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La contable irlandesa

‘Brooklyn' es una novela de viajeros y también del temor a salir de casa y abandonar el cálido mundo de la rutina familiar y las certezas acumuladas por la costumbre. En todos los trayectos -y en las dudas y en las angustias que causan- el lector acompaña a Eilis Lacey, la joven protagonista magistralmente convertida por Tóibín en un espejo de realidades contrapuestas, y con ella salta desde la pequeña población de Enniscorthy, en el condado irlandés de Wexford, hasta Nueva York. Uno de los encantos de la novela es que ese lector compañero de viaje, si no lo sabe de antemano por alguna reseña, ignora cuándo suceden los hechos relatados. ¿El siglo XIX, la segunda o tercera década del XX? Sólo al llegar a la página 154 una mención al Holocausto nazi nos pone sobre aviso de lo que podremos confirmar en la segunda mitad por ciertas alusiones musicales y cinematográficas: la acción de ‘Brooklyn' se desarrolla en los primeros años 1950, aunque la parsimonia de las relaciones, el predominio de la comunicación postal entre los personajes, la duración infinita de los viajes marítimos y el marco de una religiosidad tradicional nos indican en todo momento la persistencia de unos valores y usos decimonónicos. De ese modo sutil, casi imperceptible, Tóibín ya crea un primer círculo de interés narrativo, de intriga se podría decir, que no decae en ninguna de las cuatro partes de esta hermosa, serena y a menudo emocionante novela.

      Aunque el libro anterior a ‘Brooklyn' sea la estupenda (e inexplicablemente inédita en castellano) colección de cuentos ‘Mothers and Sons', es inevitable señalar una cierta impronta ‘jamesiana' en un autor que no sólo hizo de Henry James el protagonista de ‘El maestro' (su obra maestra narrativa al lado de ‘The Story of the Night', tampoco que yo sepa traducida) y prologó un volumen de relatos neoyorkinos del novelista norteamericano sino que, sobre todo, le ha leído sabia y provechosamente, sacando de él  -como todo escritor con o sin la ansiedad de las influencias saca de sus grandes predecesores- utillaje, concepto, prioridades, sin por ello perder el timbre de una voz propia. En ‘Brooklyn' está el gusto por la comedia (no pocas veces dramática) de costumbres sociales, así como esa recurrencia de los desterrados voluntarios en doble dirección entre Europa y América que James hizo suya, reinterpretadas por Tóibín en una historia de formación y descubrimientos encarnados en la figura femenina de Eilis Lacey. Eilis es el centro y conducto de la novela, pero el autor también traza una rica galería de secundarios agrupados -y es otra original manera de organizar la línea narrativa y sus episodios-  en unidades familiares (la de los Lacey y la italo-americana de Tony, el novio de la chica), espacios habitacionales (la pensión para señoritas irlandesas que mantiene en Brooklyn la viuda Kehoe) o profesionales, como ese deliciosamente descrito microcosmos de los Almacenes Bartocci´s donde trabaja la protagonista. Mención aparte merece el elusivo personaje de la hermana de Eilis, Rose, que deja en todo el libro una potente estela con sus palabras, sus ropas y su ausente presencia.

    Y con los personajes, los ritos de paso. Tóibín, no sabemos si con mucha documentación o con mucha imaginación, va plasmando de un modo tan atractivo como convincente las travesía en barco, las misas de gallo y las bodas laboriosas, el flirteo en el ‘pub' o en la playa de unos adolescentes circunspectos, todo ello a través del seductor personaje de la joven emigrante que al fin consigue ser contable, aunque no por ello quizá más feliz. Es bueno el trabajo de Ana Andrés Lleó, si bien uno se queda con las ganas de saber qué quiere decir cuando traduce (en un contexto funeral) "fresh flowers" por "flores ufanas", y cómo la expresión femenina "being wallflowers" (no tener pareja en un baile) se transforma en un "quedarse comiendo pavo" para mí totalmente esotérico.  

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4 de octubre de 2010
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El recuerdo crea la vida

 

 

Antonio Primo fue un militar y político romano que luego de haber sido senador, cónsul y hasta dueño de Roma, se retiró para dedicarse a la lectura y la correspondencia con los amigos. El poeta Marcial recuerda en un epigrama (IX, 99) una carta de Antonio, ya jubilado en Tolosa, donde le saluda y muestra su aprecio. La emoción de Marcial por el hallazgo de un interlocutor de sus poemas es intensa y así se la hace saber a su libro, al que envía como embajador plenipotenciario al encuentro de Antonio: “tú, que aún puedes soportar los largos trayectos de los caminos, ve, libro, prenda de una amistad ausente.”

