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Maneras de verlo

Por 26 de junio de 2006 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Sobre la dificultad de interpretar algunas figuras retóricas y en especial la ironía, ilustra el siguiente ejemplo tomado de la correspondencia de Shostakovich.

En 1957, durante una visita a Odessa, donde acudió para dirigir alguna de sus obras con motivo del aniversario de la creación de la República Soviética de Ucrania, el compositor escribe una carta a Isaak Glikman cuyo contenido (resumido escuetamente) es el siguiente:

“Salgo del Hotel”.

A continuación, Shostakovich copia la lista completa de los altos cargos del Politburó cuyos rostros adornan las calles preparadas para la festividad. Escribe luego:

“Entro en el Hotel”.

Y le sigue de nuevo la misma lista completa de los altos cargos del Politburó.

El comentario de Zinovy Zinik, de quien tomo la anécdota, es sorprendente: Shostakovich podría haber sido el Warhol de Rusia. Sus manifestaciones políticas podrían interpretarse como una burla, como un rechazo, como testimonio de una admiración, como extática contemplación, como neutralidad fría, como adhesión indestructible, como mera descripción desinteresada, y así sucesivamente.

Casi con toda seguridad, el músico se mofaba del aspecto grotesco de la propaganda soviética, pero es cierto que no puede afirmarse rotundamente, del mismo modo que no podemos afirmar que en sus series sobre accidentes automovilísticos no se sintiera Warhol atraído por los cadáveres atrapados entre los hierros. ¿Rechazo horrorizado del infierno sobre ruedas, o sexualidad fetichista?

Todos los que tenemos la temeridad de hacer públicos nuestros escritos, hemos sentido el desasosiego que produce ser interpretados al pie de la letra cuando estábamos ironizando. Y viceversa. Es como aparecer en la fiesta de cumpleaños inadvertidamente en calzoncillos. Uno se ve a sí mismo vestido con el exigible decoro, pero advierte en los rostros del personal que algo no funciona como es debido. Desasosiego.

No hay remedio, evidentemente: la gracia de las figuras altivas, como la ironía, el sarcasmo, lo que los ingleses llaman innuendo (¿insinuación malévola?), y otras figuras similares que precisan un contrato no realista con el lector, es justamente su ambigüedad. Si fuera tan fácil separar las churras de las merinas, la ironía carecería de sentido.

Cuando uno es malinterpretado, o cuando, por ejemplo, recibe una reprimenda moral por haber narrado un banquete fastuoso haciendo caso omiso de los lectores que pasan hambre, en lugar de reaccionar con ira es conveniente percatarse de que el mecanismo de la distancia ha funcionado. Y que algunos lectores, aquellos con menos sentido de la ironía, atrapados por su incapacidad se ven en la obligación de identificar a un culpable. Para ellos, no entender es sinónimo de error ajeno.

Ciertamente, siempre es mejor tomar al otro por idiota que verse obligado a asumir que uno es tonto.

La ironía es modesta, pero se disfraza de altivez. De ese modo destapa la soberbia de los que van disfrazados de modestos.

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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