Edmundo Paz Soldán
Alguna vez, parecía que Alberto Fuguet quería abandonar la escritura de cuentos y novelas y sólo quería ser un director de cine. Su película Se arrienda mostró que no era el típico escritor haciendo de cineasta (digamos, a la manera de Paul Auster), sino que allí había, de verdad, una mirada, una sensibilidad de genuino director de cine.
Con el tiempo, nos hemos dado cuenta que en Alberto no hay ningún deseo de abandonar la literatura, sino una gran curiosidad por experimentar con diversos registros. El novelista no se opone al cineasta, el cronista convive muy bien con el guionista de relatos gráficos. También están por ahí el cuentista, el blogger, el crítico, el autor de "no ficción".
Hace algunos días, se estrenó en el Festival Internacional de Film de Rotterdam Dos horas, el nuevo corto de Alberto. El corto se lo podrá descargar a partir de abril en el sitio de cinepata, la productora de Alberto. El cuento en que se basó el corto fue publicado en Letras Libres y Etiqueta Negra. Un gran corto/relato, con epifanía incluida, sobre la dificultad –pero no imposibilidad– de conectar entre las personas, sobre los lazos que nos unen y que van más allá de la sangre.