No mucho después, Marcial dedicó al retirado Antonio, que ya pasaba de los 75 años, un epigrama (XX, 23) que condensa, en su admiración por la serenidad del amigo, lo mejor de la sabiduría estoica y celebra un mecanismo esencial de la mente humana: el recuerdo crea la vida.

 

Iam numerat placido felix Antonius aevo
       Quindecies actas Primus Olympiadas
Praeteritosque dies et tutos respicit annos
       Nec metuit Lethes iam proprioris aquas.
Nulla recordanti lux est ingrata gravisque;
       Nulla fuit, cuius non meminisse velit.
Ampliat aetatis spatium sibi vir bonus: hoc est
       Vivere bis, vita posse priore frui.

 

Antonio Primo, feliz en su plácida vejez, enumera ya quince Olimpiadas vividas, y reconsidera los días pasados, y los años que ya nadie puede arrebatarle, y no teme las cercanas aguas del Leteo. Ningún día memorado le resulta ingrato ni gravoso. Ninguno hubo del que no quiera acordarse. El hombre cabal amplía la extensión de su vida: saber disfrutar de la vida pasada es vivir dos veces.

 

“Vivere bis” tiene todo el sentido de un bis teatral ordenado por el director, autor y espectador de la pieza exclusiva: su vida, que vive de memoria y se reproduce memorable, sin miedo al olvido.

 

Hay una sencillez insuperable en el poema de Marcial, sobre todo si se compara con el ringorrango que los modernos redescubridores del eterno retorno ponen de guarnición para emplatar una intuición vieja como la humanidad. Y, hablando de sencillez, acabo de ver que Google incluye un traductor de latín en su repertorio. Le voy a hacer un examen con Marcial. Tecleo el epigrama y el artefacto me replica esto:

“Ahora es contar con una edad calma feliz Antonio quince veces en los últimos los primeros praeteritos que Olimpiada durante días, y son seguras en cuanto a la años, sin miedo al Leteo ahora más cerca de las aguas no hay en el recuerdo de la luz es, el fruto y es pesado; no, no había, de los cuales no recordar los deseos aumenta el período de su vida es el hombre que es bueno: es decir, vivir dos veces para poder disfrutar de la vida de los primeros.”

 

Entretanto, madura la mañana y es hora de salir. Desde Barbastro hacia el Ebro, se pasa por Castelflorite y San Juan de Flumen, pueblos hermosos como sus nombres, y se atraviesa el jardín de los Monegros, todo jaspeado de bosquetes y corralizas. Cruzado el Ebro, empieza el gran mar de arcilla blanca de Zaragoza. Esta arcilla, que aquí llaman buro, refleja la luz de una manera única que confiere una claridad desoladora a la atmósfera, algo particularmente notable en Fuendetodos. El pueblo de Goya está en el caracierzo de una sierra donde en años buenos recogían nieve y la conservaban para bajarla a Zaragoza. Al otro lado de la sierra, está Villar de los Navarros donde la expedición carlista obtuvo otra de sus grandes victorias inútiles.

Hacia el sol poniente, pronto se alcanza el corredor del Jalón, por donde han ido y venido durante milenios los incontables hombres esperanzados.

Calatayud tiene un callejeo encantador, las calles de la Paciencia y el Desengaño merecen ascéticas meditaciones. Y hay un curioso monumento a la industria cañamera. Lástima que mi prisa por llegar a Bilbili me impida recrearme en esta ciudad irónica, hay fachadas y balconajes pintados adrede para dar la impresión de desplome y sembrar la duda.

