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Blogs de autor

Otras voces, otras escuchas

Por 2 de marzo de 2016 Sin comentarios

Julio Ortega

 

VICENTE LUIS MORA: Serie. Valencia. Pre-textos, 2015.

Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970)  remonta, culmina y excede las varias líneas de fuerza contraria (restar del discurso robusto sus signos en clave) que recorren su obra innovadora (en devenir, hiperliteraria, virtual) y suma o más bien, cartografía una resta de variantes, rutas, anotaciones de amplio registro visual, reflexivo y también mundano. Aunque su poesía “alemana” (de líneas sueltas en la página) es más radical y, por ello, extraña al paisajismo español, éste tomo demuestra ser otra encrucijada (VLM cree en ellas, con provecho) porque asume en el diálogo los contextos de su trabajo, y nos hace parte de sus escenarios de celebración reflexiva. Es notable la calidad imantada de esta serialización del instante, capaz de desencadenar sus puntos de fuga tanto como su propio relato. El poema es un corte en la serialización, y su variante es una imagen salvada del flujo virtual del lenguaje. En “Neuropoemas” la síntesis favorece el trayecto del libro entre la imagen y sus preguntas, la encrucijada donde “el yo no es más que la continua sensación de alerta.” Tentado como está por las provocaciones, creo que es la primera aparición de “ecdótica” en un poema; y,  en Venecia, apela a Fray Luis contra Pascal. Los varios hablantes, voces, registros y formatos despliegan un poema transitivo, haciéndose en la lectura post-veneciana y trans-atlántica que, entre riesgos felices, practica.

  

RAÚL BUENO: Ensayo General  (Poesía reunida, 1964-2014). Lima, Hipocampo Editores, 2015. 

Bueno (Perú, 1944) reúne en Ensayo General (Lima, 2015) sus libros publicados entre 1964 y 2014, y estos 50 años de su constacia poética se distinguen tanto por la discreción del profesor emigrado (enseña en Dartmouth College) como por el laconismo de su figura poética, bien conocida por los especialistas pero aun requerida de difusión y estudio. El prólogo de  Beatriz Pastor y el epílogo de Roger Santiváñez, uno de los mejores poetas peruanos de hoy, así como la edición de un tomo dedicado a su obra por José Antonio Mazzotti (Argos Arequipensis, Boston, Revista de Crítica Literaria Latinoamericana, 2014), ponen en relieve los valores intrínsicos de una poesía hecha fuera del sistema literario pero íntima a la actualidad de la poesía como sabiduría afectiva y morada del lenguaje. No en vano arde en el paisaje de este libro la lección de los clásicos sobre el poema como emoción evocadora: la memoria de la dispersa tribu que acude al mapa de su lenguaje para hacer legible el desierto. Las voces que arden y se apagan, la nostalgia restitutiva, las ironías y paradojas de los ciclos, discurren bajo la luz de una atención meditativa que es, a la vez urbana y elegíaca: “Caballo muerto en un poema de Bueno en que las cosas/ ocurren de un modo casi literal.” Aunque Bueno cultiva a Kavafis no lo visitan ni el escepticismo ni la melancolía. Más bien, su humor sutil juega con paradojas civiles: “Su imprecisa esperanza/ de algún día /tener una esperanza.” Al final, un poeta estoico y quevediano. Su saber es el nuestro: “el artificio/ sabe de precisión y desvaríos.”

 

JORGE FORNET: El 71, Anatomía de una crisis. La Habana, Letras cubanas, 2015.

Fornet en este su valiosísimo recuento reconstruye con documentación exhaustiva la desgarradora polémica suscitada ese año por la dirigencia política cubana y los intelectuales disidentes. “El caso Padilla” demostró los límites de tolerancia en el sistema y, la polémica consiguiente, la partición de los aguas revueltas. El propósito del libro es reconstruir el intenso período de crisis en la cultura política que produjo la condena de los intelectuales disidentes, apresados y expulsados del país. Fornet, destacado investigador literario, fomado en El Colegio de México, trabaja sobre las fuentes y a lo largo de la crisis a partir de testimonios directos y documentación histórica. Todos tenemos una opinión formada y hasta una versión de los hechos, y en los últimos años hemos visto el tristísimo olvido y la agonía de los escritores cubanos en el exilio, expulsados por unos y abandonados por otros. Fornet, con impecable distancia académica pero no sin juicio crítico del autoritarismo de la hora, recorre cada caso y nos deja las conclusiones. No busca reproducir los juicios sino exponer su desmesura y desatino. Edad oscura de una revolución que hoy busca reinsertarse en la comunidad internacional desde una serie de reformas y puestas al día, proceso evolutivo que es sensato apoyar en su desarrollo. Este libro cuya labor médica es también una lección histórica y política, nos convoca a mirar, con más detenimiento, un proceso de intolerancia exacerbada, para que no se repita.

