Skip to main content
Category

Blogs de autor

Blogs de autor

Cuarenta años de Terra Nostra

 

Una novela hospitalaria

 

¿Cuáles son las virtudes que tiene Terra nostra para ayudarnos a entender quiénes somos en el México actual en el contexto hispanoamericano?

 

Esta novela es un curso universitario completo. Todos los mexicanos deberían leerla y obtener un titulo de licenciatura en mexicanidad moderna, crítica y celebratoria. Nos dice que México está hecho de grandes tradiciones: en primer lugar, la nacional, que es un archivo de la cultura de la Mezcla. Lo más moderno, lo sabemos desde Cervantes, es la mezcla de saberes, versiones y lenguajes. Lo que pretende ser castizo, incontaminado y meramente europeo es tradicional, patológico y cursi. Y segundo, la tradición atlántica, el México sin fronteras, hecho también de su memoria liberal, su gesta revolucionaria, y la diferencia que hace en el mundo.  No es casual que la violencia se haya dirigido contra los campesinos, los estudiantes, las mujeres, y ahora los maestros. Terra nostra apuesta por las sumas atlánticas, por un horizonte hecho desde la literatura y por una tierra hospitalaria.

 

Terra nostra no es una obra sencilla ¿por qué decirle a los mexicanos, de cualquier edad, que hay que leerla?, ¿qué obtendrán?

 

Esta novela celebra con gusto y pasión su conversión de la historia en relato, con lo cual nos demuestra que nuestra identidad ya no es racial, social o política, sino que es cultural, porque está hecha por la literatura, las artes,  el cine, la cultura popular, que abren un espacio de mayor libertad, forjado por la versión mexicana de lo moderno. Terra nostra se lee hoy mejor que nunca. Es más actual, más fraterna y necesaria para remontar este destiempo mexicano . Fuentes representó siempre la libertad de la literatura frente a las pestes de la política autoritaria, el clientelismo y la banalidad del poder. Esa independencia de su obra, de su voluntad transfronteriza y de su capacidad de invención, supuso en él un ejercicio de la libertad estética. Su narrativa forma parte del trabajo cultural por hacer de la literatura un modelo creativo de la modernidad latinoamericana. Esta novela es un territorio de salud cultural, postula un futuro, sobre las ruinas, bienvenido. En eso Fuentes es heredero de Alfonso Reyes, porque creyó que México y América Latina son la promesa de un mundo inclusivo.

 

La novela más radical

 

En Terra nostra los personajes no se explican por su pasado, se explican por su proyecto futuro, pues se están rehaciendo permanentemente, vienen de la historia, del mito, de la memoria, y se construyen como una hipótesis del devenir .

 

Cuarenta años después resulta más útil ahora. Hoy cualquier sujeto es un agente cultural construido por  la cultura literaria, la artística y la  popular, tanto como por la tecnología, los medios sociales y la información. Esta novela es también una Nube virtual, que incluye todas las novelas en su sistema de sintonías  abiertas, que nos libera de las genealogías de la tradición carcelaria.

 

Pedro Páramo se explicaba por la función del padre; Juan Preciado debe morir para saber quién es.  Octavio Paz dijo que somos hijos de una violación, de la conquista española, que nos define desde el trauma y nos condena a la soledad.  El primer libro que excede esos mitos, que explicaban al sujeto por su pasado, es Terra nostra.

 

Algún chico listo debería subir Terra Nostra a Internet, pues es un “hipertexto.” Carlos Monsiváis dijo que se requería una beca para leerla, pero hoy bastaría con una aplicación, con un programa para navegarla.

 

“Increíble el primer animal que soñó con otro animal. Monstruoso el primer vertebrado que logró incorporarse sobre dos pies y así esparció el terror entre las bestias normales que aun se arrastraban, con alegre y natural cercanía, por el fango creador.”  En este comienzo de la novela advertimos que el “yo” se descubre en el espejo del “tú.” Y es gracias a esa imagen (desencadenada en el sueño como la distinción final de lo humano) que el hombre se hace sujeto, quien a su vez se hace lector. El horizonte del futuro será suyo, gracias al sueño y el lenguaje.

 

Hipertexto y geotextualidad

 

¿De qué manera se leyó Terra nostra hace 40 años cuando se publicó?

 

Como una Summa teleológica. Como una desaforada "imagen del mundo". Gracias a ella, nos seguimos graduando en nuestra mayoría de edad de lectores, en nuestra capacidad creativa para hacer más legible la resta de humanidad que la violencia, la política y la competencia nos han impuesto, hoy día, desde la conversión feroz de la vida cotidiana en mercado. Fuentes, más bien, cree que desde la plaza pública, desde el foro, el lenguaje nos permite reconstruirlo todo de nuevo.

  

Usted ha dicho que Terra nostra es la novela mayor de Fuentes...

 

La narrativa de Fuentes se debe a nuestra lectura. Unas novelas sintonizan con unos momentos históricos y otras con otras demandas y expectativas. Son relatos que afincan en la experiencia viva del decurso histórico, y hoy día, en este momento mexicano de restas y menoscabo, Terra nostra adquiere una actualidad más viva, como si se escribiera en el decurso de nuestra lectura. Fuentes dio siempre lecciones de futuridad en sus libros, y éste tiene una vivacidad urgente, se debe a una encrucijada de la experiencia hispánica, que se decide entre opciones, por un lado, autoritarias y reaccionarias y, por otro lado, radicalmente democráticas,  que se deben a un renovado proyecto de reconstrucciones. Esa articulación de pasado y futuro, de historia y utopía, solo es posible en el relato, en las actas de la tribu que es Terra nostra, reescritura de la historia y programa de sumas felices. Esta novela es una saga del optimismo en la creatividad popular y el arte de recordar, entre la tradición humanista y la fraternidad herida.

