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Apocalipsis y capitalismo

Por 14 de mayo de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Rafael Argullol

Rafael Argullol: Quizá en lugar de dirigirnos a las imágenes religiosas o a dios mismo, ahora nos dirigimos al director de la sucursal bancaria, a los banqueros a los expertos, a los economistas; y en última instancia al estado para ver si nos puede subsanar o hacer más visible lo que es invisible.

Delfín Agudelo: Me pregunto el momento hipotético en el cual una de estas dos amenazas efectivamente se cumpla. Lo estoy imaginando como un escenario apocalíptico: que supiéramos que el Apofis impactará irremediablemente con la tierra en determinado año, o que la gripe porcina efectivamente se convirtiera en una gigantesca pandemia, un virus verdaderamente indomable. ¿Cómo se contemplaría el hombre en una situación apocalíptica? ¿Qué tan preparados estamos para vivirla?

R.A.: Sería difícil de ver la capacidad de reacción del hombre en esas circunstancias. De todos modos hay que decir que el hombre ha tenido una tendencia innata a crear escenarios apocalípticos, porque en todas las mitologías se contempla el momento en el cual los dioses, hartos de los hombres, van a desembarazarse de éstos: ese es el momento apocalíptico. Hay un final sobre el cual el hombre ha fantaseado continuamente, probablemente como consecuencia de sus propias insuficiencias, limitaciones o miedos al tiempo, a la muerte, elevadas a una vena apocalíptica. Pero creo que esta vertiente apocalíptica, que en lo personal puede ser una muy creativa reflexión sobre el tiempo, la muerte, las cosas, la fugacidad de la vida, sobre la necesidad de disfrutar del presente, cuando se utiliza como esquema colectivo es muy peligroso. De ahí que las religiones, utilizando el apocalipsis, siempre han sido peligrosas porque han buscando la sumisión de la que hablaba antes. El esquema es el siguiente: "los humanos estáis sometidos a un proceso de final de los tiempos, apocalíptico; nosotros, la religión, os damos la solución". Hubo también ideologías apocalípticas que tomaban el esquema religioso pero eran seculares, como las grandes utopías revolucionarias del siglo XIX y XX, que también partían de un esquema apocalíptico, pero entonces le decían a los hombres: "estáis sometidos al apocalipsis, la alternativa que damos nosotros es la anarquía, el comunismo, el socialismo, etc". Pero algo de lo que se ha hablado menos es que el capitalismo y el hipercapitalismo siempre ha necesitado el apocalipsis colectivo. Lo necesita renovar cíclicamente pero en este caso la solución no es ni el paraíso en el cielo de las religiones tradicionales, ni el paraíso en la tierra de las ideologías utópicas y seculares, sino la solución es el paraíso del consumismo, el paraíso continuamente presente del consumismo.

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Rafael Argullol

Rafael Argullol Murgadas (Barcelona, 1949), narrador, poeta y ensayista, es catedrático de Estética y Teoría de las Artes en la Facultad de Humanidades de la Universidad Pompeu Fabra. Es autor de treinta libros en distintos ámbitos literarios. Entre ellos: poesía (Disturbios del conocimiento, Duelo en el Valle de la Muerte, El afilador de cuchillos), novela (Lampedusa, El asalto del cielo, Desciende, río invisible, La razón del mal, Transeuropa, Davalú o el dolor) y ensayo (La atracción del abismo, El Héroe y el Único, El fin del mundo como obra de arte, Aventura: Una filosofía nómada, Manifiesto contra la servidumbre). Como escritura transversal más allá de los géneros literarios ha publicado: Cazador de instantes, El puente del fuego, Enciclopedia del crepúsculo, Breviario de la aurora, Visión desde el fondo del mar. Recientemente, ha publicado Moisès Broggi, cirurgià, l'any 104 de la seva vida (2013) y Maldita perfección. Escritos sobre el sacrificio y la celebración de la belleza (2013). Ha estudiado Filosofía, Economía y Ciencias de la Información en la Universidad de Barcelona. Estudió también en la Universidad de Roma, en el Warburg Institute de Londres y en la Universidad Libre de Berlín, doctorándose en Filosofía (1979) en su ciudad natal. Fue profesor visitante en la Universidad de Berkeley. Ha impartido docencia en universidades europeas y americanas y ha dado conferencias en ciudades de Europa, América y Asia. Colaborador habitual de diarios y revistas, ha vinculado con frecuencia su faceta de viajero y su estética literaria. Ha intervenido en diversos proyectos teatrales y cinematográficos. Ha ganado el Premio Nadal con su novela La razón del mal (1993), el Premio Ensayo de Fondo de Cultura Económica con Una educación sensorial (2002), y los premios Cálamo (2010), Ciudad de Barcelona (2010) con Visión desde el fondo del mar y el Observatorio Achtall de Ensayo en 2015. Acantilado ha emprendido la publicación de toda su obra.

 

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