
Eder. Óleo de Irene Gracia
Rafael Argullol
Delfín Agudelo: A pesar de las distintas variaciones artísticas y visionarias de cada época, creo que es innegable pensar en cierta transición y juego de correspondencia entre cada una de las innovaciones ficcionales.
R.A.: Creo que en nuestros días como siempre el hombre tiene una enorme necesidad de mitos y de leyendas, de creación de espacios simbólicos incluso simbólico-religiosos, lo único que está abordando esa necesidad a través de una revolución sin precedentes en la historia, que es una revolución de su propio cuerpo. Hace unos días leía una entrevista en La Vanguardia que hacían al director del Centro de Regulación Genética de la Universidad Pompeu Fabra, quien decía una cosa impresionante que tiene que ver con esto: ya no únicamente vamos a curar con células madres, sino que estamos produciendo células madres a partir de células normales, bombardeando los núcleos de estas células. En el momento en que nosotros, que es cosa de uno o dos años, tengamos este proceso acabado, será posible revertir el proceso habitual de envejecimiento de las células, y en ese sentido nos situamos en una dimensión completamente distinta con respecto al significado mismo del envejecimiento y de la vejez. Eso, a través de la manipulación e ingeniera humana. Si esto es posible en el mundo de las células madres, que ya no se necesitará la célula madre del cordón umbilical sobre la cual todavía hay tantos experimentos, sino que de la habitual se crearán células madres que regenerarán por ejemplo el trozo de corazón que un infarto te ha destruido o el trozo de piel que un accidente te ha producido; también podrás regenerar las células que están muriendo o revertir ese proceso. Si eso está pasando en el interior de nuestro cuerpo, ¿qué no está pasando en el exterior, que es lo que llamamos sentidos? Y si está pasando en el exterior, ¿qué está pasando en la relación con lo que llamamos realidad, que no era más que relación entre sentidos y el mundo que nos rodeaba? Evidentemente se está abriendo un mundo ficcional completamente distinto pero también completamente igual al anterior: distinto en cuanto a que hay una variación de las coordenadas parecidas a cuando se abandonó la geometría euclidiana de tres dimensiones por toda la geometría multidimensional por el relativismo o por la cuántica, pero que esto va a afectar de una manera decisiva a la construcción de la ficción.