 

Una novela en la que Carlos Fuentes apostó por reformular la historia a través de la novela, ¿de qué manera lo logró?

 

Haciendo de la historia ficción y de la literatura hospitalidad. La suma de orillas, de orígenes y destinos que esta novela postula es una verdadera casa del lenguaje, donde recuperamos nuestro lugar más creativo. Fuentes logró esa suma inclusivamente, construyendo no una pirámide de los sacrificios sino un habitat donde la celebración de lo que somos y la afirmación de lo que podemos ser postulan un lenguaje de reconocimiento y acogida. Es una novela donde la inteligencia de los afectos nos propone acordar y construir.

 

¿Cómo adentrarse en su lectura?

 

No estamos acostumbrados a las demandas de una novela enciclopédica, que nos convoca a convertir al tú en la medida del yo, y que nos exige trabajos de lectura para los que no hemos sido educados. Por eso, postula una tribu de lectores utópicos, capaces de creer que una novela puede ser un mapa de mundo por hacerse. No está sola. En su constelación rotan la rebeldía contrahegemónica de Juan Goytisolo; la épica del ego desamparado,  que se busca a sí mismo en el espejismo de las novelas de Javier Marías; la creatividad de una saga heterodoxa que alienta la rebeldía de los libros de Julián Ríos; la arquitectura barroca que levantan las novelas de Edgardo Rodriguez Juliá en su trópico melancólico; las voces alucinatorias de las mujeres aferradas al hilo del lenguaje en las sagas de Diamela Eltit; la vitalidad de Manuel Vilas, que reescribe la biografía del sujeto en batalla contra la lengua autoritaria que hemos heredado; el apocalipsis celebratorio de Juan Francisco Ferré en sus narraciones de  humor lúcido y eros lucido; la inteligencia que Agustín Fernández Mallo urde en sus fábulas desde el futuro del relato;  la rebelión contra el lector patriarcal (obsceno y feroz) que alimenta Marina Perezagua, cuyos cuentos se niegan a reconstruir el cuerpo dispersado del héroe en español.

 

Novela enciclopédica, pero al mismo tiempo una de las obras más ambiciosas de Carlos Fuentes, ¿cómo definir la vigencia de Terra nostra?
 
 

 

Hay que leerla a sorbos, despacio y con paciencia alerta. Poco a poco, la novela nos va ganando con su energía creadora, su prosa límpida y dialogante, sus historias circulares que se ceden la palabra como un teatro de la memoria. Pronto, nos gana el placer de su registro, la lucidez de su capacidad de sumar, la transparencia de su diálogo humanista. Nos damos cuenta de que somos parte de la novela, no solo como lectores sino como los hablantes sucesivos que nos devuelven al mundo terrestre como si fuera nuestro.
 
 

¿Qué les dice a las nuevas generaciones de lectores?

 

Les dice: no pudimos.  Pero releer es hacer, imaginar otra hechura, rearticular lo real no solo como pesadilla heredada sino como sueño por hacerse. Por eso, en este siglo Terra nostra es un manual de definirnos entre sus espejos desenterrados.

 

Hacia una edición depurada

 

Esta es una novela que no hace mucho  aprendimos a leer. Cuando apareció (1975) los lectores no estábamos preparados para subir esa pirámide.

 

Es la novela más joven de Carlos Fuentes porque está escrita para el lector del futuro. No es Pedro Páramo donde todos están muertos ni La muerte de Artemio Cruz , donde todos son corruptos, sino el devenir de una historia donde todos podemos ser, felizmente, creativos. Es decir, lectores libres.

 

Esta novela dialoga con nuestra gran tradición humanista. Desde  La Celestina y El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha hasta el Ulises  y las grandes novelas del “boom” de la narrativa latinoamericana. Cuando la escribió estaba en boga la ambición de la novela total –idea cultivada por Proust, Thomas Mann y James Joyce– como una forma que cristaliza la lectura de una época. Así que es una novela de gran ambición narrativa y de un gran optimismo en el lector. Proust imaginó un lector que despierta muy temprano; Joyce, en Finnegans Wake (la más próxima a Terra nostra), a un lector favorecido por el insomnio, como dijo Eco. Joyce llegó a sospechar que la segunda gran guerra se declaró para interrumpir la lectura de su novela.

 


Fuentes nunca escribió dos novelas iguales. Usualmente, cuando un novelista encuentra un estilo y se beneficia de una visión del mundo, continúa reescribiendo a partir de ese estilo. Y el ejemplo más claro fue la publicación de Aura y La muerte de Artemio Cruz el mismo año de 1962, ya que se trata de dos relatos disímiles, se diría escritos por dos autores distintos.

  

En suma, hoy tenemos la posibilidad de hacer una lectura más fresca y creativa de esta obra monumental, donde se distingue su lenguaje vívido, intenso, reverberante y poético, que discurre en varias direcciones y llega a formar una pirámide azteco-española, un edificio de laberintos que hace de la lectura una geotextualidad.

 

La edición depurada de Terra nostra que he preparado con Ana González Tornero para la serie de Obras reunidas de Fuentes en el Fondo de Cultura Económica, corrige unas 250 erratas, incluye notas aclaratorias, y ensayos introductorios.

 

 Una novela para el 21

 

 ¿Qué es la libertad del sujeto? Lo que puede decir y hacer con el lenguaje.

 

Quienes reapropiaron la noción de "terra nostra" fueron los mestizos americanos, en un acto de rebelión contra los colonizadores españoles. No hay que olvidar que las lenguas originarias incorporaron al castellano gracias a su sintaxis aglutinante,  y tuvieron, muchas veces, una relación íntima con la lengua colonial.

