Lluís Bassets
El colmo del disimulo, del filisteísmo, es el de quien considera que éste es un poder especial, excepcional. A un lado están los poderes vulgares, a los que hay que controlar, atosigar, e incluso fumigar, y aquí, de mi lado, un poder angelical, al que todo debe permitírsele. Entonces es cuando el máximo filisteo escribe de un primer ministro: Si quiere poder sin responsabilidad que se haga periodista.
La pirámide del poder en la que se inserta el periodista ya no es lo que era. La fluidez del poder, su movilidad, obligan a un esfuerzo y una atención permanentes. Ya no es ni siquiera una pirámide, estática, coronada por el soberano, dios, la fuente máxima. Es la bolsa con sus cotizaciones diarias. Hay que convertirse en experto en cotizaciones para negociar bien con quien puede convertirse en suministrador de información.