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Prix Formentor

Por 22 de septiembre de 2020 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa


Construir es duro y tardo, destruir es simple y raudo. En 70 años ha crecido un jardín prodigioso en varias hectáreas que antes eran puro secarral
 

Caminábamos por las veredas que diseñó Felipe Bellini en 1937, quizás algo antes. Mi compañero, Tófol, señaló un pino inmenso: "Este lo plantó mi padre: todo aquí ha sido sembrado porque cuando comenzó la construcción del hotel no había ni una brizna de yerba, el agua la bombeaban desde Pollensa". Cruzamos las pérgolas repletas de flores y me iba dictando: "Ahora son bignonias, pero en primavera glicinas. Esa es la ipomea mexicana, al lado salvia belga escarlata, hay plantas del mundo entero. Mire, el tronco espinoso del palo borracho está hueco, su semilla llegó de Argentina". Pasamos junto a la siniestra datura de flores cabeza abajo como ahorcados, pasamos los pomelos gigantes, pasamos los tapices de hibiscos, euforbias, crotalarias australianas. Tófol está orgulloso de su jardín, la obra de su vida, uno de los más hermosos de las Baleares. Lo han hecho palmo a palmo las manos de su padre y luego las suyas durante 70 años.

Construir es duro y tardo, destruir es simple y raudo. En 70 años ha crecido un jardín prodigioso en varias hectáreas que antes eran puro secarral. En las más antiguas fotos, donde se ve el comienzo del hotel sobre sus fundamentos de gravilla acarreada por mar, no hay ni una planta. Era un desierto. El esfuerzo y la dignidad del trabajo de dos generaciones han conseguido crear un paraíso (así llama la Septuaginta al Edén) en pleno desierto. Cristófol ha salvado su alma.

Esa noche me asalta la pesadilla del auriga demente que, a las riendas de un carro de fuego tirado por tres caballos caníbales, avanza inexorable. A su paso, todo queda abrasado. En dos años casi ha destruido el modesto jardín que había costado 40 hacerlo nacer sobre un desierto moral. Ahora, el desierto crece.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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