¿Dónde está Bilbili? Ahora sabemos que éste era el nombre auténtico, y no Bilbilis, porque la /s/ final fue un aliño posterior. Pasado el cementerio, una pista trepa hacia el cerro inmortal, y media legua después, es preciso ocultar el coche para no profanar la vista de la urbe venerable. Por fin, después de faldear a media ladera, aparece Bilbili, enorme, sobrecogedora. Termas, templos, mansiones y pórticos descansan de su lento derrumbe, y el foro se alza imponente sobre una vieja acrópolis que se debió desanimar.  El teatro fue excavado en una torrentera, gran desafío ingenieril, y es una joya. El otro día desenterraron junto al escenario una cabeza de Augusto que presidía las representaciones. Paseando entre las columnas del foro se contempla el gran valle cruzado a toda leche por los gusanos del AVE y los pulgones nerviosos de la autovía.

¿Dónde viviría Marcial? Busco por las calles, el teatro y las termas, como si algo me tuviera que resultar conocido. Marcial, cuyos padres hablarían algún dialecto celtibérico, recibió una formación letrada extraordinaria, aquí, en esta orgullosa ciudad de la áspera colina ceñida por el Jalón que hiela el hierro, y luego se fue, veinteañero, a Roma. Cinco días de carreta hasta Tarragona, y después el azar del viento favorable sobre el ancho dorso del mar. Y triunfó en el durísimo oficio de poeta de encargo, no tanto como Virgilio, porque parece que Trajano lo ninguneó imperialmente, pero ahí anduvo, malediciente y tenaz, decretando qué palabras recordaríamos hoy, este día que rojea y se va. Permaneció en Roma casi cuarenta años, los historiadores de la medicina, los oficios, la policía urbana, las costumbres y usos romanos, le deben una información ingente. Luego volvió aquí, a esta ciudad, ya  sesentón. Otra vez el mar, y los cinco días de carreta. Es admirable que este hombre nos describiera Roma, la monstruosa e interminable, y Bilbili, señorial y alta, de un modo que nos hace asentir dos mil años después.

Dice Lope de Vega en el Laurel de Apolo, que hubo en todo el tiempo del mundo veintitrés poetas sólo; y Marcial está el noveno. Plinio el Joven, que le encargó un laudorio inmortalizante del que estaba muy satisfecho, llama a Marcial homo ingeniosus, acutus, acer (hombre ingenioso, agudo, penetrante).

A la luz equívoca del día que agoniza se lee trabajosamente en una inscripción PHILOMUSI. ¡Caramba, si es Filomuso! Aquel trapicheador de noticias caducadas y parásito de cenas, que tenía nombre griego de poeta profesional, y del que se burla Marcial. Resulta que era paisano. Ahora sólo falta encontrar la casa de Liciniano. Pero sube desde el valle la noche, los trenes subrayan su decisión, y allá abajo, donde maduraron las uvas y los alberjes del poeta, guiñan las luces de los coches.

 

 

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4 de octubre de 2010
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Gustavo Martín Garzó, premio Ciudad Torrevieja

Gustavo Martín Garzó (de oscuro) recibe el premio El segundo premio mejor dotado del idioma castellano, el premio Ciudad Torrevieja de Novela, con 360,000 euros, fue para Gustavo Martín Garzó. Dice la nota:

El escritor Gustavo Martín Garzo (Valladolid, 1948) ha ganado este viernes el Premio de Novela Ciudad de Torrevieja por su obra ?Tan cerca del aire?, que estará en las librerías el 29 de octubre. Presentado con el seudónimo Jacobo Mora (y la obra bajo el nombre ?El vestido de plumas?), Martín Garzo cuenta la historia de Jonás, un joven cartero que al conocer la historia de amor de sus padres descubre la verdad sobre su propia identidad, lo que le arrastrará a un mundo donde la naturaleza y el deseo se entremezclan y confunden. El escritor vallisoletano se llevará por esta fábula de recuerdos el segundo premio literario mejor dotado (360.000 euros) de nuestro país, sólo superado por el Planeta. Martín Garzo ya recibió en 1994 el Premio Nacional de Narrativa por su novela ?El lenguaje de las fuentes? y, en 1999, el Nadal por ?Las historias de Marta y Fernando?. La IX edición del Premio ?Ciudad de Torrevieja? -que convoca el Instituto Municipal de Cultura ?Joaquín Chapaprieta? y la Editorial Plaza & Janés- no ha estado exenta de polémica. Se trata de la primera edición del certamen en la que se ha eliminado el premio al finalista. Tras la controversia, el alcalde de la ciudad, Pedro Hernández Mateo, ha dicho que el futuro del certamen está asegurado. ?El premio está más vivo que nunca?, aseveró el regidor, quien hizo entrega del galardón a Martín Garzo. Antes que el escritor vallisoletano, Jorge Bucay, Zoe Valdés o José Carlos Somoza recibieron el galardón. El año pasado, el Ciudad de Torrevieja fue para Álex Rovira y Francesc Miralles por su novela La última respuesta.

