Félix de Azúa
Hoy hablaré como un político de la región: El sábado pasado Cataluña se sintió privilegiada. Salió de Barcelona por la mañana para atascarse en esos dos queridos pueblos, Celra y Bordils, donde unos semáforos preciosos fuerzan a los viajeros a cantar maravillas de la población. Luego Cataluña quedó atascada en el puente que cruza el Ter hacia l’Estartit, donde decenas de miles de turistas se pasman de nuestro talento viario. Por fortuna, Cataluña llegó a tiempo para el concierto de Boris Berezovsky en el Festival Internacional de Torroella. Aquí se acaba el hablar como político.
Bajo las nervaduras góticas de la iglesia de Sant Genis se levanta una gran pantalla acústica más bella aún que los negros sillares. Recortado contra el blanco radiante, un Steinway rotundo. Entra Berezovsky. Primera sorpresa: parece un boxeador irlandés y de pronto el piano se transforma en una mesa de billar. Es un espejismo. En cuanto ataca los Preludios de Rachmaninof, el público se queda sin aliento. He aquí los poemas de aquel ruso neurasténico cantados con voz hiperbórea. Vemos cómo el suicida hinchado de vodka se asoma al Neva, pero una luna gélida abre su boca de plata sobre las aguas heladas y le ciega con la luz de los muertos. El suicida cae de rodillas y le reza al starets Zosima. Un concierto de alivio. En los Estudios de Chopin iba tan lanzado que las teclas parecían quietas. Al pegar a más de 25 veces por segundo, la vista no pillaba el golpe. Y en Mussorgsky observé que una réplica de la Moreneta lloraba semillas de centeno como las vírgenes ucranianas. A la salida, Lluis Trullén, pianista notable y todo un caballero, vagaba sin tino. Me miró con ojos como tizones apagados. "Apenas rozaba el pedal. Le abriré el cráneo y comeré sus sesos". Se perdió en la noche.
(Vuelvo): Cataluña se siente ufana con su Festival de Torroella, pero la crisis le ha dado un mordisco. Cataluña pide, humildemente, que la otra Caixa muestre su esplendor y abra las arcas a la cultura verdadera. Cataluña le estará muy agradecida.
Artículo publicado el sábado 15 de agosto de 2009.