
Sergio Ramírez
El creacionismo. Uno de sus abanderados, el pastor bautista Mike Huckabee, ex gobernador de Arkansas, aún disputa en las elecciones primarias la candidatura a la presidencia por el Partido Republicano, lo que ha vuelto a abrir el debate sobre la influencia que las convicciones religiosas de un presidente de Estados Unidos pueden tener sobre la enseñanza pública, y el desarrollo de las investigaciones científicas; ya se ha visto como Bush se ha opuesto tajantemente a asignar fondos federales a los experimentos para la clonación de embriones humanos, aunque sea con propósitos médicos, lo que amenaza con dejar a Estados Unidos a la zaga de la vanguardia tecnológica.
El fundamentalismo religioso, con todas sus consecuencias políticas, ha estado más presente que nunca esta vez en el debate electoral. En el mismo espectro de Huckabee, pero con matices propios, y a veces contradictorios, apareció el ex gobernador de Massachussets, Mitt Romney, que pertenece a la iglesia mormona igual que sus ancestros, y de la que ha sido obispo. Al contrario de los bautistas, que forman congregaciones muy extendidas, los mormones no representan sino al 1.9% de la población creyente de Estados Unidos. El propio Huckabee y sus partidarios les niegan la condición de cristianos y los acusan de proclamar que Jesús y Lucifer son hermanos, y de rechazar la cruz como símbolo.