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4 de octubre de 2010
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El París de J.P. Sartre

Jean-Michel Guenassia La novela de 700 páginas, El club de los optimistas incorregibles (RBA) de Jean-Michel Guenassia, nacido en Argel, es un retrato de los bistrots parisino antes del 68, cuando Jean Paul Sartre era el referente. En el suplemento ?Babelia? de El País lo entrevistan:

PREGUNTA. La novela arranca en 1980, en el multitudinario entierro de Sartre en París. ¿Por qué? RESPUESTA. Porque es el último de los optimistas, de los que creían que podían cambiar las cosas, de ese tipo de personas que piensa que el mundo puede cambiarse. P. Pero en el libro no sale muy bien parado. R. No, no. Él se pudo equivocar, pero queda para siempre el efecto de su compromiso. Es el ejemplo de intelectual que va al combate, que lucha. P. Sin embargo, la novela se desarrolla mucho antes, en los primeros sesenta. ¿Por qué eligió esa época? R. Por cierto determinismo novelístico. Yo quería que los miembros del club de los optimistas tuvieran una vida detrás y un futuro. Así, tenía que haber sido gente que naciera en los años diez y veinte. Esa es la verdadera razón, la edad de los personajes. P. Sin embargo, al final la época marca el libro. R. Pues al principio pensé emplazarla a principios de los setenta, pero me di cuenta de que Mayo del 68 lo iba a parasitar todo. Me pareció más interesante mostrar algo que anunciara ese año y centrarme en los primeros sesenta, cuando llegaron los primeros grandes supermercados y el gran consumo. Por eso, el personaje principal tiene 12 años al principio de la novela, en 1960, y 17 al final, en 1965. P. Hay muchas novelas dentro. ¿Cómo arrancó todo? R. Al principio, la idea era contar una historia relacionada con esas fotos alteradas en Rusia, esas fotos estalinianas en las que se van borrando los personajes que están al lado de Stalin. Yo quería contar la historia del personaje que borra a esos personajes históricos. Además, quería contar también la historia de la mujer del poeta Osip Mandelstam que, tras la muerte de su marido en un campo de concentración, memorizó cientos de poemas suyos para que se conservaran. Es como un personaje deFahrenheit 451, la novela de Bradbury. Durante años busqué la manera de encajar todas estas historias. Así elegí ese tiempo en Francia, el del final de la colonización, el final de la guerra de Argelia, ese tiempo de bonanza económica, en el que no había paro. Coincidió con mi adolescencia. Yo soy un poco más joven que el protagonista. Pero no es una historia autobiográfica. P. ¿No? R. Es una novela, es ficción, y la parte personal es un porcentaje muy menor de la historia. Aunque es cierto que transcurre en mi barrio, que el estudiante va al Liceo Henry IV, como yo, y que le gusta jugar al futbolín. Por cierto, en España ¿Hay futbolín? P. Sí claro. R. Pues eso. Yo, como el protagonista, jugaba al futbolín. Así es como vi a Sartre y a Kessel jugando al ajedrez, riéndose. Después, muchos años después, me enteré, por medio de un refugiado húngaro que, por cierto, odiaba a Sartre, que este y Kessel ayudaban siempre con dinero a los refugiados del Este. En ese bistrot donde Sartre y Kessel jugaban había un club de ajedrez. Era un bar grande, que ya no existe. Ahora es una tienda de flores. A ese bistrot iban a juntarse los refugiados, los apátridas. Así nació la historia. Por eso elegí a un adolescente francés como hilo conductor de todo.

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3 de octubre de 2010
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La ofensa hecha a Francia

El 5 de agosto apareció la prueba infamante, una circular del jefe de gabinete del ministro del Interior que ordenaba la expulsión colectiva de los gitanos rumanos de Francia. No se trataba de una orden secreta. El propio presidente de la República había clamado en Grenoble contra ellos, pocos días antes, en un discurso que ya se ha hecho célebre. Todo estaba más que claro, la orden política, la circular escrita administrativa y luego los hechos: millares de rumanos de etnia gitana, niños y ancianos incluidos, expulsados colectivamente de un territorio europeo no en razón de delitos o faltas individuales sino de su identidad. Es decir, un flagrante caso de discriminación étnica, explícitamente prohibido en los tratados europeos.