  

BERTA GARCÍA FAET. La edad de merecer. La Bella Varsovia, Córdoba, 2015.

Berta García Faet (Valencia, 1988) es autora de tres libros de poemas que han merecido un premio cada uno, seguramente favoreciendo su edición, y en éste su sorprendente nuevo poemario, libre de los modelos de la poesía de la experiencia y de la poesía del lenguaje, se vale de ambas para buscar, explorar y hacer suyo, un coloquio dialógico, que opera desde la invención del lector como interlocutor, personaje, y finalmente co-autor del decir del poema. Esta poesía espera, propicia y presupone la intimidad del diálogo hospitalario con el lector. Su libertad verbal hace que el poema reverbere en este diálogo creativo, tienda puentes con elocuncia empática, y desarrolle un intercambio vivaz y novedoso de afectividad, humor, y mutua inteligencia. Por ello, lo notable no es sólo su repertorio temático urbano ni su derroche de fresca mundanidad sino su capacidad de establecer un territorio de comunicación que no se debe sólo al poeta y al lector, ambos convertidos en actores del discurso, sino a la textura, calidad, pálpito y fluidez del habla mutua, que es la materia que nos hace más vivos.  El poema, así, es un territorio del habla, y no sólo del habla oral sino de sus registros temporal, emotivo, gozoso, irónico y duradero. Nos dice: “Todas las preposiciones son mentira. Todas las conjunciones adversativas son una exageración ruin. Coincidir es un milagro.” La ductilidad de su discurso comunica la sensibilidad de un diálogo modélico y extrraviado. Como un ABC poético en este comienzo sobrescrito del siglo, BGF nos enseña el solfeo verbal más actual: leemos, recontamos, dramatizamos en el gran teatro del poema, por una vez tomado por la clara gracia de una voz que nos retorna, a manos llenas, el don de la palabra.

 

RODOLFO HASLER. La vida en el hotel Greco. Madrid, Centro de Arte Moderno, 2015.

Poeta cubano que vive en Barcelona hace más de 20 años, Hasler reúne en La vida en el hotel Greco (Madrid, Centro de Arte Moderno, 2015) una antología de su poesía reciente que tiene en el espacio del hotel y el sobrenombre del pintor los dos ejes de su meditada y asombrada reflexión poética, sostenida, central y solitaria, librada a su suerte en un exilio sin otro término de referencia que su misma obra. De su tradición cubana, frondosa de haceres y decires, Hasler trae la poética de las revelaciones favorecidas por la noción del lenguaje como un paisaje en gestación. En sus poemas, breves precipitados verbales, escenarios de contemplación musical y visual, el mundo está siempre recomenzando en el lenguaje, tentativo, amaneciendo, rehaciendo su camino visionario y apelativo. No hay un secreto a descifrar en el poema sino un proceso que desencadenar. Con destreza y fe, el poema no señala una ruta, más bien nos deja proseguir al azar asociativo de la lectura. En la estación pasajera de un hotel encantado, el poeta planea no un poema sino un libro, para explorar la noción de lo transitivo. Aun si debe seguir su ruta incierta, el libro no será una guia sino el trayecto reflexivo de vernos en el trance incierto de las suficientes palabras ciertas, las más justas.

 

ISABEL SOLER. El sueño del rey. Viajes y mesianismo en el Renacimiento peninsular. Barcelona, 2015.

La profesora Isabel Soler añade a su fundamental bibliografía sobre la historia de Portugal en el teatro atlántico, este trabajo erudito y preciso sobre un área hasta ahora incierta y dejada, mas bien, a la especulación. En la larga interacción histórica entre los reinos de España y Portugal, la trama de los viajes y el horizonte del mesianismo son dos claves fecundas que requerían seria consideración. Isabel Soler, por lo demás, suma a su riqueza de fuentes, que le permite el acierto del detalle, su vocación por los escenarios ideológicos o religiosos, como el mesianismo, no exentos de promesas más mundanas; lo cual le permite, a su vez, un recuento preciso de la desmesura, lo que favorece la lectura y agradece el lector. Pocos historiadores tienen esta virtud de la prosa sugestiva en el recuento histórico y en su historicidad. Porque no sólo narra la historia sino que la conceptualiza en su excepción. Tratándose de la temprana exploración atlántica la suma de motivos es casi novelesca, como el hecho de que en los viajes de Colón hubiesen marinos portugueses; y, como el intrigante trayecto de los navíos portugueses hacia Oriente, lejos del horizonte americano y a pesar de Brasil. Un libro que no sólo ilustra sino que ilumina.

