Sergio Ramírez
Liao Yiwu ha venido a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara de manera silenciosa, pues ni siquiera aparece en la lista oficial de escritores invitados. Lo trajo la editorial Sexto Piso, la cual acaba de publicar su libro de crónicas El paseante de cadáveres, que no puede leerse sino con fascinación y asombro, porque revela la otra China oculta, ese mundo aún rural y arcaico donde bullen las tradiciones escondidas bajo la coraza de cemento armado de la China moderna que se encamina a ser la primera potencia económica del mundo. Esa China subterránea donde, como el mismo Yiwu afirma, los pequeños seres que nadie ve, "se mueven como ratones debajo del piso mientras alguien los persigue".
Nacido en Sichuan en 1958, vino al mundo bajo la estrella catastrófica de El gran salto adelante, la pretendida transformación industrial iniciada por Mao Zedong, que debería poner a China por delante como potencia siderúrgica, bajo el eslogan "superemos a Estados Unidos, atrapemos al Reino Unido", y que al arrancar a millones de campesinos del cultivo de la tierra para dedicarlos a la producción de acero a toda escala, trajo una colosal hambruna que costó incontables vidas. Y esa misma estrella funesta persiguió a Yiwu en su infancia al sobrevenir la siguiente catástrofe, la Revolución Cultural, cuando su padre fue señalado de contrarrevolucionario, un delito cuya calificación quedaba en manos de los jóvenes radicales de la Guardia Roja, y que se pagaba con el ostracismo, las humillaciones, y hasta con la muerte. Para colmo, su madre fue a dar también a la cárcel acusada de comerciar en el mercado negro.