Borrémoslo. Nada de esto ha ocurrido. Todo fue una confusión que se aclarará en los próximos días cuando Francia termine de adaptar su legislación a las directivas europeas sobre libre circulación. Las palabras presidenciales se las lleva el viento. La circular ha quedado anulada y ha sido sustituida por otra que evita llamar las cosas por su nombre. Lo único que no cambia son los millares de gitanos rumanos expulsados. Aunque se hizo de forma colectiva y en razón de su etnia, la prudente actitud de la Comisión Europea ante la República ofendida y vejada ha permitido acomodar mejor las palabras a las necesidades prácticas. Como en un pase de prestidigitación, ahora sólo hay traslados individuales de personas que vivían en asentamientos irregulares, que en nada vulneran los tratados y las leyes europeas. El peón de brega de esta política, Eric Besson, ministro de Inmigración francés, ha declarado que Francia sale ?con la cabeza alta?. Esos republicanos franceses son muy especiales y verdaderamente muy poco republicanos: están totalmente convencidos de que el presidente de la República es un monarca que encarna en su propia personalidad la soberanía popular y por eso convierten las críticas a sus acciones o palabras como críticas a Francia. Cuando el presidente se hace el ofendido, algo que sabe hacer muy bien y que le da muy buenos rendimientos, quien está de verdad ofendida es una adorable señora entradita en carnes con gorro frigio, túnica romana y pecho al aire a la que llamamos la France o la République y solemos ver representada en pinturas y esculturas en los museos y monumentos. ¿Discriminación étnica en Francia, la patria de los derechos humanos? Nada de nada. Sarkozy ha ganado el pulso a Barroso. Francia a la Comisión Europea. El nacionalismo francés chovinista y propenso a la xenofobia al europeísmo. La política de los hechos al espíritu y la letra de las leyes que nos hemos dado entre todos. Francia sale con la cabeza alta, claro que sí. Y Europa con la cabeza gacha.

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3 de octubre de 2010
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Sobre los 22 de GRANTA

El canon de Granta empieza a generar opiniones a favor Apenas apareció la nómina de los 22 elegidos de GRANTA, el diario español El País se preocupó por conseguir las declaraciones de algunos de esos elegidos. Cuatro fueron los que se sumaron a una entrevista digital: Andrés Barba, Andrés Neuman, Patricio Pron y Javier Montes.  Hoy, Javier Rodríguez Marcos comenta la selección en el mismo diario, en el artículo ?Canon literario se escribe con Ñ? donde dice:

La literatura universal es una Babilonia que se expresa en todos los idiomas del mundo. Su difusión mundial, entretanto, es un selecto embudo que desde hace medio siglo habla inglés. La edición española de la revista británica Granta presentó ayer su apuesta de 22 escritores en español menores de 35 años elegidos para la gloria. Entre ellos hay autores con varios premios y años de carrera como Santiago Roncagliolo, Andrés Neuman y Andrés Barba y otros, como Carlos Yushimito, que han sido una sorpresa incluso para parte del jurado internacional encargado de la selección. (?) Uno de los seis miembros del jurado seleccionador -junto a los directores de la revista, el escritor argentino Edgardo Cozarinsky, la crítica española Mercedes Monmany e Isabel Hilton, corresponsal especializada en América Latina y China- fue el novelista Francisco Goldman, artífice de la publicación -y consagración- de la obra de Roberto Bolaño en Estados Unidos. El novelista chileno rompió la costumbre anglosajona de medir a cada nuevo escritor latinoamericano con Borges y García Márquez y, según Aurelio Major, la nueva generación ya no reacciona contra el boom de los años sesenta: ?Forma parte del paisaje. Los jóvenes no tienen que matar al padre?. Esa es una de las señas de identidad comunes a un grupo de autores que, en muchos casos, viven fuera de su país pero ya no por motivos políticos. ?Son cosmopolitas, no siguen solo su propia tradición?, apunta Miles. Por su parte, John Freeman, director de Granta en inglés, destaca -además de que ?hablan mucho de sexo?- un experimentalismo y un riesgo formales que llamará la atención sobre todo en Estados Unidos: ?Allí triunfa el realismo. Hay demasiados talleres de escritura, y eso termina por uniformar el estilo?. ?No hemos pensado en cuotas, solo en el talento?, repiten los autores de una selección en la que hay cinco mujeres -?el canon sigue siendo masculino?, dice Elvira Navarro- y en la que son mayoría los narradores argentinos (ocho) y los españoles (seis). Sin negar el argumento de la calidad, el escritor hispanoargentino Andrés Neuman apunta también a la predisposición de los lectores: ?Hay una tradición lectora que hace que a ciertas literaturas se les dispense una atención no necesariamente justa?.