  

Fuentes postula que el yo sólo puede hacerse con el lenguaje. No tiene una identidad permanente y está creando siempre horizontes de futuro. Ese futuro empieza en la caja de herramientas que es el lenguaje.

 

Los mestizos solían decir, para alarma de las autoridades coloniales, que ellos eran doblemente dueños de la tierra americana: primero, porque la habían heredado de sus madres; segundo, porque la habían ganado con sus padres españoles. En esa versión irónica de la experiencia colonial, se advierte ya que la lengua americana  es una metáfora de reapropiaciones. Y que el lenguaje será la ruta de abrir el horizonte, de hacer lugar.

 

Pero la tierra es también nuestra, de cada lector, porque la novela es un territorio de la lengua. Y en la novela, como en la lucidez ganada por un sueño, el yo es constituido por el tú, entre el lector y el autor, entre el narrador y los hijos del habla, entre el Quijote y Cien años de soledad, entre la Celestina y Buñuel, entre Joyce y Juan Goytisolo, entre la cultura popular española y la cultura carnavalesca latinoamericana.

  

Lo que busca Terra nostra es crear un nuevo lector. Y esa poética funciona mejor en este siglo de lecturas menos genealógicas y más dialógicas, menos nacionales y más trasatlánticas.  Es una novela que no ha terminado de leerse porque empieza a ser leída cada vez mejor.

 

 

Respuestas a Yanet Aguilar Sosa (El Universal), Juan Carlos Talavera, (Excelsior), Jesús Alejo Santiago (Milenio), Silvia Isabel Gámez (Reforma).

 
Leer más
profile avatar
26 de mayo de 2015
Blogs de autor

Oportunidad

Estuve pendiente hasta el último momento de los resultados que obtenían los tres partidos que me interesaban, Ciudadanos, UPyD y Podemos. Son muy distintos entre sí. Los dos primeros nacieron como reacción contra el nacionalismo etnicista y excluyente que oprime Cataluña y el País Vasco con su intolerancia. Ambos partidos siguen la lucha por las libertades iniciada en la Transición. Podemos es el heredero de la tradición totalitaria y caudillista española que ha trocado el comunismo por la corrección política. De los tres sólo dos podrán influir sobre la ciudadanía.

El desastre de UPyD es una triste pérdida. Fue un partido esencial para comenzar la batalla contra la corrupción. En los últimos meses hubo de suspender algunos procesos judiciales contra los corruptos porque ya no tenía fondos para pagar abogados. Su fracaso electoral es el resultado de un fallo de cálculo por parte de Rosa Díez. En lugar de entender que UPyD y Ciudadanos estaban hermanados por el mismo origen, la rebeldía contra la opresión nacionalista, creyó que eran dos formaciones en competición. No quiso negociar una suma y se empecinó en la división. Los errores, en política, no suelen tener remedio.

Los resultados no son el fin del bipartidismo, el nuestro es un país muy conservador, pero sí la aparición de una nueva oposición entre un partido, Ciudadanos, que quiere arrojar al pasado el cainismo español, y otro, Podemos, que va a mantenerlo. Rivera lo dijo con gran propiedad: Ciudadanos exige justicia mientras que Podemos clama venganza.

La decadencia de los viejos partidos, meras maquinarias clientelistas, puede que se acelere. Está al alcance de Ciudadanos y Podemos inaugurar un modo más inteligente de tratar a la población. Sólo así podrán ganar la verdadera confrontación: las generales de diciembre.

Leer más
profile avatar
26 de mayo de 2015
Blogs de autor

¿Qué queda de los señoritos de Jerez?

