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El NY de Henry James

Henry James Henry James vivió con su familia en Nueva York entre 1848 y 1855 y, por consiguiente, muchos relatos de Henry James suceden en esa ciudad, que no era entonces la misma de ahora pero sí era una ciudad con tema. ?(?) los escritos de James revelan, por encima de todo, cierta ira, una ira que no se parece a ninguna otra en James, la que le provocaba todo lo que había perdido y todo lo que, en nombre del progreso, se había hecho en aquella ciudad que conocía tan bien? dice Colm Toibin, autor de una novela basada en Henry James, quien ha reunido algunos de esos cuentos en el libro antológico Nueva York (Sexto Piso) de casi 700 páginas. José María Guelbenzu hace la reseña para ?Babelia?.  Dice la reseña:

De entre los relatos del volumen destaca, naturalmente, una pequeña obra maestra,Washington Square, donde el lector que no la conozca podrá asistir a un drama miserable maravillosamente narrado y conocerá exactamente ese lugar de Nueva York que permaneció ?congelado? en el recuerdo del autor. Junto con él, el otro relato que se complementa a la perfección con éste en la medida que supone el reencuentro con el pasado es El lugar feliz (The jolly corner, también conocido como El rincón feliz), donde, bajo el velo de una historia de fantasma, se narra, utilizando como magnífico pretexto expresivo la figura del doble, el enfrentamiento de un hombre que regresa a rescatar su memoria del lugar perdido. Se basa en su tardío viaje a América en 1905 y es un soberbio ejemplo de relato de una lucha interior. Éstas son las dos joyas del volumen que recogen por sí solas su sentido, pero hay más.La coherencia de Crawford, que no deja de recordar el tema de las conductas miserables, sucede en aquel viejo Nueva York y es inédito en español. Por el contrario,Un episodio internacional nos presenta a dos ingleses más bien cortos que no salen muy bien parados ante la animosa Miss Alden, pero su estancia en la ciudad es apenas relevante. En cambio, Impresiones de una prima sí que da pistas sobre la actitud de James ante la ciudad. En fin, Nueva York se vuelve cada vez más inhóspita y desagradable y los relatos finales manifiestan aún más decididamente su rechazo. El libro cuenta una relación personal más que una ciudad, es cierto, pero dado que lo personal pertenece a James, me parece incuestionable su recomendación.

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30 de enero de 2011
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¿Qué le sucedió a Edwin Drood?

Charles Dickens Antes de morir, Charles Dickens estaba escribiendo una novela llamada El misterio de Edwin Drood. Un gran título para una novela inacabada. En la obra, el personaje desaparece y Dickens planteaba una ?solución muy curiosa? para él. La BBC ha adaptado el libro y se ha visto obligada a darle un final. Aun no sabemos de qué trata. Dice la nota:

El encargado de completar la historia en esta ocasión es el guionista de cine y televisión Gwyneth Hughes, responsable, entre otras de la afamada serie de la BCC,Cinco días. La cadena estatal no ha revelado nada acerca del desenlace final de la trama, pero todo apunta John Jasper, tío del protagonista, como principal sospechoso de su desaparición. En las primeras adaptaciones mudas de 1909 y 1914, Jasper estrangula a su sobrino y entierra el cuerpo en una fosa de cal. En una versión cinematográfica posterior, de 1935, el malvado Jasper, interpretado por Claude Rains, se suicida saltando al vacío desde el campanario de la catedral después de confesar sus crímenes. En la última escena de la versión de 1993, se ve a Jasper, interpretado por Robert Powell, exhibiendo una maléfica sonrisa desde su celda de condenado. El misterio de Edwin Drood es una de las adaptaciones de Dickens que la BBC va a poner en marcha con motivo del bicentenario del nacimiento del escritor que se celebra en 2012. La cadena estatal incluirá una dramatización de Grandes esperanzasen la BBC1, y versiones radiofónicas de Historia de dos cuidades y Martin Chuzzlewiten Radio 4.

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30 de enero de 2011
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Narrativa italiana en Anagrama

Niccolo Ammaniti La relación entre Anagrama y la literatura italiana siempre ha sido extraordinaria. No solo tienen en su catálogo autores de enorme éxito comercial, como Baricco o Tabucchi, además de algunos premios Strega como Mazzucco o Veronesi, sino también escritores fundamentales como Claudio Magris, Roberto Calasso y en especial ese genio maravilloso que fue Gesualdo Bufalino. Ahora se aumentan dos autores a esa lista: Ammaniti y Faletti. Me envían esta nota de prensa:

Entre los títulos recién contratados por la editorial figuran tres novelas italianas de gran calidad y muchísimos lectores en su país: Appunti di un venditore di donne de Giorgio Faletti (B.C. Dalai), Io e te de Niccoló Ammaniti (Einaudi) yMomenti di trascurabile felicitá de Francesco Piccolo (Einaudi). En el caso de Niccoló Ammaniti, seguramente el novelista más reconocido y con mayor número de lectores en su país, Anagrama publicará cuatro títulos: en mayo de 2011 Que empiece la fiesta y en 2012 Yo y t, sus dos últimas novelas. Además rescataremos Te llevaré conmigo y No tengo miedo.

