Rafael Argullol
He acabado un libro.
He acabado un cuadro.
He acabado una composición.
He acabado un edificio.
¡Imposible!, ¡imposible!
La vida está construida
como si siempre faltara algo por decir,
y es un fraude dar por hecho
lo que permanece perpetuamente inacabado.
Somos espectadores de un cortejo de sombras
y al mismo tiempo, sin saber la razón,
somos una de las sombras que desfila.