 

ZULEICA ROMAY. Cepos de la memoria. Impronta de la esclavitud en el imaginario social cubano. Ediciones Matanzas, 2015.

En una época en que los académicos prefieren mantener la autonomía de sus discursos fuera de la esfera pública a nombre de su autoridad, a tal punto que la dimensión específica escapa a su escrutinio, los trabajos de sociología histórica y, por tanto, de las mentalidades inculcadas como la cotidianidad, que viene realizando Zuleica Romay (La Habana, 1958) son no sólo críticos de las representaciones del racismo heredado sino de su fuerza configuradora de las identidades y roles sociales en este siglo, hecho por la conversión de la cotidianidad en la esfera pública  del mercado global. Experta en las configuraciones que naturaliza el racismo, Romay ha diseñado los círculos de su dominio, que se extienden hasta el presente, mutando sus motivos no sin convicción. Este libro completa su anterior monografía, Elogio de la altea o las paradojas de la racialidad (2012), y es un estudio de los círculos ideológicos que en Cuba, y en muchos otros países, naturalizan  estereotipos y actúan como un control social de las diferencias. Legible, dramatico, pleno de estadisticas pero también de historias de vida, ésta monografía demuestra que en el ámbito simbólico la sociedad sigue reproduciendo exclusiones y dominación. Lo había previsto Einstein, cuando observó que es más fácil dividir el átamo que un prejuicio. Un trabajo fundamental para entender la mala conciencia dominante.

 

JORGE CARRIÓN. Los difuntos. Ilustraciones de Celsius Pictor. Badajoz, Artistas Martínez Ed.

Extrañísimo y, a la vez, cautivante por su escritura de alto grado lúdico y lúcido, empezamos a leer este relato (híbrido de steam punk, western y filosofía, lo anuncia su autor), como la secuela narrativa de la trilogía  Los muertos, Los huérfanos y Los turistas (Galaxia Gutemberg 2014-15), que son relatos diferenciales de una saga de fin de siglo, donde los límites del lenguaje ya no son los de la representación. La tecnología narrativa que maneja Carrión no es ni realista ni fantástica sino post-apocalíptica, esto es, una imagen del mundo transicional de la E-motion, configurado por el movimiento, la fugacidad y la instrumentación del relato como documento del porvenir. Los difuntos proviene de la serie tecnológica, que culmina justo antes de la primera guerra mundial, Proviene también de un “taller literario,” y se propone como obra colectiva. Y se puede leer como un manual del fin de finales: un relato del día siguiente, cuando sólo nos queden las palabras, y el bravado de estas páginas, libres de representar en vano este mundo.

 

ABEL PRIETO. Noche de sábado y otros cuentos. Santa Clara, Editorial Capiro, 2015.

Este escritor cubano, que trabaja como asesor del Consejo de estado, donde se diseña el proceso de reformas en marcha, es autor de la mejor novela satírica del “socialismo real” que se ha escrito en Cuba. Viajes de Miguel Luna (2012) es, en efecto, la historia del único escritor cubano que no ha ganado una beca a un país socialista, y agoniza en su marginalidad literaria, hasta que por fin lo invitan a un pais regimentado y pesadillesco, donde la figura nacional, la comida nacional, y el culto nacional, es la cabra. Esa crónica de malentendidos es hilarante, pero este libro que reúne sus cuentos, de estupenda factura y agudo análisis, busca recuperar a los pequeños héroes de la vida cotidiana, jóvenes fanáticos del rock, exploradores urbanos, jóvenes que agonizan en sus ritos de pasaje, y personajes rurales que parece escapados de Faulkner, atrapados en situaciones kafkianas y joycenas, donde el espesor de la vida cotidiana es, de pronto, fracturado por una licencia a la regla. La bonhomía disitingue a estos personajes, salvados por su lengua gozosa y extravagancia, por su obsesión y tenacidad. En “El juez”, que es una pequeña obra maestra,  la abuela que lleva a su nieta a ser juzgada por un supuesto héroe social, nos descubre a  ésta última autoridad fronteriza, presidiendo la arcaicanecesidad popular de una justicia restitutiva.  Prieto nos ofrece, con empatia, la humanidad  de un tiempo que no pasa en vano.