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29 de enero de 2011
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Un fantasma en las cumbres

No está porque no fue invitado. Y no fue invitado porque está procesado por la justicia sueca y pendiente de la británica sobre su extradición. El Foro Económico Mundial, que se reúne anualmente a finales de enero en los Alpes Grisones, ha conseguido mantenerse en forma durante 40 años precisamente porque en cada ocasión ha sabido invitar a los personajes más expresivos y decisivos de cada época. Pero esta ausencia no ha mermado la presencia de Wikileaks en los debates davosianos, la controversia sobre la idea de transparencia que tienen los militantes de este tipo de organizaciones y la discusión sobre las consecuencias de las filtraciones en la política, la diplomacia y el periodismo. Al contrario, ha sido un acicate estimulado notablemente por la publicación, justo en los mismos días, de un largo artículo del director del New York Times, Bill Keller, consagrado íntegramente a explicar sus relaciones con Assange.

Dos han sido las mesas redondas directamente dedicadas a Wikileaks, ambas organizadas bajo las llamadas reglas de Chatham House (edificio londinense donde se aloja el Royal Institute of International Affairs), que permiten utilizar el contenido de las conversaciones pero no atribuir conceptos ni citar frases. La primera, una cena moderada por el editor (publisher) del New York Times, Arthur Sulzberger, en la que el gurú de los blogueros Jeff Jarvis solicitó infructuosamente la transparencia total y la anulación de la regla de reserva: lo cuento porque él mismo ya lo ha contado en su blog. Y la segunda, un taller de debate moderado por el periodista británico Nick Gowing, que abrió la sesión exhibiendo ostensiblemente el periódico con el artículo de Keller ante los asistentes: no le cito, meramente explico su gesto. Los títulos de ambas sesiones son suficientemente explícitos: 'Confidencialidad o transparencia: el dilema de Wikileaks' y 'La diplomacia en la era digital'. Veamos este último tema con un tercer elemento que ha venido a enriquecer el debate, al menos en Davos: el gran filtrador ya no está solo. La filtración de 1.500 documentos de todo tipo (mapas, minutas de conversaciones, powerpoints, protocolos?) sobre las negociaciones entre israelíes y palestinos a la cadena de televisión catarí Al Yazira y al diario británico The Guardian abre muchos interrogantes sobre las valoraciones realizadas por Assange sobre la trascendencia histórica de su labor. Entre los politólogos y diplomáticos presentes en Davos no hay muchas dudas sobre el pecado de exageración en que ha incurrido Assange, de forma que su cablegate puede que sea la mayor filtración de la historia en número, en variedad de los temas y en pluralidad de países afectados, pero no lo es en calibre político e histórico. Muchos son los que piensan que esta filtración palestina es la palada definitiva a un proceso de paz que ya estaba muerto y en todo caso un golpe para Mahmud Abbas del que difícilmente se recuperará. Recordemos el tweet de Wikileaks en el que anuncia la filtración histórica: ?los próximos meses veremos un nuevo mundo, en el que la historia global quedará redefinida?. Algunas valoraciones entran a fondo: no hay cambio alguno en las relaciones internacionales, tampoco en la política exterior estadounidense, y en todo caso sí los hay ?y estos de enorme calado? en la forma de conducir la diplomacia y en la comunicación entre los gobiernos y entre estos y los ciudadanos; pero incluso estos cambios son anteriores y más consistentes que una mera filtración, por masiva y trascendental que sea. Es muy interesante conocer de boca de ministros, secretarios de Estado y embajadores de todo el mundo cómo se comunican actualmente a través de móviles, sms o mensajes