Rafael Argullol

Rafael Argullol: Hoy, en mi galería de espectros, he visto el espectro de Fernando VII.
Delfín Agudelo: ¿Te refieres al espectro salido del cuadro de Goya con el mismo título?
R.A.: Sí, me refiero a ese cuadro, en el cual creo que Goya, maravilloso retratista, llega al clímax de su capacidad de captación sicológica. No creo que haya en toda la historia de la pintura europea otro retrato que llegue a representar y a expresar tan bien esa mezcla de fanatismo, de crueldad, de ignorancia, de que hacía gala ese personaje nefasto de la historia de España. Lo maravilloso del cuadro es cómo Goya es capaz de introducir todos esos atributos, tan negativos todos, y los logra concentrar en una especie de triángulo que va de la frente al mentón de Fernando VII. Esa frente es el paradigma de la ignorancia y la crueldad. Esa nariz retorcida es también el paradigma de esa especie de brutalidad histórica que tantas veces se ha dado en la historia de España. Ese torpe mentón es también el ejemplo de la torpeza del monarca que restauró la monarquía absoluta. Pero lo que ya realmente llega a los extremos son esos ojos, en los que se expresa la oblicuidad que puede tener el alma humana, su condición, unos ojos que exportan los submundos del alma, que en este caso eran submundos que llegaron a tener un poder desmesurado y absoluto. Además me atrevería a decir que Goya era tan buen pintor que no sólo pintó a Fernando VII, sino que logró pintar sombras de los que serían sus descendientes hasta hoy.