Sergio Ramírez
Fernando Color de Mello fue electo presidente de Brasil en 1990, el primero en asumir el cargo por voto popular directo después del fin de la dictadura militar. A sus cuarenta años parecía un artista de las telenovelas brasileñas, muy populares entonces en toda América Latina, antes que cedieran el cetro a las colombianas. El presidente Bush padre llegó a llamarlo "el Indiana Jones de América Latina". Pero su glamour se derrumbó cuando en 1991 su hermano Pedro denunció que cobraba coimas millonarias a cambio de otorgar contratas y concesiones del estado, toda una red de corrupción que manejaba Paulo César Farías, tesorero de su partido, con lo que fue juzgado por el Congreso y tuvo que renunciar en 1992. Un breve reinado.
Inhabilitado por años para ejercer cargos públicos, al terminar la veda fue electo senador por su estado natal de Alagoas en 2006, porque en América Latina es una ley política que los muertos siempre resucitan. Hoy, está resucitando de otra manera, pues su antigua esposa Rosane Brandao Malta, quien fue primera dama del Brasil a los 26 años de edad, compareció hace poco en el programa de televisión Fantástico de la cadena Globo para explicar, con lujo, de detalles cómo su marido se valía de las artes de la brujería para gobernar, o desgobernar, porque sometió al país a un programa de ajustes monetarios despiadado.