
Sergio Ramírez
Habrá mucha basura, seguramente, entre las ofertas de Kindle, libros mediocres, libros más o menos, y libros muy buenos, entre clásicos y modernos, que es lo que ocurre cuando uno se enfrenta a las mesas de novedades y a los estantes de una librería real. Ya están enlistados, por el momento, los infaltables best-sellers. E igual que en la librería, en Kindle uno puede comprar viendo primero la portada, y lo que dice la contraportada, y puede leer un capítulo de manera gratuita.
Todos los libros que uno quiera en la palma de la mano, entonces. Comprar a mitad de precio, y evitarse salir de la librería cargado con bolsas que luego no halla uno donde colocar, y que siempre reclaman un lugar en los estantes ya agobiados de nuestra biblioteca, que ya no dan para más. Ahora se trata de libros que no serán capaces de molestarnos recordándonos con su presencia que ya tenemos demasiados, y que no avanzamos más que lentamente en cumplir con leerlos. Entramos en ese sueño terrible de los estantes vacíos.
Vayan a darse cuenta de lo que todo esto significa en la página de Amazon. Pero para mí, amigos, amigas, hay un pelo en la sopa, aunque la sopa sea de letras, y es lo mismo que dice la vieja canción: un viejo amor, ni se olvida ni se deja. Libros reales cada uno con su peso y con su aroma, su olor a tinta en mis narices, la tersura de sus páginas en mis manos, la intimidad que ganamos entre ellos y yo desde hace tiempo siempre viva, compañía para siempre en la isla desierta. No les dejo.