Rafael Argullol
Rafael Argullol: Ahí se abre incluso la ficción de que al nacer vayamos acompañados de una especie de certificado en el que se explique los vicios y las virtudes en las que vamos a incurrir al hablar de nosotros.
Delfín Agudelo: De hecho, ya hemos visto algunas obras cinematográficas que intentan retratar dicho futuro. Pienso en Gattaca de Andrew Niccol, en la que se vuelve sobre la idea de la "predestinación" científica, ya que para solicitar un trabajo no debes hacer entrevista, sino simplemente entregar tu análisis de ADN. Pero no creo que se trate sencillamente de cumplir con un vaticinio cinematográfico…
R.A.: Evidentemente no, porque la otra faceta que esta noticia conlleva es la comercial. De la misma manera que comentábamos en la sesión anterior de la vejez como enfermedad podía ser susceptible de un negocio maravilloso desde el punto de vista de descubrir fármacos que afrontaran esta enfermedad, imagínate que el gen de la fidelidad o el gen de la infidelidad es sometido también a la industria farmacéutica. De manera que por ejemplo cuando uno se casa o encuentra una pareja, pueda ser susceptible de ser medicado asegurando en cierto modo la fidelidad, de la misma manera que a pesar de la medicación a uno le vuelve el gen a su plena actividad. Nos podríamos encontrar en el terreno de la economía ficción, que cada vez es un terreno más adecuado. Nos encontraríamos con un filón realmente fructífero y poderoso.