“Defina Jerez?, le pidió un periodista estadounidense a Carmen López de Solé, esposa de Manuel de Domecq Zurita, en una visita a Nueva York. Eran los años setenta. Los americanos estaban acostumbrados a las ocurrencias: ?Jerez es un incesto alcohólico legalizado?, respondió. La frase apareció en las portadas, junto al relato esplendoroso de la colonización mundial del brandy. La espontaneidad de esta sevillana de familia adinerada, diecisiete años más joven que su marido, y cuya boda fue ?un poco escándalo? al no pertenecer a las familias jerezanas de toda la vida, describía con ingenio lo que difícilmente se podía percibir desde este oasis de la alta sociedad integrada por bodegueros, exportadores de vinos y aristócratas. Un microclima social. La cronificación de una endogamia que ha mezclado santos y profanos. Un extenso linaje que cruza legítimos con bastardos, mujeriegos y homosexuales, camperos y viticultores, y que ha matrimoniado a primos segundos, terceros y cuartos ?llegando a cristalizar el doble apellido Domecq Domecq?. Aquí se conserva un rancio spanglish que, a día de hoy, se sigue hablando en cocinas y palacios, donde es habitual combinar un ?How do you to feel today?? con ?vamos a tomar una coca de cebolla confitada y unas croquetitas?. ¿Cómo fue capaz de congelarse el tiempo en Jerez, cuna del señorío y el anarquismo fin de siècle, donde andaluces, ingleses, irlandeses y franceses ?los Domecq proceden del Bearn? amasaron fortunas y engordaron sus hígados? Los Terry, Osborne, Bohórquez y López de Carrizosa, o los Gordon, Gilby, González y Byass, después de embotellar las botas de sherry, plantaron un árbol, o mejor dicho, todo un bosque genealógico en una de las ciudades que ha persistido en costumbres y maneras propias del siglo XIX. ?Jerez seduce y cautiva. Por lo que es y, sobre todo, por la nostalgia de lo que fue?, me cuenta María Dueñas, cuya última novela, La templanza, narra la historia de un indiano lleno de urgencias y una distinguida jerezana envuelta en claroscuros, y de una desolada casa-palacio? y una viña con nombre de virtud. Niñas bien de pelo pajizo y pecas en la nariz que se casaron con sus primos y siguen cristianando a sus bebés con faldones de encaje decimonónicos. Duquesas y marquesas de apellidos compuestos que cocinan como profesionales y se deshacen de la ropa de cama cada año. ¿Y los señoritos? ¿Qué queda del maridaje entre latifundio y club de polo, de los trajes a medida encargados en Savile Row y la capillas del Santísimo? Del ?Domecq obliga?, lema heráldico de la ilustre familia, hasta la liquidación de las bodegas patrias, hoy en manos de multinacionales. Del mecenazgo de artistas y flamencos al derrame patrimonial que ha convertido una buena parte del pasado en escombros. ?¿Señoritos? Es casi un insulto. Un denostado esnobismo levantado sobre personajes singulares de quienes se decía que el padre había sido un trabajador, el hijo, rico, y el nieto, un pordiosero?, resume Mauricio González-Gordon hijo, actual presidente de la bodega González Byass. La explicación del mito tiene varias perspectivas: una de ellas asegura que se trata de un prejuicio de Madrid que intenta catalogar un estilo de vida, pero que en realidad solo tiene que ver con gente ociosa que no pega ni clavo. Otra es la que señala a personajes como el exalcalde Pedro Pacheco, hoy en la cárcel condenado por prevaricación y malversación de caudales: ?Al principio llevó a cabo buenas iniciativas, pero después se endiosó y tomó medidas drásticas que ahuyentaron el capital de Jerez?, explica Pedro Rebuelta, director de la bodega. ?¿Un señorito? No sé lo que es; yo me paso la vida trabajando. Clases sociales hay en todos los países, y se puede ser un gilipollas sin pertenecer a ninguna clase?, zanja Antonio Domecq Domecq, nieto del mítico Alvaro Domecq Díez, exrejoneador dedicado hoy a la instrucción en su finca, A campo abierto, en Los Alburejos. A la entrada del palacio de Benavente, propiedad de Manuel Domecq Zurita, vizconde de Almocadén, y su esposa Carmen de Solé, se recuesta contra el muro un hombre de piel curtida que no se sabe muy bien si pide limosna o espera a su camello. A su lado, una niña de unos diez años con gafas rosas, cazadora tejana y marcado seseo le da el aviso: ?Aquí vive un marqués (sic) que no deja entrar a nadie. Todo esto es suyo?. Los jack russell terrier empiezan a ladrar como fieras, hasta que el vizconde, que durante tantos años fuese el embajador de los vinos de Jerez por todo el mundo, abre los porticones. Murales con motivos vegetales, heráldicos y religiosos enmarcan el patio en una sinfonía onírica, atrevida, con desnudos en el Edén entre fuentes de agua y peonias. Criado sin padre, Manuel Domecq Zurita vivió durante la guerra en el hotel Minzah de Tánger, siempre protegido por una madre tan digna como ajena al resentimiento por el abandono de su marido, Pedro Domecq González, bígamo y cosmopolita. A su familia les llamaban los perversos porque en aquella casa la gente fumaba, bailaba y escuchaba los discos recién importados de Bing Crosby. ?El mundo estaba allí para tomarlo. El dinero no era un obstáculo, mi familia era riquísima, las mujeres, guapísimas, no había nada que los parara?, recuerda el vizconde. Hace un par de años estuvo a punto de morir, y Carmen, su mujer, le llevó su crucifijo de madera a la UCI, donde no se podía entrar nada y quedó esquinado entre sueros y catéters. ?Y Manolo, mi príncipe, sobrevivió?. Dice la tradición que aquí no hay lugar para tonterías, que es como le llaman ellos al sentimentalismo. Belén Domecq de Solé, afamada interiorista y, según su padre, mujer de carácter firme que es una autoridad en lo que se propone, me revela que, de pequeñas, ella y sus hermanas jamás fueron abrazadas o besadas por él: ?Abrazos y besos en la familia son tonterías, uno de vez en cuando y basta?, sentencia. ?Aquí hay dinero con alma, no con ostentación. El nivel social se demuestra en los valores del alma. Nuestras hijas, por ejemplo, pueden ir a todas partes y no llaman la atención por otra cosa que por su valor moral?. Manuel, maestro en el arte del buen vivir, posee una experiencia estética propia de renancentistas. El flamenco siempre ha estado cosido a Jerez, apoyado en la buena resonancia que han dado las bodegas. Ante visitantes ilustres, ya fueran Octavio Paz, David Hockney o Jean Cocteau, se organizaba una de cante. Recuerda una vez que se fueron al Puerto a una fiesta flamenca muy privada donde Lola Flores, ya muy de madrugada, acabó bailando desnuda sobre una mesa. ?Se hizo el silencio en medio de la juerga. El cuerpo se convirtió en una llama incandescente, en un fuego incontrolado que crecía y que era imposible dejar de mirar. Los pies descalzos lamían la madera en unos pasos cortos y sinuosos. Estaba poseída o nos poseyó a todos? . En los óleos que cuelgan de las paredes han quedado bien plasmados esos orígenes foráneos: dignas damas con vestidos sin manga, rebequitas de cashmere, perlas, y cómo no, un perrito en su regazo. Porque los perros son uno de los bienes más preciados entre la sociedad jerezana. No se entiende la vida sin ellos. Ladran en los patios palaciegos y los salones con mantita y brasero. Hay una anécdota de Manolo, contada en el libro que le escribió Carmen Oteo, Lágrimas del vino, que lo demuestra: cuando era niño, desapareció su perra más querida, y la familia prefirió decirle que se la había arrebatado un pariente a que había sido atropellada. Le pregunto si no es más cruel la mentira que la verdad: un secuestro ante un desafortunado accidente. ?Por una parte, aquello formaba parte de una educación sobria donde no cabían tonterías. Y por otro, los perros siempre han formado parte de nuestra vida. Son clarísimos, definidos en el amor, te quieren?. Los besos perrunos a menudo han sustituido a