de texto; cómo estos nuevos medios influyen en las relaciones internacionales; hasta qué punto rebajan las barreras de seguridad ante el espionaje o la filtración; y, sobre todo, cómo contrasta el nuevo mundo digital con unas estructuras, normas de trabajo y hábitos modelados hace más de un siglo y medio. Es posible que los cables del Departamento de Estado representen un momento decisivo de toma de conciencia sobre este cambio, pero es amplio el consenso respecto a que no significa el momento del cambio mismo. Junto a las críticas a la exageración en las valoraciones y en las reacciones, hay que notar algo en lo que todo el mundo está de acuerdo, en Davos al menos, sin necesidad de ampulosas declaraciones históricas: las filtraciones han tenido un papel decisivo en el derrocamiento del dictador tunecino Ben Ali y en la ignición de la revolución democrática árabe. Regresemos ahora al primer tema, el dilema entre confidencialidad y transparencia, junto a la aparición de un nuevo actor, tan activo como Assange, aunque menos misterioso y polémico, como es el disidente y despedido de Wikileaks, Daniel Domscheit-Berg, que ha contado en Davos su proyecto de Openleaks. Domscheit está en el partido de la transparencia, enfrentado al partido del control clásico del poder (accountability). Los periodistas, en medio, defendemos el derecho a publicar las informaciones relevantes, algo que viene favorecido por la transparencia y contribuye al control del poder; pero con el filtro de la responsabilidad profesional. Sospechamos de la transparencia absoluta, defendida por el partido de la disrupción (eufemismo de moda por la subversión o la revolución de antaño), como de la defensa del secreto oficial por defecto (todo lo que no ha sido autorizado es secreto), defendida por el partido de la confidencialidad. Y sospechamos de quien no quiere aplicarse a sí mismo la transparencia que predica: Wikileaks y Assange, en concreto, como sucede con otras ONG, de otra parte. Domscheit pretende superar este problema con un instrumento para recoger filtraciones que sea neutro y no sometido a caprichos personales. Habrá que esperar y ver. No termina aquí el debate. Activistas y funcionarios quisieran conceptos cortantes: de transparencia absoluta los primeros o de reglamentación y ordenamientos detallados los segundos. Los intelectuales y los periodistas saben que la vida está hecha de negociaciones y de pactos: hay que optar entre valores y aceptar gradaciones del mal, en vez de la ambición arcangélica que se erige en defensora del bien absoluto. Y más en concreto: unos entienden que estos dilemas sólo afectan a los poderes públicos; otros, el estadounidense Jeff Jarvis por ejemplo, que a quien más afecta es a los consumidores ante las empresas privadas, las que menos practican la transparencia. Pero nadie como Bill Keller ha contado la actitud de los periodistas, en su extensa y extraordinaria narración sobre sus relaciones con Assange, leída con fruición por los davosianos implicados en el debate. Ahí está todo. Están los criterios y valores del periodismo, y más en concreto del periodismo estadounidense, celoso de la protección constitucional que goza y que lo ha convertido en el mejor del mundo y de la historia. Y ahí está también un nuevo y sabroso retrato de Assange, de imposible resumen en pocas líneas, pero que se sintetiza en su descripción como ?un personaje de las intrigas de Stieg Larsson, un hombre que podría aparecer como héroe o villano en una de sus novelas suecas donde se mezclan la contracultura hacker, la conspiración de alto nivel y el sexo como entretenimiento y como violación?. (Enlace con el artículo de Bill Keller. Este fin de semana el semanario Der Spiegel publica también su versión sobre los tratos con Assange. Anteriormente también lo había contado El País, en un artículo del director.)

