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El lenguaje del insomnio. Lugares fronterizos VII

Por 26 de noviembre de 2007 Sin comentarios

Rafael Argullol

Delfín Agudelo: Es entonces ver la puerta del laberinto, reconocerla como tal, pero no lograr entrar en él. Me recuerda la escena de Eneas que, antes de entrar en el Inframundo, encuentra una representación del laberinto de Creta en su puerta. Una analogía válida en la medida en que es en el estado insomne cuando vienen los fantasmas. El lugar del fantasma es el lugar del infierno, tortuoso, difícilmente soportable.

Rafael Argullol: Por eso la angustia del insomnio es extrema. En parte nosotros hemos inventado el arte frente a la angustia del insomnio; es decir, frente a la angustia de los lugares fronterizos. Porque el arte nos otorga una relación parecida a la de Eneas cuando ve el mapa del infierno. El arte trabaja con materia fronteriza, trabaja con materia que en parte forma parte de nuestra razón de vigilia y en parte es puramente onírica, es materia mezclada. Pero el arte es una defensa mayor que lo que podemos tener en el estado de insomnio porque el arte tiene sus propios mapas. Nadie, ningún artista, ningún escritor, ningún poeta se ha enfrentado puramente a lo que sería ese lugar fronterizo porque cada uno de ellos goza del mapa que tenía Eneas. ¿Qué es ese mapa? Ese mapa es la propia historia del arte, la historia de la poesía, la historia del lenguaje poético. Cuando tú te enfrentas a la frontera de lo erótico, de lo sexual, de lo místico, de lo religioso, no te enfrentas por primera vez y completamente solo: te enfrentas como Eneas, pudiendo ver un mapa, gozando de un mapa. Este mapa es la experiencia humana común ante esa frontera, ante esa inquietud. Por eso el arte es entrar en el laberinto pero dejando de alguna manera una especie de hilo; o entrar estando conectados a un hilo, aunque sea invisible y muy ligero, que es el hilo de la propia historia humana que se refleja a través de la historia del arte. Uno puede llegar a zonas muy extremas y radicales, pero ni está completamente solo ni es el primero en llegar a ellas. Éste es uno de los grandes valores simbólicos del arte. Una vez dentro te planteas, por ejemplo, el finis terrae de la vida, la pregunta sobre la existencia, el significado de las cosas, el qué haces aquí, por qué vale la pena o no; pero no eres el primero que se hace estas preguntas. No solamente no eres el primero sino ya tienes una cartografía, unos planos, unos mapas de todos aquellos que ya se han hecho esa pregunta. Desde luego no tienes un mapa de las respuestas, porque no las hay. Tienes un mapa de las preguntas.

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Rafael Argullol

Rafael Argullol Murgadas (Barcelona, 1949), narrador, poeta y ensayista, es catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Es autor de treinta libros en distintos ámbitos literarios. Entre ellos: poesía (Disturbios del conocimiento, Duelo en el Valle de la Muerte, El afilador de cuchillos), novela (Lampedusa, El asalto del cielo, Desciende, río invisible, La razón del mal, Transeuropa, Davalú o el dolor) y ensayo (La atracción del abismo, El Héroe y el Único, El fin del mundo como obra de arte, Aventura: Una filosofía nómada, Manifiesto contra la servidumbre). Como escritura transversal más allá de los géneros literarios ha publicado: Cazador de instantes, El puente del fuego, Enciclopedia del crepúsculo, Breviario de la aurora, Visión desde el fondo del mar. Recientemente, ha publicado Moisès Broggi, cirurgià, l'any 104 de la seva vida (2013) y Maldita perfección. Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza (2013). Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los premios Cálamo (2010), Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar y el Observatorio Achtall de Ensayo en 2015. Acantilado ha emprendido la publicación de toda su obra.

 

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