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Elecciones soviéticas

Por 13 de noviembre de 2009 Sin comentarios

Eder. Óleo de Irene Gracia

Lluís Bassets

Llevan razón esos europeos de los estados bálticos, de Polonia o de Chequia, que califican de soviética la elección de los altos cargos de la Unión Europea. La cumbre de los jefes de Estado y de Gobierno de la UE, que se celebrará dentro de una semana para elegir al presidente y al alto representante de la Política exterior, será una ceremonia que tiene muchas similitudes con los procedimientos que se utilizan en Moscú, en las profundidades del Kremlin, o en Pekín, en los pavellones y jardines cerrados de Zhongnanhai, y poco o nada que ver con la democracia.

De los cuatro grandes imperios que hay actualmente en el mundo, sólo uno elige a su presidente por un procedimiento abierto, transparente y democrático. Se trata de los Estados Unidos de América, donde cada cuatro años una auténtica ristra de pretendientes compite en dos rondas electorales, la primera para despejar el candidato de cada uno de los dos grandes partidos y luego para elegir al presidente.
Otra de las superpotencias, la Federación Rusa, efectúa un remedo de elección teóricamente democrática y abierta, con candidatos, partidos y campaña electoral; pero en la práctica todo pasteleado desde el centro mismo del poder, que es donde se cocina la sucesión en conciliábulos oscuros e inextricables de reproducción de la elite gobernante.
La tercera superpotencia, China, cuenta con un sistema todavía más opaco y oscurantista, en el que se obvian por inútiles las formalidades teatrales que tanto gustan a los ex soviéticos cuando quieren declararse émulos de los norteamericanos. Los candidatos y los cargos electos surgen por lenta y misteriosa destilación dentro de los silenciosos órganos del partido y se despliegan con toda su aura de triunfo impostado y de futuros luminosos con precisión matemática de congreso en congreso y de sucesión en sucesión.
Si los dos primeros convocan a los ciudadanos a las urnas e incluso dan explicaciones, los chinos no se toman esta molestia tan engorrosa. Pero el resultado final merece algunas matizaciones: sabemos todo de las elecciones norteamericanas, cada uno de sus entresijos, el coste de las campañas, las rivalidades dentro de cada equipo; sabemos muy poco de las rusas, aunque no falta la verborrea y siempre se cuelan buenos análisis de los especialistas; y es prácticamente imposible saber nada de las chinas, donde hay que interpretar cada uno de los gestos, fotos, decorados y palabras para conseguir hacerse una idea elemental de lo que está pasando.
El caso europeo es especial. La democracia queda para cada uno de los países socios. Pero el sistema común es propiamente feudal: se trata del colegio electoral más pequeño del mundo para los personajes proporcionalmente más poderosos. Son 27 los electores, no se sabe quiénes son los candidatos y apenas quiénes pueden serlo, no hay ni puede haber campaña ni debate alguno, y todo se resolverá en una zaragata de reunión a puerta cerrada de la que con suerte se filtrarán algunos detalles a la prensa. Y por cierto, tampoco se sabe exactamente cuáles son las competencias de los puestos que hay que ocupar.
El caso europeo es el de un misterioso mecanismo en el que los representantes de las naciones probablemente más libres y justas del planeta consiguen tomar las decisiones más arbitrarias y secretas. ¿Alguien puede dudar a estas alturas de que en los cuatro puntos cardinales del planeta las únicas elecciones presidenciales que entusiasmen y susciten simpatía sean las norteamericanas?

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Lluís Bassets

Lluís Bassets (Barcelona 1950) es periodista y ha ejercido la mayor parte de su vida profesional en el diario El País. Trabajó también en periódicos barceloneses, como Tele/eXpres y Diario de Barcelona, y en el semanario en lengua catalana El Món, que fundó y dirigió. Ha sido corresponsal en París y Bruselas y director de la edición catalana de El País. Actualmente es director adjunto al cargo de las páginas de Opinión de la misma publicación. Escribe una columna semanal en las páginas de Internacional y diariamente en el blog que mantiene abierto en el portal digital elpais.com.  

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