Sergio Ramírez
Un reportaje publicado estos días por el diario La Razón, de La Paz, cuenta que en la cárcel de San Pedro existe un circuito turístico organizado para visitantes extranjeros, quienes, además de hacer un tour por las instalaciones, disfrutan, entre otras amenidades, de la oportunidad de adquirir artesanías hechas por los mismos presos y sus mujeres. Y también pueden abastecerse de droga.
El tour de una hora cuesta 35 dólares por persona, cuota de admisión que no incluye, por supuesto, el precio de la ración de estupefaciente que se quiera comprar. El alcaide del penal niega la existencia de las visitas turísticas, que se organizan en el portón mismo de la cárcel, pero admite que adentro se elabora y se comercia droga, que los niños cargan en sus mochilas cuando regresan de la escuela.
Algunos de los visitantes, son ya clientes fijos, y acuden al penal 3 o 4 veces por semana para hacer su provisión, bajo el incentivo de que adentro la droga es más barata que en la calle. Es tan llamativo el tour, que Lonely Planet, una de las más afamadas guías turísticas, lo califica de excitante, "una experiencia extrema".
Y como los sitios turísticos tienen también atracciones históricas, el guía no dejará se señalarle al visitante la celda donde estuvo detenido el genocida nazi Klaus Barbie, conocido como "el carnicero de Lyon", antes de ser extraditado a Francia en 1983.