
Eder. Óleo de Irene Gracia
Rafael Argullol

Delfín Agudelo: ¿Te refieres al cuadro Caronte cruzando la laguna Estigia de Patinir?
R.A.: Sí, a esta pequeña maravilla que está en el Museo del Prado, un cuadro que me fascinaba siempre que lo había visto en reproducciones y que no sé por qué creía que sería un cuadro de grandes dimensiones. Cuando lo vi por primera vez en el Museo del Prado, en directo, al principio me decepcionó un poco porque las dimensiones eran más pequeñas de lo que había esperado. Luego me di cuenta de que efectivamente ese tamaño reducido ayudaba a la propia concentración del instante que se representa en el cuadro. Y en él Patinir nos muestra de una manera muy brillante lo que es ese viaje entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos: el viaje entre la vida y la muerte, a través del barquero mitológico Caronte. Y sobre todo nos muestra un efecto cromático excepcional, que es el análisis de la luz que hace Patinir. Me da la impresión que el azul de esta pintura nunca ha sido conseguido de nuevo en toda la historia posterior de la pintura. Es un azul tan especial que lo llamaría puramente "el azul Patinir" o "el azul de la barca de Caronte". Es tan especial que muchas veces he llegado a pesar que en el momento en que cada uno de nosotros viaja de la vida a la muerte, ve ese azul o viaja a través de este azul. Eso nos lleva a un posible consuelo respecto al propio acto de la muerte: si es ese el azul que tenemos que ver, algún incentivo tiene morir.