Rafael Argullol

Delfín Agudelo: ¿Cuál de sus espectros pudiste ver? ¿Acaso el del mismo Nietzsche?
R.A.: Bueno, Zaratustra es el único gran personaje creado por Nietzsche, que es un filósofo que creo tiene una de las vertientes literarias más potentes de toda la cultura moderna. Zaratustra es su personaje privilegiado a excepción de otro con muchas más características, como lo puede ser Nietzsche mismo, quien es su gran personaje. En ese sentido debo decir que tengo más simpatía, más afinidades por el personaje Nietzsche que por el personaje Zaratustra. Nietzsche, como personaje, me parece que recoge maravillosamente bien la potencia y fragilidad que entrañaba su pensamiento. En contraste Zaratustra, que es alguien que dice cosas sublimes, a veces admirables, a veces de un alcance maravilloso en sus predicciones y en sus sentencias, sin embargo es alguien que para mi gusto lo dice de una manera que me resulta antipática. Hay en Zaratustra por tanto un contenido mal transmitido, con un continente que transmite mal el contenido. Creo que Zaratustra peca de un lenguaje profético y pretencioso demasiado solemne , demasiado de cartón piedra. Lima hacia un extremo las visiones de Nietzsche, pero afortunadamente Nietzsche, más allá del extremo, recoge los fragmentos, los pedazos del personaje Zaratustra, y lleva a elaborar a su propio personaje a través de un lenguaje muchísimo más matizado, más contenido, muchísimo más vivo y mucho más actual. Zaratustra por tanto es alguien que dice cosas muy interesantes, pero las dice de un modo que al menos para mí actualmente aleja las palabras del lector, o de los oídos del oyente.