Rafael Argullol
Rafael Argullol: Se produce esa escenificación inmediata.
Delfín Agudelo: Hay un elemento muy interesante en cuanto a la inmediatez del blog literario que me llama mucho la atención: la carencia de intermediarios. No tiene coste abrir el blog. Lo abres y cualquier persona del mundo puede acceder. Es el autor quien decide qué publicar. Estás publicando sin la intermediación de un editor, de una casa editorial, de alguien que diga que es digno de ser publicado, o que te hace falta cambiarle esto y aquello. Me imagino que los editores están detrás de un blog literario, como un scout de fútbol viendo un partido de barrio. Hay textos que jamás habríamos conocido; de la misma manera que hay muchos otros que jamás debieron haber dejado salir a la luz.
R.A.: Compararía lo que ha ocurrido con Internet en general y con los blogs en particular a los auténticos procesos que han tenido lugar en las grandes revoluciones. Me refiero a revoluciones reales, sociales y políticas Cuando se da la revolución francesa, y no digamos la rusa, se produce una conclusión general en la que en un momento determinado todo parece anunciar una nueva humanidad, una nueva civilización. Y luego, evidentemente dentro de los procesos revolucionarios, se producen elementos caóticos, elementos de servidumbre, que posteriormente son más bien oscuros. En el caso de Internet y de los blog es desde el punto de vista de la escritura una revolución sin precedentes. Es una revolución mucho más profunda y de alcance más estremecedora que la invención de la imprenta que, aunque modificó muchísimo la relación del autor con el público, no dejaba de ser una aplicación mecánica de los manuscritos anteriores que conseguían una mayor celeridad de llegar al público; pero no se producía la inmediatez y simultaneidad actual. Ahora la revolución es de enormes dimensiones. Hay toda una serie de aspectos que son tremendamente positivos, que es la democratización total o casi total de la escritura. Cualquiera puede sentirse escritor. Cualquiera puede sentirse escritor montando su blog, su revista literaria, su libro virtual, incluso sus obras completas virtuales. Cualquiera puede sentirse comentarista- ya no lector, sino comentarista, crítico, juzgador, teórico-literario de aquello que recibe. Evidentemente ese factor que es de una potencia brutal tiene el contrapeso de que se mezclan muchas cosas, como el caos, el oscurantismo, el hecho de que no hay unos filtros que lleguen a ordenar mínimamente la calidad tanto del que emite como del que hace de público activo. Nos encontramos con una especie de totum revolutum en el cual sin duda se están construyendo cosas admirables, y que está liberando energías extraordinarias; pero que al mismo tiempo evidentemente facilita una especie de gato por liebre universal.