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En manos del enemigo

Por 21 de mayo de 2012 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Con frecuencia oigo decir que es inmoral condenar a todos los políticos por el mal comportamiento de unos pocos. Aunque quienes lo dicen suelen ser políticos, podríamos aceptarlo, pero sería más convincente si los políticos que aún no se han corrompido denunciaran a sus colegas corruptos. No suele suceder, o al menos yo no conozco un solo caso.

En Andalucía un tipo ha estado gastando el dinero del contribuyente en dosis de cocaína capaces de matar un hipopótamo, pero ninguno de sus colegas se había percatado. Iba repartiendo dinero a puñados entre los amigos del partido, pero ningún socialista andaluz lo había advertido. Los subsidios de desempleo iban a parar a sus colegas y ningún responsable lo había señalado. Sin embargo el delincuente, un alto cargo de la Junta, dice que todo el mundo lo sabía.

    En Valencia una trama corrupta llega por fin hasta los juzgados, pero sin consecuencias entre los políticos profesionales del partido incriminado. Ni uno solo ha pedido excusas o ha censurado a sus compañeros rufianes. En Las Baleares hay un partido, el de una mujer llamada Munar, que se inscribió en el registro con el propósito explícito de delinquir y en efecto se convirtió en el partido del latrocinio abierto y conocido por toda la sociedad política balear. Ni un solo político dijo nada. Tampoco los de la oposición.

    En fin, la impresión es que la totalidad de la sociedad política está corrompida, sea de facto o por su silencio, a la manera de los nacionalistas vascos, cómplices de los crímenes de ETA por su colaboración pasiva.

Una sociedad totalmente corrupta es muy difícil de combatir. No hace muchas semanas escribí que las tramas de corrupción actuales son tan opacas y técnicas que sólo un novelista puede dar cuenta de ellas. Así sucede en Cataluña, donde una corrupción general está perfectamente controlada por las cien familias. ¿Podría con ellas un novelista?

    Confieso que me equivocaba porque ha sido un periodista el que ha escrito un reportaje demoledor sobre las tramas de corrupción catalanas, las cuales incluyen a nacionalistas, socialistas, separatistas e incluso al PP. Sólo se salvan los de Ciutadans. El periodista es Manuel Trallero y el libro se titula Música celestial (Debate). La trama delictiva viene descrita a partir del llamado "caso Palau", es decir, el latrocinio a que se dedicaban Félix Millet y sus secuaces desde la sede del Palau de la Música Catalana. Nadie conoce a ciencia cierta las cifras finales, pero parece que ya vamos por los trescientos millones de euros.

Lo asombroso es que en la minuciosa descripción del sistema y de las corrupciones concretas, expuesto por Trallero con gran detalle, aparecen todos los nombres de la sociedad barcelonesa acomodada, los ricos, los poderosos, sus abogados, sus banqueros, no falta ni uno. La colaboración de políticos, empresarios, leguleyos, inspectores de hacienda, medios de comunicación, jueces, en fin, de la elite catalana, para desvalijar a los contribuyentes es apabullante.

    No es un libro para leer por diversión, es un tremendo volumen de quinientas páginas en donde se detalla cada operación, quién cobró y cuánto, cómo se escondía, quién urdía la mentira, cómo se disimulaba, cómo aparecía en los diarios "serios" y en las televisiones nacionalistas. Los lectores barceloneses conocerán a cada uno de los personajes implicados, los cuales van desde columnistas de diario hasta banqueros del catalanismo y grandes familias soberanistas, pero los lectores forasteros apenas si les sonarán un par de personajes. No importa. Lo relevante del libro es que expone con precisión la complicidad de toda la sociedad acomodada y la necesidad de que los partidos políticos garanticen la impunidad de estos truhanes. Parece que no tengan mejor función. Es, en verdad, terrorífico.

    Ahora bien, no vaya a creerse que es un trabajo para descubrir tan sólo la ciénaga que oculta el llamado "oasis catalán" y la inmensa corrupción que se envuelve en la bandera catalana (eso todos lo sabíamos), es más bien un trabajo para entender cómo funciona la corrupción generalizada en Cataluña, en Valencia, en Andalucía, en Baleares, en España entera, porque los métodos son los mismos, se imitan los unos a los otros y sólo cambian los nombres.

    Así que, en efecto, seguramente hay políticos honrados, pero tampoco me fío de ellos si no se deciden a defender la democracia. Porque lo abyecto de la corrupción es que destruye cualquier intento de hacernos creer que vivimos en un país democrático. La partitocracia no es democracia, como bien lo han sufrido los italianos hasta que ha llegado un tecnócrata europeo para sustituir a los delincuentes. ¿Cuándo nos enviarán uno a nosotros?

(Artículo publicado en Jot Down Magazine)

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Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

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