Rafael Argullol
Rafael Argullol: A veces no solo la televisión sino que los diarios tienen que llenar las páginas como sea, publicando noticias supuestamente espectaculares.
Delfín Agudelo: Me recuerda una noticia que no sé qué tanto tenga que ver con aquella que estás a punto de contar, pero tiene su lado carnavalesco. Apareció hace años en El Tiempo de Bogotá, y era de un campesino que había demandado a una vecina que, bruja, en la noche se había convertido en ave negra y había logrado entrar a su cuarto robándole veinte mil pesos colombianos- unos seis euros. La noticia unía tres elementos muy ricos: la legalidad en cuestiones de folklore; la evidente pregunta de qué tanto puede ser eso una noticia; y, más importante, ¿qué hacer si se fuera el abogado? Me gusta ver los tres frentes de la noticia, pero en realidad la noticia es lo inusual, carnavalesco, que pueda suceder en cualquier pueblo de tierra fría colombiana. La noticia se convierte en tal cuando el lector, evidentemente, quiere leer algo así.
R.A.: Creo que es uno de los factores de la información que siempre ha estado presente, porque ahora en nuestros días va volviéndose más barroco y con más efectos especiales. La noticia que comentas entra de lleno en aquello que antes se llamaba realismo mágico, esta vez aplicado al periodismo nuestro. Además, acompañado siempre de un supuesto rigor informativo-científico para todas estas cosas. Porque si esa noticia del campesino a la que aludes hubiera aparecido hace cincuenta años, simplemente se hubiera reflejado sin más bases científicas. Pero ahora eso lo acompañamos de toda una serie de fundamentos científicos que nos llevan a ver el tipo de sección del cerebro que hace ver que una bruja se convierta en ave negra, o el tipo de gen que despierta en nosotros el realismo mágico o la magia. En nosotros todo tiene una base supuestamente científica, de manera que las noticias que recibimos, sobre todo a través de la televisión, acostumbran a ser impunes. Si alguien sale en la televisión y explica que una campesina se ha convertido en bruja, y después de esto en ave negra, y muestra unos efectos especiales que corroboran esto, el espectador tenderá a creer que es verdad científica; no que es ese terreno magníficamente pantanoso de la imaginación mágica, sino de la científica. Esto me hace recordar algunas noticias que han salido este verano- las que te comentaba- que son muy jugosas, y todas ellas aparecidas en los suplementos o bien de ciencia o bien de salud, o en las informaciones sobre grandes acontecimientos científicos.