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29 de enero de 2011
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OTROS LUGARES DE INTERES de Enrique Planas

RESEÑA SIN PLUMAS por: Oscar Pita Grandi UN TABLERO SIN FRONTERAS NI NOMBRES Confieso que siento predilección por la ópera prima de cineastas y escritores, y más todavía por la de aquellos a quien suelo seguir. Me gusta pensar que en esos primeros impulsos (la mayoría con visos de inevitabilidad y autobiografía disimulada) reside quizá no todo el talento y potencia pero sí los pálpitos, sensibilidad, orientación estética, gustos, paranoias y fronteras que esbozarán o esbozaran, en un futuro o pasado, la silueta de aquellos primerizos creadores. El camino puede desviarse, deformarse e incluso perderse o expandirse o romperse, es decir, el destino será siempre algo incierto mientras que el origen perdurará como una referencia inamovible. La historia de Aquiles, un adolescente que se ve obligado a sobrevivir travestido en un prostíbulo de la selva peruana tras el asesinato de su padre, el gobernador, estableció en 1996 el origen literario de Enrique Planas (Lima, 1970) con ?Orquídeas del Paraíso?. Su camino, el de Planas, seguiría prolongándose, pasando por ?Alrededor de Alicia (1999) y ?Puesta en escena? (2002) hasta llegar a ?Otros lugares de interés? (2010) sin traicionar la primera fascinación por lo inesperado, por lo que deviene extraño aunque natural, habiendo ya madurado la incertidumbre que nos domina cuando nos lanzamos hacia nosotros mismos.  No detenerse es la consigna de Vero, personaje atribulado y principal de ?Otros lugares??. Ella está casada con Daniel y acaba de tener un aborto forzado y además ha sido casi obligada por su esposo a acompañarlo a un viaje de trabajo fuera del país, quizás pensando que aquel viaje ayudaría a sobrellevar la pérdida de su primer hijo. Pero Daniel parece no sufrir tanto como Vero. Ella piensa que Daniel la reemplazará por ?una mujer menos dañada?. Llegan, se hospedan en el hotel con los gastos ya cubiertos por la empresa, y mientras Él sale a trabajar ella recorre la ciudad siguiendo una guía turística. En uno de sus recorridos diarios, Vero entra a una galería de arte y se topa con una exposición de Hans Bellmer, cuyo tema central fue el cuerpo femenino, surrealista, erótico, fetichista. Casi de inmediato, Vero se siente plenamente identificada con una de las obras del artista alemán, ?La muñeca?; una escultura ?con sus cuatro patas abiertas hacia los lados como una araña expectante?. Pero más aún siente una íntima conexión con la modelo que inspirara y practicara las extrañas posiciones pensadas por Bellmer, la poeta y también artista plástica Unica Zürn (suicida pareja del pintor). Vero, perturbada por su propia realidad, y como si desde siempre le hubiera estado reservado toparse con ?La muñeca? pero más con la vida (escrita) de Unica Zürn, entra en crisis y se extravía por la ciudad, duda si seguir su propio curso que es justamente ninguno, adopta el nombre Unica como suyo propio y no regresa al hotel donde la espera y busca su marido. Emprende así un recorrido fuera de catálogo por otros lugares de interés, en el que conocerá, víctima de su soledad, desconcierto y desesperación a un grupo de inmigrantes (¿acaso también peruanos?): una horda de sobrevivientes tercermundistas en otro país tercermundista, quienes hacen del sexo, las drogas, la desesperación, el oportunismo y el hambre un sucedáneo de liberación y conquista de la plenitud que compartirán con Vero, para curarle aquel ?dolor seco y encallecido? que ella guarda entre sus piernas. En palabras del narrador, esta es ?una larga historia que comenzaba con un avión remontando la neblina de una ciudad húmeda?. Los que seguimos la literatura de Planas damos cuenta de su maduración como autor, afianzándose incluso en lo estilístico; acá se inclina por una prosa depurada y de frase larga, quizás por emparentar más su discurso con la línea del pensamiento: ?En verdad, es muy difícil calcular el tiempo en un retrato de animales; en el caso de las mujeres, en cambio, bastan uno o dos años para que las fotografías revelen modas pasadas (?)?. Narrada desde la perspectiva que otorgan los viajes de retorno, ?Otros lugares de interés? es una especie de ?road movie? en que incluso cuando no se viaja ya se está viajando. Es más un ?juego de espejos? que un destaparse de muñecas rusas. Una historia que se envuelve a sí misma para después mudar de piel como una serpiente y liberarse pero siguiendo enrollada en su hermeticidad sicológica. Estructurada en breves capítulos que alternan y casi borran los límites entre el engañoso presente y el fresco pasado (?semanas atrás?) de los protagonistas junto a los episodios biográficos de Hans Bellmer y Unica Zürn (vividos en los sesentas), la historia surge de pronto con matices de ?falso cuento de hadas? (casi imposible no pensar en ?Alicia en el país de las maravillas?, de quien toma un epígrafe) para luego, en otros episodios, sumergirse en un realismo visceral propio de nuestros días: desamor, mentiras, abandono, incomprensión. Además, hay algo en esta buena novela que me hace pensar en una buena película de Sofia Coppola, ?Lost in Traslation? (2003); claro, una ?Lost in Traslation? trastocada y tercermundista, más sicológica, literaria y no cinematográfica, sin la candidez de Scarlett Johansson y dándole una vuelta de tuerca al componente romántico de ésta, donde el Bill Murray de la Coppola bien podría ser Blanca, el inmigrante de Vero, nada bondadoso y, por el contrario, retorcido. Planas prefiere desvanecerse en lo geográfico, convertir el paisaje en una especie de tablero sin fronteras ni nombres donde todos los lugares, hermanados por un incomprensible anonimato, son lo mismo. ?Otros lugares de interés?, muy a su estilo, es una manera de rebelarse ante el destino, un enfrentamiento con el horror que nos alcanza, una búsqueda de identidad entre lo que fuimos y somos, una exploración de aquello que tememos llegar a ser, también es un sentirse derrotado y vulnerable ante la muerte, un canto de cisne por las libertades personales, una manera humana de escapar del mundo pero sobre todo, la demostración de que Enrique Planas, con esta su cuarta novela, se ha superado a sí mismo como escritor.

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28 de enero de 2011
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El ausente

Un debate sobre América Latina donde no se habla del narco ni de la guerra que ha entablado en México y que ha costado la vida a 30.000 personas hasta 2010. Otro sobre Oriente Próximo donde nadie musita ni una sola referencia a las interrumpidas conversaciones de paz y a las filtraciones de Al Jazeera. Una clamorosa y transversal elipsis sobre la revolución democrática que ha empezado en Túnez y amenaza con extenderse por el mundo árabe. Y el detalle final: la ausencia del hombre de moda, el personaje más polémico del año, el australiano misterioso que anunció la mayor filtración de documentos secretos y el mayor cambio en las relaciones y en la diplomacia internacionales de la historia.

