
Sergio Ramírez
Podemos ordenar a Kindle un libro que queremos leer, y lo baja sin necesidad del auxilio de una computadora, y tampoco necesita de cables ni alambres, pues opera a través de la red EVDO de alta velocidad, y por eso mismo uno puede bajar un libro en cualquier lugar donde se encuentre, y bajarlo en un minuto, quizás unas diez veces menos de lo que tardaría el bibliotecario en localizarlo en los estantes de una biblioteca más que eficiente, y traérnoslo.
La existencia invisible de los estantes es por el momento de 120.000 libros, el tamaño de una biblioteca respetable, y Kindle puede almacenar 200 de ellos. Pero pregunten de un año y verán que esa cantidad ha crecido ya muchas veces, de modo que cuando nos digan pronto que ya existe 1 millón de títulos disponibles, no habrá por qué extrañarse.
Es una biblioteca, pero también una librería, y para bajar el libro deseado hay que comprarlo. Amazon ofrece sus libros en línea a través de Kindle, a la mitad del precio de un libro impreso en las librerías reales. Y en los estantes hay también periódicos, los más importantes del mundo en diversos idiomas, lo mismo que revistas, se puede consultar la Wikipedia, que ya bien conocemos, y acceder también a una lista de blogs, como BoingBoing, Slashdot, TechCrunch, Bill Simmons, The Onion, Michelle Malkin, The Huffington Post. Más que una librería.