los humanos. ?Sí, nuestras familias no eran de besos y abrazos, bastante fríos, no nos rozábamos mucho; a mí el contacto físico me parece importantísimo: a mi hijo de 19 años lo sigo abrazando?, asegura Mauricio González. Sni ?ni sí ni no, todo en la misma palabra? es un palabro acuñado en esta ciudad de más de 200.000 habitantes, llena de torres, iglesias y monasterios, con una granja de cocodrilos y un premio internacional de motociclismo. Los fenicios ya hacían vino en sus tierras. Sherry, así de coqueta suena la internacionalización de su nombre. Sherish, le llamaban los árabes; Xerez, en el medievo, y hoy, su aeropuerto con vuelos diarios a Londres se abrevia XRY. Shakespeare dejó escrito un elogio a su vino: ?Un buen jerez produce un doble efecto: se sube a la cabeza y te seca todos los humores estúpidos, torpes y espesos que la ocupan…?. Según la dirección del viento, se percibe más o menos la resaca del vino. Un olor acre, a uva macerada y alcohol destilado, que persiste, empecinado, desde 1835, año en que se compra La casa, origen de las actuales bodegas González Byass. ?Aquí inventamos la aromaterapia?, dice a modo de guasa Paco, guía de la bodega. ?Le llamamos sorbo de los ángeles a las partículas de alcohol que se pierden en la evaporación y te ponen contento?, añade. En los archivos de González Byass, con una sobria arquitectura, se conservan más de 200.000 cartas y centenares de fotos, de Jorge VI y el Duque de Kent; Alfonso XIII y Victoria Eugenia, en una visita en 1927; el actual Rey, Felipe VI, junto a su promoción de la Academia General del Aire; pero también de Manolete, Picasso, Vargas Llosa o Margaret Thatcher. Las paredes de La Concha, construida en honor de la Reina Isabel II por el mismísimo Gustave Eiffel en1869, están ennegrecidas. La humedad tiene un alto grado de penetración y tolerancia. Mauricio González Gordon, presidente de las bodegas y quinta generación desde que su tatarabuelo, Manuel María González Ángel, pasara de exportador a productor asesorado por su tío José María, tío Pepe, me define el Jerez como una mezcla perfecta de ?elegancia, naturalidad y estilo?, y recurre al flamenco, que está unido al vino en busca de expresividad: ?Es como cuando lo escuchas y lo tienes en los labios y en el corazón, pero no puedes, no sabes, cantarlo. Te hace sentir y te ayuda a comprender las cosas?. González Byass exporta más de la mitad de su producción anual ?el porcentaje de los 45 millones de litros de vino jerezano vendidos más allá de nuestras fronteras alcanza el 70%?. Durante los años de la crisis ha crecido un 25%, y el pasado 2014 facturó 250 millones de euros. La más emblemática de las bodegas tiene 150 accionistas y a tres generaciones familiares en su junta. Del Beronia a Tío Pepe, de protectores de Doñana a mecenas, se sienten orgullosos de haber modernizado el oficio: Mauricio tiene un MBA y Rebuelta, el primer director profesionalizado ?no heredado?, es Icade. Ambos, considerados en Jerez ?unos señorazos?, me aseguran que la aristocracia jerezana ?es muy sencilla, humana y sociable, que alterna con el pueblo en vez de colocarse en un pedestal?. Por la tarde, en casa de Rebuelta, casado con Almudena Domecq, juegan una partida de croquet mientras los rayos del atardecer atraviesan la geometría de los palos. Niños, jóvenes y seniors; camisetas deportivas y chaquetas de tweed verde. De repente, aparece una mujer de mirada profunda con el pelo recogido. Es Carolina Ruiz-Mateos, sobrina del dueño de Nueva Rumasa y las bodegas Ruiz-Mateos Rivero. Viene a dar clases de flamenco rancio y puro ?como lo aprendió ella en las escuelas de Angelita Gómez y María del Mar Moreno? a la hijas de Pedro y Almudena y sus amigas. Así se gana la vida. ?No ha sido fácil perder tierras, caballos, patrimonio. Menos mal que mi padre tenía alzhéimer al final de su vida y no se dio cuenta. Mi tío nos arruinó, nos dejó sin un duro?. Y a diferencia de tantos entrevistados, que a menudo cuando recuerdan que hablan con una periodista te ruegan ?esto no lo pongas?, Carolina dice: ?Puedes ponerlo tal cual?. David Fesser Lucky también repite la máxima ?sin tonterías?. A los dieciocho años, su Ford Fiesta dio dos vueltas de campana. Se quedó paralítico. Es tan educado que daba las gracias a cada enfermera en la UCI, donde permaneció durante tres semanas. Hoy es un hombre libre que ha pilotado helicópteros y ha volado en parapente y autogiro. ?Nada de lloriqueos. Los límites son mentales?. Fesser, con negocios en República Dominicana, ha viajado por todo el mundo y se siente ?un outsider de Jerez?. Regenta Las Cuadras, un bar donde se escucha flamenco y se come de maravilla, ubicado en las antiguas cuadras del Palacio de la Condesa de Casares, propiedad de su familia, emparentada con el Duque de Abrantes. ?España es un pueblo de pandereta y zambomba al que le encanta el drama. Tal vez a nosotros nos ven fríos. Yo le daba la mano a mi padre, me avergonzaban los besos. Aquí la gente llora en su casa, no somos unos desalmados?. Los hubo que enseguida volaron a las Américas, como David, o a Madrid, como el pintor Cristian Domecq. En los años ochenta era considerado el Hockney madrileño, gracias a sus retratos a personajes emblemáticos de La Movida. El Reina Sofía tiene obra suya. Hijo de Beltrán Domecq González y Ana Cristina Williams ??mi madre era muy guapa, atractiva, flemática, y sufrió bastante porque era independiente??, asegura que tiene su infancia muy definida: Jerez me resulta un mundo pintoresco, tradicional? para nada me siento la oveja negra?. Cristian es un hombre sensible y solidario, ha contribuido con la venta de sus obras a la investigación contra el SIDA y está provisto de un terciopelo humano, hipersensible y escurridizo. ?En el arte yo soy constante en mi inconstancia, como las olas del mar?. Y representa la declinación artística de uno de los apellidos más clonados de la alta sociedad: ?La endogamia de Jerez no se me hace cuesta arriba porque sé de qué va, aunque no me identifico con ella. Incluso me resulta agradable, aunque yo soy claramente progresista?, dice. ?Los jerezanos son cosmopolitas, pero dentro de un orden. Lo outsider no les divierte nada?. De Jerez a los pueblos de la costa, Barbate y Zahara, los toros pastan en paz, ajenos a la fiereza del duelo. En Medina Sidonia el paisaje abre las cortinas hacia las marismas. El cortijo de los Domecq Romero, Los Alburejos, consiste en una enorme construcción crecida a lo ancho y dos plazas de toros, una cubierta y otra a cielo abierto. Son las 10 de la mañana de un domingo y la casa huele a café y a ventisca, cruzada por las corrientes de aire que contrarrestan el olor de las chimeneas, que a esa hora vuelven a crujir. Isabel y Antonio son los hijos de Fabiola Domecq Romero y Luis Fernando Domecq Ibarra. En 1991, la familia sufrió una tragedia: murieron sus cuatro hermanas en un accidente de coche. ?Tenemos mucha fe, nos apoyamos en Dios. Mi madre lo resistió fenomenal. Pocas veces la vi llorar?, me cuenta Isabel. Cada domingo, los Domecq Romero, después de desayunar, oyen misa en la capilla del cortijo. Y, después, al campo. ?Aquí no te aburres, no hay día para tanto plan: montar a caballo, monterías, tentaderos, acoso y derribo… Se vive en la gloria, y voy a Madrid cada vez que me da la gana?. Isabel es una mujer austera y emprendedora, y su finca, idea de su tío Álvaro Domecq Romero ?fundador de la Real Escuela Andaluza de Artes Ecuestres? es pionera en el ocio taurino. Todo aquí, las mesas camilla y los retratos familiares, incluidos los de Franco cuando iba a cazar a Las Lomas, pero también cuelgan los sombreros mejicanos y las chaparreras. Las viejas tradiciones se deben mantener, piensan los habitantes de este microclima social, absolutamente convencidos de que Podemos, en Jerez, no tiene ningún futuro. (Icon)

