradas. Un país donde el voto de los ciudadanos sea contado con transparencia, o un país donde la regla sean los fraudes electorales.
"Ningún gobierno puede arrogarse la potestad de vetar o prohibir la palabra de un escritor, y un acto semejante no puede calificarse sino de totalitario", dice el manifiesto donde se condena esta afrenta a la libertad y a la literatura, encabezado con las firmas de Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Fernando Savater, Carlos Monsivais, Tomás Eloy Martínez y Juan Gelman. Y librarnos del totalitarismo sólo será posible defendiendo la lengua del filo del cuchillo.
Voy a defender mi palabra con las palabras. La mía, y la palabra de los demás.