Sergio Ramírez
El escritor israelita Amos Oz ha recibido el premio Príncipe de Asturias, y me alegro tanto por su calidad de escritor, como por su calidad humana. Para empezar a hablar de él, quiero recomendar a ustedes su novela La pantera en el sótano, publicada en 1988, en la que narra sus años de infancia en Jerusalén, entonces bajo el dominio británico. Sus padres habían llegado a Israel con la ola de judíos de Europa Oriental que huían de la persecución nazi, y no pocos de sus familiares, a los que nunca conoció, perecieron en los campos de concentración.
En Jerusalén vivían entonces, en barrios separados, sin violencia manifiesta entre ellos, judíos, árabes, palestinos, armenios, libaneses, alemanes y griegos, una verdadera babel de lenguas, y si podemos llevar este término más allá de las lenguas, una babel de costumbres, y de religiones. Vivían en tensión, pero en paz. Es decir, siendo tan diferentes se toleraban unos a otros.
La pantera en el sótano cuenta la historia de Tolfi, el propio Amos Oz, un niño que se convierte, en secreto, en profesor de hebreo de un sargento de las tropas de ocupación inglesas. La novela provocó reacciones encontradas; ganó con ella el Premio Nacional de Literatura de Israel, y al mismo tiempo la extrema derecha acusó de traidor a Oz ante el Tribunal Superior de Justicia. Traidor, como había sido el caso de su personaje infantil, Tolfi, por enseñar hebreo al enemigo.
Una vida para la paz, y para la literatura.