Por otra parte, J. Ernesto Ayala Dip también opina acerca de la selección en el mismo diario, en el artículo ?De las glorias efímeras? que, a pesar de lo que podría pensarse por el título, es mas bien entusiasta:

No he leído a todos los autores que se citan. Pero aquellos a los que he leído merecen estar. Y aprovecharé la ocasión para leer a aquellos otros pocos autores que la lista me sugiere. La edad de 35 años supongo que es metódica. Y como tal me parece apropiada, porque permite sacar a la luz a un grupo de escritores que serán los que ya van empujando para dibujar una generación de reemplazo en el futuro. También debe de ser metódico el número de elegidos, aunque ya me cuesta más vislumbrar su operatividad. Ahora bien, independientemente de estas consideraciones, incluida cierta cuota de escepticismo que espero que no se confunda con descortesía ni con ningún cuestionamiento ético, la lista tal como es me parece una buena noticia. Y me lo parece porque integra a autores de un lado y otro del Atlántico. Y cuando hablo de integrar hablo de vincular mediante el lenguaje de la imaginación distintas instancias estéticas, estrategias narrativas, géneros como la novela y el cuento que comparten espacio en el universo global de la ficción. Nada hay tan diferente a una novela del argentino Andrés Neuman que una novela del español Javier Montes. Ni nada tan diferente a un cuento de la española Sònia Hernández que otro de la argentina Samanta Schweblin (entre españoles y argentinos, suman 14 de los 22). No es mi intención echar más leña al posible fuego de las menciones y omisiones, pero no puedo dejar de alegrarme de que el chileno Carlos Labbé forme parte de este enigmático canon. Y Paola Oloixarac. Y Andrés Barba. Y Alberto Olmos. Para terminar me gustaría encontrar alguna cita que reflexionara sobre la gloria efímera o cosa parecida. Seguramente habrá alguna de Cervantes o de los poetas barrocos españoles, que de eso sabían bastante. O de Montaigne. Toda lista de este tipo siempre tiene un doble filo. La alegría de los que salen en ellas y la tristeza de los que no. Seguro que algún estoico latino nos informaría debidamente sobre esta tan humana materia.

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2 de octubre de 2010
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Los cuentos de Vonnegut

Kurt Vonnegut Kurt Vonnegut era mucho más conocido por novelas suyas, como Matadero 5 o El desayuno de los campeones, que por sus cuentos. Sin embargo, la editorial Sexto Piso se ha arriesgado a publicar algunos relatos suyos, de los años 50, bajo el título Mira el pajarito. José Antonio Gurpegui, en El Cultural, comenta la lectura de los cuentos:

Vonnegut me ha interesado mucho más como novelista que como cuentista. Sin embargo, aunque el Vonnegut cuentista esté a una considerable distancia de Hemingway, los relatos de este volumen me han sorprendido gratamente. Ya en la frase inicial de la primera historia, ?Confido?, se observa un lirismo singular: ?El verano había muerto pacíficamente en su sueño, y el otoño, como albacea de voz suave, guardaba la vida a buen recaudo hasta que la primavera volviera a reclamarla.? (p.17). En el Vonnegut postrero de Hocus Pocus (1990) el retoricismo no tardaría en derivar hacia postulados irónicos y sarcásticos, pero este primerizo es más directo, incluso inocente: lo bueno es bueno y el bien debe triunfar sobre el mal. ?Hola, Red? es uno de los relatos más interesantes. La historia, de clara raíz hemingwayana, narra el regreso de Red Mayo a su pequeño pueblo natal. También merecen ser mencionados ?El Key Club de Ed Luby? y ?El rey y la reina del universo?. En el primero, una pareja acude al local donde durante los últimos 14 años ha celebrado su aniversario de bodas, pero todo acabará en una acusación de asesinato. Similar estructura encontramos en ?El rey y la reina del universo?, si bien ahora la bipolaridad no gira en torno al bien-mal sino a la realidad-ilusión. Henry y Anne deben atravesar un parque durante una noche cerrada, cuando un hombre aparece entre las sombras. No pretende robarles, sólo invitarlos a su casa, donde su madre está a punto de morir. El conjunto de los relatos son moralistas, tal vez alejados de la ironía característica del genuino Vonnegut, pero no por ello menos entretenidos y sorprendentes. 