Klaus Schwab, el jefe supremo de Davos, hubiera querido invitar a Julian Assange, el jefe de Wikileaks. Nadie que cuente en el mundo queda fuera del ojo del acreditado catalejo con que trabaja el Foro Económico Mundial para pescar a los personajes más de moda del planeta. Pero hay una salvedad: no pueden estar procesados por la justicia. Así fue como en diciembre se anunció que Assange no participaría en la reunión de 2011, contribuyendo así a esa idea de declive que cada año regresa de una forma u otra a Davos. La nostalgia de quienes vivieron foros pretéritos suele ser más potente que la fuerza de los foros actuales. Pero ninguno de los detalles antes comentados sirve para ilustrar tesis alguna. Las cifras de los participantes, el número y calidad de las conferencias y seminarios, el constante crecimiento del off-Forum (los actos privados organizados por empresas e instituciones) desmienten cualquier idea de decadencia. Sobre todo cuando el planeta entero vuelve a crecer con fuerza, más en su cara oriental, y sólo Europa, y más concretamente su periferia, sigue sin arrancar todavía: hay dinero, personajes y ganas para seguir alimentando la gran hoguera invernal de la globalización. Tampoco falla por el lado político, siempre de enorme nivel. Lo demuestran la apertura a cargo del presidente ruso Medvedev, las intervenciones de Cameron, Sarkozy y Merkel, las relevantes participaciones de los presidentes de México e Indonesia, Felipe Calderón y Susilo Bambang Yudhoyono, así como la del primer ministro japonés Naoto Kan. Es verdad que cada uno llega a instalar su tenderete y vende la mercancía a su parroquia: el presidente ruso llama a las inversiones extranjeras, asustadas por el terrorismo caucásico y el escaso aprecio del Kremlin por la ley el derecho; el francés trabaja su imagen de presidente del G8 y del G20, lo que significa presidencia del mundo; o el indonesio la idea, bien seria, de que el incremento de los precios de los alimentos y de las materias primas nos pueden procurar el próximo y grave percance global. Davos funcionaba de maravilla en los tiempos de la globalización optimista y aparentemente gobernada, entre la guerra fría y la guerra global contra el terror, pero es cierto que con la globalización averiada y la falta de gobernanza actuales, el Foro se convierte en el espejo roto de unas imágenes contradictorias, incapaz de reflejar en sus ángulos muertos muchos de los aspectos más relevantes de la actualidad. Por expresa voluntad de evitar el conflicto, como es el caso Wikilaeks. O por inconsciente lapsus freudiano que conduce a evitar los charcos más difíciles del mundo globalizado, como es el conflicto de Oriente Próximo, tan presente en anteriores ocasiones. El símbolo en todo caso de esta dificultad para reflejar entera la complejidad contradictoria de la globalización es Julian Assange, curioso personaje al que el director del New York Times describe como un tipo ?arrogante, de piel fina, conspirativo y extrañamente crédulo?. No hay lugar a dudas de que hubiera sido el protagonista de esta convocatoria de 2011, por encima de cualquiera de los economistas, los gurús de la tecnología y los grandes banqueros y empresarios. Hasta Davos llegan noticia, al menos, de cuatro libros en preparación dedicados al fenómeno, sin contar el que está escribiendo el propio Assange y cuyos derechos ya ha vendido. En compensación, en el Foro Mundial se habla y se hablará mucho de Assange y de Wikileaks, que han contado incluso con alguna sesión cerrada, sin filtraciones a la prensa, naturalmente.

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28 de enero de 2011
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Palabra sin fuego

Mi amigo Felix de Azúa me envía un nuevo  mensaje relativo a las cuestiones tratadas semanas atrás sobre la impotencia en la que nos encontramos ante las acciones del capital financiero.  Me señala la imposibilidad de saber si las agencias de control o los grandes financieros son o no cómplices de lo que el denomina "crimen global", que tendría sedes en lugares muy concretos como Rusia, Pakistán o el Kosovo del contrabando de órganos.

En cualquier caso, Azúa  niega que el actual estado de cosas sea expresión del devenir irracional del capitalismo al que se refería la teoría marxista. Sostiene que el capitalismo  más que una contingencia, constituiría casi la expresión económico-social de nuestro código genético;  algo  inherente a nuestra naturaleza, y que sería erróneo limitar a su  correlación con la Revolución Industrial: "Se le inventa en el siglo XIX como contraposición al socialismo y ante el terror que produce la revolución industrial,  pero así como el término "socialismo" carece de significado, es un 'flatus vocis', el término "capitalismo" es simplemente lo de siempre, lo que conocemos desde la prehistoria, el modo de relacionarse de los humanos, tan biológico como el lenguaje. Sus etapas son variable como la feudal (¡ay, tan  añorada por los campesinos pobres de Africa!) o la diversamente criminalizada en los EEUU de  1930, la Francia de Vichy, la China de Mao o la Yugoslavia de Tito".

La verdad es que esta idea  del capitalismo como intrínseco a la relación humana, consubstancial a nuestro ser, como lo es el lenguaje, es algo que de alguna manera siempre ha estado en mí, pero bajo forma de temor. Temor que acentúan los fracasos sucesivos para erradicarlo.  En los años en los que compartíamos tertulia de café en Paris,  ante algún gesto tristemente expresivo de analidad y racanería en alguno de los miembros de nuestro grupo ( que él denominaba 'tribu'), Agustín García Calvo reflejaba   esta visión nihilista en su manera de suspirar iterando la frase "dinero... ¡que es mi alma!"
Y si tras el alma el dinero, no olvidemos que tras el dinero el tiempo, su correlato dialéctico. Dinero y termodinámica parecen ser efectivamente en ocasiones los auténticos engrasadores de nuestro periplo vital, de tal manera que el pavor a los olores fétidos emergiendo de nuestro propio organismo, nos lleva a ser "becerristas", expresión con la que Basilio Baltasar designaba un día a los seguidores del hermano de Moisés, Ahrom, más encandilados con el fulgor del oro que  temerosos de las tablas de la ley.