Leer más
profile avatar
26 de mayo de 2015
Blogs de autor

Aterriza como puedas

Las ocho de la tarde es una buena hora para regresar a casa, reclinar el asiento del avión y leer las sobras de los periódicos. Los pasajeros frecuentes del puente aéreo se reconocen por sus gestos mecánicos al pasar por el escáner. El staff de tierra, comandado por Conchita Vinagre, se desvive por aliviar el mareo de los nuevos nómadas que siempre están a punto de perder el vuelo. Exceptuando la música del avión, a menudo infame, llega un momento de tregua al empezar a recorrer la pista cuando los motores arrullan al pasajero que va aflojando tensión y cintura. A menudo me invade la sensación de sentirme a salvo rumbo a las avenidas aéreas donde pastan las nubes en silencio, sin teléfonos móviles ni atascos. “Señoras y señores, parece ser que tenemos problemas con una rueda que no debe afectar a la seguridad del vuelo, pero por prevención debemos regresar a El Prat”, comunicó el comandante Javier Pombo de la Serna el pasado miércoles al pasaje, veinte minutos después de despegar con esquivas vibraciones. En un instante, la normalidad se empaña de excepcionalidad, y como si no fuera contigo intimas con tu compañera de asiento, que, incrédula, arquea las cejas hasta alcanzar la raíz del pelo. Todas las fantasías que anidan en nosotros sobre una catástrofe se despliegan en el justo momento en que la distancia proxémica se rompe voluntariamente: dos desconocidos enlazan sus manos; una mujer chilena llora, dice que la esperan demasiados nietos como para no regresar; la pareja de al lado pertrecha a sus bebés con el cinturón y un firme abrazo, a la misma vez que las azafatas resoplan y activan el protocolo de emergencia. El avión está en silencio, suspendido en la incógnita. A pesar de prohibirse el uso del móvil, mi compañera me anima a mandar algún “te quiero” por si acaso. De la estratosfera bajamos hasta casi tocar el mar, y las casas en miniatura se expanden a tamaño real. El comandante -después sabré que es sobrino del gran periodista Jesús de la Serna- se aproxima a tierra con un ligero contoneo, sin la rueda recauchutada que perdimos a trozos. Cerramos los ojos por instinto, esperando un gran impacto que no llega. El pasaje aplaude. Los que logran acoplarse al último avión se desahogan mostrando la punta de su yo: ahí está el chulo que manda callar, el que se cuestiona por qué sólo tienen cabida las tarjetas oro, el que pide vino nada más subir con una euforia contrahecha¿ Cuatro pasajeros se prometen crear un grupo de Whats­App mientras un soriano que trabaja en suministros me explica técnicamente el problema: “La banda de rodadura saltó al despegar”. Eso mismo que ocurrió al Concorde. Al poco añade que él votará a Podemos y su mujer a Ciudadanos. La vida vuela hasta rular firme. Vínculos instantáneos, intercambio de tarjetas. El olor a tabaco resigue la cola del taxi. Dentro, se oye Radio Nacional, que suena a medianoche cerrada. La ciudad se acuesta y crece el deseo de un buen pan con tomate. Dicen que el miedo da ­hambre. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
25 de mayo de 2015
Blogs de autor

La bacteria

Si supiéramos cómo actuar apropiadamente en cada circunstancia, seríamos dioses. Los dioses se caracterizan porque incluso equivocándose nadie lo nota. Más aun: toda obra que realizan se convierte en objeto ejemplar. Pero ¿cómo ser ejemplar no perteneciendo a ese coro?  Imposible dictar norma alguna para lograr que acertando dejemos de mortificarnos   y que errando no terminemos nunca de menospreciarnos. 

