Rafael Argullol

Delfín Agudelo: El escritor, en cuanto a figura pública, siempre estará bajo el lente del público, y éste goza y exprime algún elemento que implique una novedad. Así como la obra le pertenece al lector, aparentemente el pasado del autor le pertenece a los biógrafos e historiadores.
R.A: Creo que es una cuestión que es interesante discutir y plantear, pero frente a la cual es muy difícil adoptar las posiciones dogmáticas que en términos generales se están adoptando. Ha habido un artículo del antiguo presidente de la república checa y dramaturgo que defiende ese derecho a la inocencia de Kundera. Para mí plantea varias cuestiones: si en el caso de que Kundera tuviera una responsabilidad real, esa misma responsabilidad, cincuenta años después, ¿continúa siendo tal que queme por completo la figura de un hombre?; adicionalmente, una de mis grandes dudas es que habiendo conocido la dictadura franquista, y por todo lo que me han explicado del totalitarismo en estos países, muchas veces las redes que se tendían alrededor de las personas, sobre todo si éstas eran jóvenes, eran redes en las cuales prácticamente no se podía escapar de la culpabilidad, por más que directamente no se quisiera ser culpable de algo. Es muy probable que como presidente de la residencia de estudiantes Kundera tuviera la obligación de informar si había un alojado refugiado en al residencia, y quizás a partir de ahí se le constriñó ese auténtico drama.
En cualquier caso, si realmente Kundera fue el que delató, creo que es una terrible paradoja sobre autor que tantas veces ha planteado esas ambivalencias. Si no lo es, o lo es de esa manera completamente confusa que a veces se establecía en las culpabilidades de los regímenes totalitarios, creo que es totalmente injusta la cruzada que algunos medios en este momento están llevando a cabo contra Kundera.