Y sin embargo tanto en las consideraciones de Felix de Azúa como en mis  propias reflexiones nihilistas cuando estoy en una onda que responde a las mismas, hay quizás un error.  Pues el capital se resiste a ser reducido a corolario del terror al tiempo y la consiguiente codicia. No es meramente una expresión sofisticada de la pulsión a la propiedad privada. En ocasiones parece incluso utilizar esta pulsión como simple peldaño y hasta repudiarla. No estoy seguro de que las formas brutales del reciente capitalismo chino tengan causa en las ambiciones míseras de la población o en las delirantes de los dirigentes. Sea como sea los chinos se ven ya, y se verán con mayor racicalidad confrontados a la   brutal transformación antropológica que   la sociedad propiamente capitalista  conlleva.

El paleontólogo Jordi Agustí sugiere, en un texto aun inédito,  que  entre digamos  el hombre de Herto y la Revolución industrial no ha pasado casi nada, comparado al desarraigo que esta última supuso. Seguíamos en un sistema cuya base era la agricultura, la ganadería y los recursos energéticos elementales. No creo que Felix de Azúa esté en desacuerdo  con ello, pero quizás deje de lado que esta revolución hubiera sido imposible sin esta transformación del dinero en abstracción a la cual todo acaba subordinándose. El problema es que tal abstracción supone también desarraigo, que se acentúa con otro aspecto que también señala Jordi Agusti:   desde la producción del fuego por homo sapiens (los homínidos anteriores como máximo eran capaces de controlarlo) hablar en torno al mismo ha permanecido como un universal antropológico...hasta la revolución doméstica que supuso la calefacción central, es decir, hasta ayer mismo. Asunto en modo alguno baladí y que nos retrotrae al tremendo problema del corte  en la sucesión de generaciones que caracteriza nuestro modo de existencia, y que seguiré evocando en la próxima columna.

La palabra sin fuego,  supone una  ruptura radical con todas las formas anteriores de organización, a través de las cuales permanecerían rasgos invariantes que darían prueba de la esencial singularidad del ser humano. Si a ello se añade la inserción en un sistema productivo en  el que el trabajador pierde no ya  el control sobre el fruto de su trabajo sino-con el taylorismo generalizado- la percepción de que se trata de un fruto concreto, se entiende  que un campesino del mezzogiorno italiano transportado hace 60 años  al universo de esa Fiat símbolo del  Piamonte fábril,  pudiera sentirse más desarraigado que si lo hubieran transportado a  un pueblo de Anatolia. El abismo no ha hecho más que  acentuarse. Sabemos hoy que el hombre de Neandertal enterraba a sus muertos Pues bien: el paisano evocado por Saramago, que  se quitaba respetuosamente el sombrero ante el paso de la muerte  se sentiría  quizás más próximo el ritual funerario del neandertal que  al gélido trato con los difuntos en esos espacios sin alma denominados tanatorios.

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28 de enero de 2011
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Libros que te cambian

El domingo pasado, el Magazine de El Mundo consultó a trece escritores sobre los libros "que les abrieron las puertas de la edad adulta", en las palabras de Carmen Machado, autora del reportaje y la introducción al mismo. Reproduzco a continuación mi respuesta.

Aunque me considero principalmente novelista soy muy lector de poesía desde siempre, y en mis primeros años de estudiante universitario sentí con gran fuerza el impacto de tres libros de versos en castellano, 'Poeta en Nueva York', de Lorca, 'En la masmédula' del argentino Oliverio Girondo (tan influyente en Cortázar) y 'Pasión de la tierra' de Aleixandre. Tres libros irracionalistas de poetas que no siempre lo fueron. Me centro en el último, ese conjunto de deslumbrantes poemas en prosa que Aleixandre escribió entre 1928 y 1929 bajo el influjo de la lectura de Freud y a mí me reveló que se puede crear con palabras un universo de inconscientes sin perder el control de la razón literaria.

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28 de enero de 2011
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Variaciones sobre el tema mismo

 

1. Genealogía crítica

Tesoro de Covarrubias, 1611: Primera definición

CORROMPER, del verbo Latino corrumpo, contamino, vitio, destruo. Corromper las buenas costumbres, estragarlas. Corromper los juezes, cohecharlos. Corromper los licores, estragarse, y ellos suelen corromperse. Corromperse las carnes, dañarse. Corromperse uno, es desmayar, yéndose de cámaras. Corromper las letras, falsearlas. Corromper la donzella, quitarle la flor virginal. Corrupta, la que no está virgen. Corrupción, pudrimiento. Corrupción de huessos, quando se pudren hasta los huessos, enfermedad gravíssima, y mortal. Corruptela, término forense.

