Skip to main content
Blogs de autor

A ver si me explico

Por 20 de enero de 2007 diciembre 23rd, 2020 Sin comentarios

Félix de Azúa

Leí hace poco la entrevista que el director del Institut Ramon Llull, Josep Bargalló, concedió al diario de las clases acomodadas barcelonesas. Era muy interesante. Yo creía que el Llull nació como fotocopia del Instituto Cervantes, pero me equivocaba. Dice Bargalló que el Llull es “el instrumento para que el mundo reconozca la existencia de un país”. Es de agradecer. Tal y como está el mundo le vendrá bien conocer la existencia de un país satisfecho de sí mismo. Servirá de ejemplo.

El problema es que no será fácil que lo reconozcan si atendemos a las explicaciones de su director, porque luego dice: “Hay un proyecto de país por parte del catalanismo político”, y añade: “un país primero necesita serlo y, después, ser reconocido”. De modo que el mundo primero debe reconocernos como proyecto y luego reconocernos. ¿Con qué méritos cuenta Bargalló para lograrlo?: “Mi experiencia de acuerdos con el gobierno del PP en Baleares, el alcalde de Perpiñán, el partido liberal de Andorra y el alcalde de l’Alguer”, dice. “Con Valencia no”, añade compungido. Por algún sitio hay que empezar.

Quizás el problema mayor es que tampoco está claro el proyecto de país que el mundo debe reconocer porque a las preguntas sobre quién se va a llevar la pasta en la Feria de Frankfurt, Bargalló se arma un lío fenomenal. Será difícil que lo entiendan los suecos o los coreanos. Primero dice que “Vázquez Montalbán es cultura catalana, pero pertenece a la literatura castellana” (no hay pasta), Pere Calders cuando escribe en castellano “es cultura mexicana”, toma castaña, pero pertenece a la literatura catalana (hay pasta), y naturalmente Vila Matas o Mendoza se quedan sin la pasta.

No es esto lo más lioso de explicar a un japonés, sino lo de la “cultura” porque Bargalló asegura que lleva a Frankfurt el cuadro flamenco de Miguel Poveda “sin complejos de ningún tipo”. No queda claro si los complejos los tiene él o Poveda, pero los que lo tendrán seguro son los rusos que traten de entender el proyecto de país que propone Bargalló.

Artículo publicado en: El Periódico, 20 de enero de 2007

profile avatar

Félix de Azúa

Félix de Azúa nació en Barcelona en 1944. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética, es colaborador habitual del diario El País. Ha publicado los libros de poemas Cepo para nutria, El velo en el rostro de Agamenón, Edgar en Stephane, Lengua de cal y Farra. Su poesía está reunida, hasta 2007, en Última sangre. Ha publicado las novelas Las lecciones de Jena, Las lecciones suspendidas, Ultima lección, Mansura, Historia de un idiota contada por él mismo, Diario de un hombre humillado (Premio Herralde), Cambio de bandera, Demasiadas preguntas y Momentos decisivos. Su obra ensayística es amplia: La paradoja del primitivo, El aprendizaje de la decepción, Venecia, Baudelaire y el artista de la vida moderna, Diccionario de las artes, Salidas de tono, Lecturas compulsivas, La invención de Caín, Cortocircuitos: imágenes mudas, Esplendor y nada y La pasión domesticada. Los libros recientes son Ovejas negras, Abierto a todas horasAutobiografía sin vida (Mondadori, 2010) y Autobiografía de papel (Mondadori, 2013)Una edición ampliada y corregida de La invención de Caín ha sido publicada por la editorial Debate en 2015; Génesis (Literatura Random House, 2015). Nuevas lecturas compulsivas (Círculo de Tiza, 2017), Volver la mirada, Ensayos sobre arte (Debate, 2019) y El arte del futuro. Ensayos sobre música (Debate, 2022) son sus últimos libros.  Escritor experto en todos los géneros, su obra se caracteriza por un notable sentido del humor y una profunda capacidad de análisis. En junio de 2015, fue elegido miembro de la Real Academia Española para ocupar el sillón "H".

Obras asociadas
Close Menu