Siendo humano, es corriente fijarse en lo bien que alguien ha obrado para alcanzar directamente el éxito o una apacible felicidad. Sin embargo, ¿qué opinará este tipo de sí mismo? Con toda seguridad, el ejemplo de alguien superior le hará consciente de sus seguras deficiencias y así, en la insatisfacción hallará la más continuada emoción.

Vivimos insatisfechos porque existen siempre los demás. Vivimos solos porque nos queremos menos al compararnos con los mejores. Nos torturamos porque suponemos que existe una excelencia objetiva que no alcanzaremos jamás. Vivir, por tanto, es sentirse permanentemente enfermo. Enfermo del alma, de la cabeza, del cerebro, la espina dorsal o el corazón, todos los órganos cruzados por una tenaz superbacteria que obstruye el humor.

Leer más
profile avatar
25 de mayo de 2015
Blogs de autor

Víctimas del terremoto geopolítico

La muerte es lo que cuenta. Así es la guerra. La idea más plástica de la gravedad de un conflicto la proporciona el número de cadáveres. La cima del horror pertenece a la Segunda Guerra Mundial, con la cifra de 56.400.000 muertos registrada en el Guiness. No debiera extrañar que desde aquella cumbre siniestra, la cordillera de muerte vaya descendiendo hasta nuestros días, solo con las crestas de momentos de convulsión geopolítica como el que atravesamos ahora. En las guerras balcánicas (1991-2001) murieron entre 130 y 140.000 personas. En Irak, desde 2003 hasta ahora, han muerto cerca de 150.000 civiles y 215.000 combatientes. En Siria, en un período más corto, solo desde 2011, han fallecido ya 220.000 personas, todo según cifras de Naciones Unidas y de distintas ong?s. Solo el genocidio vertiginoso de Ruanda en 1994, que se cobró entre medio millón y un millón de vidas en apenas dos meses de matanzas realizadas a mano, con machetes, supera en velocidad homicida a la guerra siria. Pero hay otras cifras tan elocuentes o más que las de los muertos, que reflejan los terremotos geopolíticos quizás con mayor virulencia, y estas son las de los desplazamientos de población. La guerra siria, según este criterio, es el epicentro de la actual ruptura de las placas tectónicas sobre las que se asientan fronteras y Estados en Oriente Próximo. Desde 2011, cuando empezó todo, entre 14 y 15 millones de árabes se han visto obligados a abandonar sus hogares, de los cuales solo 10 millones son sirios, unas cifras que solo compiten con los desplazamientos provocados por las guerras balcánicas. De Libia han huido dos millones más, otros tantos de Irak, en este caso en un movimiento que empezó mucho antes, en 2003, con la invasión estadounidense. Y habrá que ver qué sucede con Yemen, donde arde ya la cuarta guerra árabe. El primer país receptor de refugiados sirios es la propia Siria: seis millones de personas se han desplazado dentro de su propio país. Casi cuatro millones más han huido a los países vecinos. Turquía es el primer receptor, con 1?7 millones de refugiados. Líbano acoge a 1?2. En Egipto hay 144.000. Más de 600.000 se hallan en Jordania. Incluso Irak ha recibido refugiados sirios, unos 220.000. Todas estas cifras relativizan, a veces hasta el ridículo, el esfuerzo europeo. La UE en su conjunto ha recibido 120.000 peticiones de asilo de ciudadanos sirios en 2014, de las que solo un tercio corresponden a Alemania, el primer país industrializado receptor de asilados de Europa y del mundo. Peor que el de los europeos es el comportamiento de los países árabes más opulentos, con Arabia Saudí en cabeza, que hacen funcionar sus economías gracias a millones de trabajadores emigrantes, sobre todo de Asia meridional, en condiciones de precariedad y bajos salarios, pero ni siquiera se plantean la eventualidad de compartir la carga de refugiados de unas guerras árabes y de unos estados fallidos a los que en buena parte han contribuido con sus ideas religiosas y su dinero y a veces incluso armas y combatientes. Las sociedades salen transformadas de estos terremotos. La guerra es una batidora que mueve, mezcla y destroza a la gente. Los cristianos están desapareciendo de Oriente Próximo, donde eran una minoría religiosa tan antigua como su propia religión. La erradicación de los yazidíes, híbrido de islam y zoroastrismo, es una de las obsesiones del Estado Islámico. Chiitas y sunitas, mezclados durante siglos, están entrematándose y separándose en Irak y en Siria. Si en los países afectados se produce una auténtica limpieza étnico-religiosa, que los hace más homogéneos y pobres, los países vecinos sufren las tensiones que significa acoger nuevas poblaciones sin suficientes estructuras asistenciales. En Europa, la llegada de los refugiados también tiene efectos transformadores, incluso antes de que se instalen. Las envejecidas sociedades europeas necesitarían inmigrantes si quisieran recuperar el dinamismo de sus economías y garantizar sus pensiones y su estado de bienestar, pero a la vez levantan fuertes resistencias ante la eventual incorporación de poblaciones con lenguas, culturas y religiones distintas. El terrorismo yihadista introduce además un factor divisivo y multiplicador del miedo y de los recelos entre las poblaciones autóctonas y los recién llegados. Europa tiene responsabilidades concretas en las turbulencias que han originado estos virulentos desplazamientos de población. Las políticas europeas mediterráneas hasta 2011 fueron de radio y ambición muy escasos, siempre bajo la excusa del paralizante conflicto entre Israel y Palestina. Nadie se interrogaba sobre el lamentable papel de los dictadores árabes, aliados europeos y guardianes del orden occidental, tanto para evitar esas migraciones incontroladas que llegan ahora como para reprimir al terrorismo y, de pasada, también a quienes pretendíaninstaurar regímenes democráticos. Tampoco estuvieron los gobiernos europeos a la altura cuando estalló la primavera árabe en 2011, principalmente en Libia y en Siria, convertidos en Estados fallidos que ahora pasan severas facturas. Y no lo están tampoco cuando van rechazando uno detrás de otro, las propuestas de cuotas de refugiados que propone la Comisión Europea en una subasta insolidaria nada ejemplar. Europa vive con dramatismo y angustia los naufragios en el Mediterráneo, pero a continuación no sabe sacar las consecuencias. Bruselas ha propuesto a los gobiernos un plan de acción, bajo el nombre de Agenda Europea sobre Migración, con cuatro tareas esenciales: salvar las vidas de quienes escapan de sus países a través del mar, acoger a los refugiados, atacar las causas de las avalanchas humanas y desmantelar, incluso por medios militares, las organizaciones criminales que se dedican al tráfico de seres humanos. Los gobiernos solo se han interesado por este último punto, porque el populismo imperante bloquea no tan solo su capacidad de acción, sino sobre todo el sentido moral que debe orientar toda política. Europa saldrá transformada de este terremoto político en cualquiera de los casos. Si termina convirtiéndose en continente de acogida, aumentará su diversidad, su riqueza y su apertura hacia el mundo. Si se cierra en la fortaleza europea, primero perderá el alma, pero luego recibirá el castigo de un declive económico y político irrefrenables.