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2 de octubre de 2010
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RONCAGLIOLO SOBRE ?MEMORIAS DE UNA DAMA?.- En el…

RONCAGLIOLO SOBRE ?MEMORIAS DE UNA DAMA?.- En el Canal-L aparece una entrevista a Santiago Roncagliolo sobre Memorias de una dama (Alfaguara) que, como se sabe, salió del mercado. Se nota en la entrevista a un Santiago incómodo, incapaz de hablar de esa novela, como coaccionado, evitando problemas. La actitud nos permite sospechar que muchas de las cosas que se dicen sobre la censura son ciertas. Dice Santiago: ?Creo que Memorias de una dama se ha convertido en mi libro más interesante (?) Uno hace los libros para descubrir qué cosas puedes decir, qué puedes llegar a descubrir, a sacudir, en la conciencia  de una sociedad o un país.. y en esos términos es mi libro más exitoso, aunque no sea el que más se ha vendido?.

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1 de octubre de 2010
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Los elegidos de GRANTA

carátula del número especial ? Y hoy, 1 de octubre, apareció la lista de elegidos para el número especial de GRANTA ?Los mejores narradores jóvenes en español? que trae cuentos inéditos de 22 escritores nacidos a partir de 1975, es decir menores de 35 años, elegidos por un jurado que integró Edgardo Cozarinsky, Francisco Goldman, Isabel Hilton, Mercedes Monmany, Valerie Miles y Aurelio Major. El número ya ha sido publicado en castellano por Duomo Editores y en noviembre será presentado en inglés. Hay mucha expectativa en el mundo anglosajón, como lo prueba este artículo en The Guardian y este otro en The New York Times, ni más ni menos. Recuerdo que GRANTA, que ha hecho estas evaluaciones cada diez años para el mundo anglosajón, siempre se preguntó quiénes debían aparecer: cuentos notables, aunque de autores desconocidos, apuestas arriesgadas o nombres ya consagrados. O un mix de ambas. Luego de una selección de apuestas, que tuvo autores que luego se hicieron humo, GRANTA decidió irse en su último número especial por la selección de autores premiados y con un dossier de prensa que los avalara. Ese mismo criterio, sin duda, ha seguido el jurado de este número de GRANTA, donde casi todos los nombres son célebres ya en sus países, y la mayoría incluso a nivel internacional. Argentina es el país con más representantes y en eso GRANTA ha tomado la decisión de regirse por los autores y no por sus nacionalidades; es decir, no ha querido llenar ?cupos? regionales, de tal manera que hay varios países importantes que no están representados.  Se trata, lo dice GRANTA ?de autores, no de obras sueltas, que incluye a narradores de diversas naciones y de al menos cuatro nodos regionales (Barcelona-Madrid, Buenos Aires, Lima-Bogotá y México). El conjunto de jóvenes narradores propuesto desde Granta busca refrendar un pacto de reconocimiento previo, de señas de identidad, que en diez años podrán corroborar la vigencia de este arsenal de referencias consensuadas?. Aquí la lista de los elegidos: Andrés Barba (Madrid, 1975)  Oliverio Coelho (Buenos Aires, 1977) Federico Falco (General Cabrera, 1977) Pablo Gutiérrez  (Huelva, 1978) Rodrigo Hasbún (Cochabamba, 1981) Sònia Hernández (Terrassa, 1976) Carlos Labbé (Santiago de Chile, 1977) Javier Montes (Madrid, 1976) Elvira Navarro (Huelva, 1978) Matías Néspolo (Buenos Aires, 1975) Andrés Neuman (Buenos Aires, 1977)  Alberto Olmos (Segovia, 1975)  Pola Oloixarac (Buenos Aires, 1977)  Antonio Ortuño (Guadalajara, 1976) Patricio Pron (Rosario,1975)  Lucía Puenzo (Buenos Aires, 1976) Andrés Ressia (Montevideo, 1977) Santiago Roncagliolo (Lima, 1975)  Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978)  Andrés Felipe Solano (Bogotá, 1977)  Carlos Yushimito del Valle  (Lima, 1977)  Alejandro Zambra (Santiago de Chile, 1975) 