 

CARMEN OLLÉ: PARA SU HOMENAJE EN LA CASA DE LA LITERATURA PERUANA

Con Carmen Ollé tengo una deuda demorada y me complace empezar a aliviarla con este reconocimiento público de la calidad de su obra, y de su coraje literario.  Fui testigo de su boda con Enrique Verástegui y más o menos responsable de que se marcharan a París, pero no he dejado de leerla con la misma alarma, curiosidad y deslumbramiento de sus primeros textos. Alarma porque su poesía revela las convenciones de nuestras lecturas complacientes; curiosidad, porque siempre hay algo más en su escritura, que no se agota gracias a su sutil entramado; y deslumbramiento porque el lenguaje, en sus manos, es una noble materia lúcida, capaz de humanizar la miseria del paisaje que nos ha tocado. Siempre pensé que nuestras escritoras han sufrido más la peruanidad mal distribuida que nos define. Si fuesen argentinas estarían mejor fotografiadas, traducidas y premiadas. Y es que las plagas ideológicas que azotan a nuestra lengua (el machismo, el racismo, el conservadurismo) se han demorado más en el Perú, y lo han hecho de un modo perverso: el peruano carece de todo remordimiento. Vivimos el mal con inocencia y,  a veces, con venganza. Ese paisaje de desafecto aparece en la gran poesía de Blanca Varela como la sombra del luto. Con nuestras escritoras hemos practicado la ignorancia: las hemos olvidado con inocencia. Más aún, las hemos obligado a dejar la poesía para empuñar otras armas, menos sutiles, y algunas han cedido al papel de feministas aguerridas sin entender que ilustran el peor machismo. Contra ese paisaje feroz, la obra de Carmen Ollé, así como los trabajos de Magdalena Chocano, Mariela Dreyfus, Giovanna Pollarolo, Victoria Guerrero, Rocío Santisteban, Katya Adaui, Cecilia Podestá (entre varias otras más), abren espacios de respiración e indignación, de crítica e ironía, de inteligencia y paciencia. Nos han mejorado, sin protestar.  La lección de Carmen Ollé es de integridad. Ha adquirido frente al animal masculino una tolerancia irónica pero casi tierna. No nos exime de la poca capacidad de reconocimiento, porque todavía nos cree moralmente redimibles. A nuestras escritoras les debemos una parte de nuestra libertad. También les debemos las gracias y las excusas. Pero les debemos más, sus libros. Que este homenaje a Carmen, que declara nuestra admiración, lleve también propósito de enmienda. Hay que leerla y releerlas.

La Habana, 1 de marzo, 2016

 

 

 

 

 

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Julio Ortega

Julio Ortega, Perú, 1942. Después de estudiar Literatura en la Universidad Católica, en Lima,  y publicar su primer libro de crítica,  La contemplación y la fiesta (1968), dedicado al "boom" de la novela latinoamericana, emigró a Estados Unidos invitado como profesor visitante por las Universidades de Pittsburgh y Yale. Vivió en Barcelona (1971-73) como traductor y editor. Volvió de profesor a la Universidad de Texas, Austin, donde en 1978 fue nombrado catedrático de literatura latinoamericana. Lo fue también en la Universidad de Brandeis y desde 1989 lo es en la Universidad de Brown, donde ha sido director del Departamento de Estudios Hispánico y actualmente es director del Proyecto Transatlántico. Ha sido profesor visitante en Harvard, NYU,  Granada y Las Palmas, y ocupó la cátedra Simón Bolívar de la Universidad de Cambridge. Es miembro de las academias de la lengua de Perú, Venezuela, Puerto Rico y Nicaragua. Ha recibido la condecoración Andrés Bello del gobierno de Venezuela en 1998 y es doctor honorario por las universidades del Santa y Los Angeles, Perú, y la Universidad Americana de Nicaragua. Consejero de las cátedras Julio Cortázar (Guadajara, México), Alfonso Reyes (TEC, Monterrey), Roberto Bolaño (Universidad Diego Portales, Chile) y Jesús de Polanco (Universidad Autónoma de Madrid/Fundación Santillana). Dirije las series Aula Atlántica en el Fondo de Cultura Económica, EntreMares en la Editorial Veracruzana, y Nuevos Hispanismos en Iberoamericana-Vervuert.  Ha obtenido los premios Rulfo de cuento (París), Bizoc de novela breve (Mallorca), Casa de América de ensayo (Madrid) y el COPE de cuento (Lima). De su crítica ha dicho Octavio Paz:"Ortega practica el mejor rigor crítico: el rigor generoso."

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