Edmundo Paz Soldán
Pero igual, lo que importa es que Vilas es un enorme cuentista, y sus juegos con la perspectiva del narrador y con personajes llamados Manuel Vilas logran insuflar vida nueva a estrategias posmo que ya se habían gastado por culpa del repetitivo Paul Auster. En España respiran Bolaño y Ballard y en el fondo se escucha la música de Johnny Cash (y algo de Nino Bravo y Paulina Rubio), al servicio de una lectura irónica y alucinada del pasado, el presente y el futuro de España. Las antologías del cuento contemporáneo deben guardar espacio para textos como "El cadáver encendido", "Póker", "El pintor Zaragozano Víctor Mira se suicida en Alemania", "El esplendor en la hierba", etc. Los cuentos no son políticos de una manera obvia, pero queda claro que, como señala Diego Salazar en su reseña en Letras Libres, Vilas es un escritor político, que ha logrado profundizar en el tema de una manera muy atractiva gracias a "la conjunción entre política y tecnología".
Una nota al pie de página: hace un buen tiempo que trato de escribir una novela sobre inmigrantes latinoamericanos en los Estados Unidos. Las veces que lo he intentado, no he llegado a pasar de las cincuenta páginas. Me faltaba, supongo, la estructura narrativa. Y de pronto, una noche mientras leía España, se me vino entero toda la estructura de mi futura novela. Los escritores que los escritores admiramos son aquellos que nos abren puertas para nuestra propia obra, los que nos permiten saquear a nuestro antojo para crear algo propio.