Diccionario de la Lengua Castellana. RAE, tomo 2, Letra C, 1729

Las páginas 621-623 ilustran los usos de 16 variantes de Corrupción, que incluyen Corrompedor, Corrompimiento, Corruptense, Corruptabilidad, Corruptíssimo, Corruptivo y Corruptar.  El árbol barroco del concepto se alimenta de los clásicos, busca en el modelo enciclópedico razonar lo real desde la documentación, y es pródigo en casos y ejemplos. Muchos se deben al ingenio,  otros al grotesco, y algunos incluso a los esterotipos y el clima moral. 

 Góngora: Aunque sin lengua, bolsa

 

Viendo el escribano que

Dan a su legalidad

(Por ser poco el de verdad),

Nombre las leyes de fe,

Su pluma sin ojos ve,

Y su bolsa, aunque sin lengua,

Por la boca crece o mengua

Las razones del culpado,

La bolsa hecha abogado,

La pluma hecha testigo;

 

                                            Y digan que yo lo digo.

 

Santa Teresa: Tentaciones en Sevilla

No sé si el mismo clima de la tierra, que he oído siempre decir que los demonios tienen más mano allí para tentar, que se la debe dar Dios, y en ésta me apretaron a mí, que nunca me vi más pusilánime y cobarde  en mi vida que allí me hallé; yo, cierto, a mí misma no me conocía

 

(Libro de las fundaciones)

 

 

2.  Crítica del discurso

 

La crítica moderna del lenguaje es de órden ético y, por ello, político. César Vallejo, por ejemplo, postula en uno de sus poemas de París que la miseria urbana (le tocó la crisis del 29) demanda no sólo el lenguaje anti-idealista que la poesía de su tiempo asumía, sino también la urgencia del drama cotidiano como materia emotiva; el lenguaje debía elegir entre lo inmediato y lo improbable. En la aguda lectura que hace el novelista chileno Carlos Franz de El astillero de Juan Carlos Onetti, el dinero inexistente organiza el contrato social; y la corrupción se explica como el irónico mercado que desde la ilegalidad sostiene un sistema fantasmático.  Lo que equivale a decir que los límites del lenguaje son los de la pobreza.

 

Vallejo: Ética de la crisis

 

Un comerciante roba un gramo en el peso a un cliente

¿Hablar, después, de cuarta dimensión?

(Un hombre pasa con un pan al hombro)

 

Carlos Franz: La corrupción camuflada

Gálvez (en El astillero de Onetti)  le anota a Larsen en los libros de contabilidad, cada mes, un sueldo de 5.000 pesos que nunca cobrará, por supuesto, pero que suena adecuado a la dignidad de su cargo. Pronto, hambriento y humillado, Larsen acepta su parte en las ventas clandestinas de chatarra.

Espléndida imagen del discurso de la dignidad -personal e institucional- que camufla al fracaso social y económico, y la consiguiente corrupción en nuestras sociedades. Se trabaja en tareas improductivas, para cobrar un dinero que no paga lo que necesitamos. Sólo queda el recurso a la corrupción , a corrompernos -mucho o poquito- y sacar algo de lo que se corrompe en torno nuestro.

El éxito en una empresa fracasada, se me ocurre, ha de ser fracasar totalmente. Larsen lo sabe o lo sospecha (en Santa María todo saber es sospecha).

Luego de semanas o meses inverificables -el narrador nunca está seguro-, pero siempre en el invierno de este descontento, allí donde no pasa nada ocurren dos cosas súbitas: el pretendido Gerente Administrativo, el señor Gálvez, renuncia y desaparece, es decir, huye. Y el viejo Petrus es encarcelado en Santa María, acusado de emitir títulos falsos, acciones sin respaldo de capital para solventar su empresa fantasma.

Larsen va a la cárcel a ver a Petrus, y allí ocurre otra de esas paradojas que en Santa María son necesidad: Larsen se pone una vez más al servicio de este patrón de la farsa. Incluso en esas circunstancias no quiere o no puede dejar de engañarse. La razón -pero sería mejor en Santa María hablar siempre de la sinrazón- se ha expuesto a todo lo largo del libro:

(“Latinoamérica, el astilerro astillado. Una lectura de la Santa María de Onetti como metáfora latinoamericana”, www.cervantesvirtual.com/)

 

3.  Algunas respuestas

 

Algunos amigos me han hecho llegar variaciones al tema, que requeriría un Observatorio alerta para que las noticias (truculentas, a veces involuntariamente cómicas) no se borren unas a otras.

 

Alexis Márquez:  La Enciclopedia del país

El sustantivo “corrupción” está cada día más vigente en la  sociedad contemporánea. En todos los países –en unos más que en otros, pero en todos– la “corrupción”, sobre todo la de tipo administrativo, está cada vez más presente.
De esta palabra el DRAE dice, en su 4ª acepción:En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”. Es esta la definición de la llamada “corrupción administrativa”.
“Corrupción”, por otra parte, es un derivado de “corromper”. Este, de origen latino (“corrumpere”), es un compuesto del prefijo “co-“ y el verbo “-romper” (en Latín “cum-” y “-rumpere”). Sin embargo, como una curiosa peculiaridad “corromper” tiene dos participios, uno regular, “corrompido”, usado sólo en la formación de los tiempos compuestos (“he corrompido”, “habrá corrompido…”), y otro irregular, “corrupto”, que empleamos sólo en oficios de adjetivo (“funcionario corrupto”, “sociedad corrupta”) o de sustantivo (“un corrupto”, “esa corrupta”). Mi amigo el escritor peruano Julio Ortega, me cuenta: “Estoy componiendo, burlas veras, un Diccionario de la corrupción, con ejemplos peruanos, ya que mi pobre país avanza en lo económico y se hunde en la corrupción”. Lástima que sea sólo con ejemplos de su país. Si fueran de Venezuela, el diccionario le resultaría una voluminosa enciclopedia.

