Sergio Ramírez
La elección como presidente del Paraguay de un obispo de la iglesia católica suspendido ad divinis, Fernando Lugo, ha venido a significar el fin del reinado de casi 70 años del Partido Colorado. Pero no sólo eso. Amplía el mapa de la izquierda en el poder en América Latina; y si el FMLN, la vieja guerrilla marxista convertida en partido político en El Salvador, gana frente a ARENA las elecciones presidenciales del año próximo, con su candidato el periodista Mauricio Funes, sólo dos presidentes provenientes de partidos conservadores, en México y en Colombia, quedarían en el continente.
Se gastaron las viejas promesas, y la izquierda está en los palacios presidenciales. ¿Pero cuál izquierda? En el mapa, no todo su territorio es del mismo color. Líderes obreros, dirigentes indígenas, viejos guerrilleros, militares rebeldes, obispos que dejaron la sotana. Una oncólogo en Uruguay. Una pediatra en Chile. ¿Por qué están allí? ¿Qué los une, y qué los desune?
Uno no puede imaginar un bloque de países de izquierda en América Latina, bajo una ideología socialista única, como ocurrió hasta antes del fin de la guerra fría con el campo soviético, cuando había en Europa Oriental estados de una estructura y una conducta uniforme. Lejos de eso. Las diferencias sobran, y no son sólo de matices.