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1 de octubre de 2010
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“¿Qué es una cosa?” (II)

En lo que precede he evocado un  problema central pero que no debe aparecer sino mucho más tarde en esta reflexión, a saber el problema del   grado de independencia con respecto a sus propias construcciones de aquellos  conceptos con los cuales el hombre se aproxima al entorno e intenta dar cuenta del mismo, ya sea de forma ingenua (eventualmente mágica), ya sea bajo esa forma que hoy identificamos a la ciencia.

La sospecha sobre aquellas determinaciones conceptuales que parecen legitimadas por una apariencia de obviedad, es cuando menos filosóficamente sana, salud sobre la cual la disposición cartesiana sigue constituyendo la referencia paradigmática. Sin embargo esta sospecha no puede, metodológicamente al menos, ser exhaustiva. No podemos rechazar por ausencia de carácter apodíctico todos los conceptos y categorías que sustentan el edificio convencional  de la ciencia...al menos de renunciar a todo conocimiento, conformándonos con un instalación escéptica en la aleatoriedad de los fenómenos. Indicaba Aristóteles que la simple percepción implica ya para nosotros una modalidad de juicio y en consecuencia la operatividad de las categorías que recubren los conceptos aplicables como predicados de un sujeto. Sin orden categorial no habría juicios y sin juicio no podríamos reconocer nada en el entorno ,cabría someramente argumentar. Pues bien:

Entre los conceptos a los que no podemos renunciar está el tan general que en castellano designamos mediante el significante cosa. La pregunta por la cosa es en sí  mismo problemática. Si nos preguntamos qué es el caballo o el electrón del átomo de  hidrógeno, remitimos en la respuesta  a conceptos genéricos  (animal, partícula ), y a rasgos específicos  que  los sobredeterminan  (vertebrado, mamífero; carga negativa,  ubicación periférica en el seno del átomo). El asunto es  más complejo si  nos preguntamos por el ser del hombre, pues habría quizás que incluir en la respuesta la   condición de matriz exclusiva del binomio mismo interrogación-respuesta. Pero si, como quieren tantos reduccionistas, hacemos abstracción de tal circularidad  (sólo provisionalmente, pues precisamente  la disciplina científica  contemporánea que aquí en primer lugar nos ocupa  no autoriza a ello), podemos resolver el expediente diciendo que el hombre es un animal con una determinada configuración genómica.

No hay sin embargo manera de encontrar fácil expediente si lo que nos motiva es la pregunta por la cosa. Pues el complemento en  la eventual respuesta, "cosa es..." remite ya de alguna manera a lo preguntado.

Útil es al respecto, como tantas veces, recurrir a la etimología de la palabra, la cual indica que si bien en un sentido restringido cosa es aquello que como ser inanimado se opone a lo viviente (con énfasis en el viviente humano), en un sentido esencial cosa  no sólo abarca tanto aquello que tiene entidad  material ( viviente o inanimada,   dependiente sólo del azar y la necesidad o forjada por el hombre) como aquello que es puramente eidético o abstracto, sino que constituye incluso la matriz de todo ello, como indica su vínculo con el término latino causa.  

La pregunta por la cosa es la pregunta por lo originario, que no puede ser respondida remitiendo a lo que de tal origen deriva. La pregunta por la cosa es en cierto modo la pregunta por la physis, la pregunta por la naturaleza, siempre que este término sea tomado en la amplitud de su riqueza y no circunscrito a aquello que se muestra ante el ser de razón como su origen preexistente y que subsistiría con toda independencia de esta misma razón que la interpela. La pregunta por la cosa es en suma la pregunta por el ser de  todo aquello a lo que atribuimos una naturaleza, con el esencial presupuesto de que también atribuimos una naturaleza al ser humano.

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1 de octubre de 2010
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