(Caracas: Tal cual)

Mirko Lauer : Sabiduría limeña marginal

Julio, vasta tarea has asumido en lo de este lado oscuro de la lengua. Alguna vez con Enrique Carrión empezamos a imaginar un diccionario de la pendejada (en ese tiempo todavía no se hablaba de corrupción en los términos de ahora), con expresiones como "Amor con amor se paga", "Una mano lava a la otra", "Toda taza tiene su asa". Al final la lista se nos hizo larga, y los dichos de la pendejada empezaron a confluir extrañamente con los dichos de otras formas de sabiduría marginal. El proyecto se diluyó entre los cafés cortados del Haití de esa época. Ahora renace en un contexto menos claro.

4. Perú de plata y melancolía

 

Cortoplasismo: Inversión segura.

Colgado de la brocha: Quedar sin apoyo.

Escándalo de candidatos: La enfermera del reo Fujimori y el guardespaldas del reo Montesinos aparecieron de candidatos a congresistas en la lista de Keiko Fujimori.

Sueño del indultado: Fujimori es el primer preso que dirige desde la cárcel una campaña política a la presidencia, la de su hija, que de ganar lo indultaría.

Limpieza pública: Quince altos funcionarios del Municipio de Lima son procesados por haber pagado 36 millones de soles en lugar de 14 a una empresa de limpieza pública; el exalcalde Castañeda no está inculpado.

Mugropolítico: experto en rumorología.

Candidato con más calle: Toledo, expresidente, candidato a la presidencia.

Marqueteramente: Política hecha en el modelo de la farándula.

Cura en salud: A Toledo le pasaron un cuy  (cobayo) por el cuerpo para curarlo.

“Niña sirenita”: Niña de siete años que nació con las piernas juntas; los padres han enjuciado al exalcalde Castañeda, que había ofrecido ayudarlos, acusándolo de “aprovechamiento de imagen.”

 

 

 

 

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28 de enero de 2011
Blogs de autor

100,000 Bellatin

Me envían una invitación de Casa América Catalunya para un evento llamado Los 100,000 libros de Mario Bellatin. Lo mejor de todo es que definen a Mario Bellatin como mucho más que un escritor o un ?performer?. Es un artista integral. También en una entrevista en Publico.es comentan la aparición de un nuevo libro suyo, integrado por tres novelas, en Alfaguara. Dice la nota:

El término performance no me parece nada concreto. Es una manera de llevar la escritura a límites que las formas tradicionales no tienen contempladas. Yo, por ejemplo, uso cámaras. Sin embargo, sigo siendo un escritor, no soy un fotógrafo?, explicó Bellatin a Público poco antes de la conferencia. En esta ruptura con lo convencional, para el escritor han cobrado renovada importancia las tecnologías. Él, que empezó a escribir con una Underwood de 1915 ahora no concibe la escritura sin el iPad. ?Aunque todavía no ha estallado, es la nueva revolución. Y cuando llegue, se harán libros en papel y muchos otros sólo ex profeso para el ebook?, aseguró. El mexicano está convencido, además, de que el formato del libro electrónico modificará la creación literaria, como ya hiciera el cine en el siglo XX. ?El cine cambió primero la estructura antes que lo visual. Y con el ebook ocurrirá lo mismo?, manifestó. Esta revolución servirá a su vez para traer nuevos bríos a la literatura actual en castellano. Para el mexicano, ahora no son buenos tiempos para la creación. ?Creo que se repiten muchos modelos y hay pocos espacios para encontrar autores que busquen un mundo propio. Se han dejado seducir por elementos externos?, apuntó el escritor, que no echa la culpa a los autores: ?El problema parte de una suerte de ideas preconcebidas que van en contra de la personificación del propio texto?. Este esfuerzo por la transgresión de límites convencionales no significa, sin embargo, que la historia desaparezca. ?Algunas vanguardias del siglo XX quedaron como piezas de museo porque sacrificaron la historia?, manifestó. Tras esta parada por La Casa Encendida, el escritor, regresará próximamente al mercado español con La clase muerta (Alfaguara), formada por los relatos La biografía ilustrada de Mishima y Los fantasmas del masajista; y la ?especie de novela? Disecado (Sexto Piso). Mientras, prepara Los 100.000 libros de Mario Bellatin, una instalación con todos sus libros que viajará al próximo Documenta de Kassel. Y que el impulso creativo no pare.

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27 de enero de 2011
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El Boomeran(g)
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