Leer más
profile avatar
24 de mayo de 2015
Blogs de autor

Sin tacones

El mundo también se divide entre quienes odian los tacones y quienes no pueden vivir sin ellos. Los primeros, sean hombres o mujeres, a menudo preguntan a las que se alzan de suelo doce centímetros: ¿de verdad puedes andar con esto?. No es una pregunta sino una amonestación, como si les dolieran los pies al criticar la dulce tortura que troca la curva de la espalda y balancea las caderas. ?No sé quién inventó los tacones altos, pero todas las mujeres le debemos mucho?, dictaba una exaltada Marilyn Monroe, pasando por alto que quienes primero los lucieron fueron reyes y príncipes de las cortes más exquisitas que taconeaban grácilmente poder y gloria con sus pelucas empolvadas y sus pieles de armiño hasta que el calvinismo los conminó a la severidad. Cannes es uno de los festivales más machistas del planeta cine ?de 66 ediciones, solo una mujer, Jane Campion, ganó la Palma de Oro?, y con únicamente una película firmada por una fémina en 1987 ? Un hombre enamorado, de Diane Kurys? abriendo la sesión inaugural. Pero para esta edición se anunciaba un ¡ vive la femme! en una especie de operación lavado de misoginia: chicas eclécticas en el jurado, Isabella Rosselini presidiendo la sección Un Certain Regard, y La cabeza alta de Emmanuelle Bercot en la bandeja de salida. Dices Cannes y se dispara la feria de las vanidades, ?Nüremberg cultural? , lo apodó J.G. Ballard, o el súmmum del chic francés, con su elegancia fría e indolente y sus mujeres n.º 5 que al envejecer no engordan y se permiten lucir arrugas, muslo y seducción con voz grave. ¡Ay del dress code, cuántos momentos sabrosos ha regalado a la historia de la indumentaria! Igual que aquellas neoyorquinas de los años setenta, me contaba Diane von Fürstenberg, a quienes prohibían entrar con pantalón en Le Cirque, y se lo quitaban raudas en el baño, cubriéndose mínimamente con la chaqueta de su esmoquin. Hoy, en París, los clubs eróticos más refinados exigen similar atuendo: hombres y mujeres deben ir bien calzados, ellas con tacones, ellos sin zapatillas ni chirucas. Pero Cannes no es un club de intercambio de parejas, aunque algo tenga de esa amoralidad cortesana. La polémica saltó el otro día cuando se publicó que alguien mandó al hotel a cambiarse las sandalias a un grupo de mujeres de cincuenta años que paseaban por la célebre alfombra roja. La dirección lo ha desmentido: ?El rumor según el cual el festival exige tacón alto para las mujeres en las escaleras que conducen al Palais des Festivals es infundado?, tuiteó Thierry Frémaux. En España, una mujer de sandalia plana, Rosa Maria Sardà, dio un golpe de tacones en el escenario de los Max y abrazó con su poderoso aliento a una profesión zarandeada y en precario. Y con su elegante esmoquin blanco hizo una butifarra a la política y a la patraña. A nadie se le ocurriría mandarla a ponerse tacones: hay mujeres que siempre son altas. No, mi teniente / Zaida Cantera Un teniente coronel de largo apellido, Isidro José de Lezcano-Mújica, le ordenó a la capitana Cantera: ?Te quiero como una secretaria de falda corta?, y le metió mano. Sus ojeras marcadas y su entrecejo hundido, en el Parlamento, daban fe de la gravedad del asunto, que el ministro Pedro Morenés trató con gran insensibilidad e injusticia. Podría entenderse como una buena noticia que el Ministerio de Defensa haya atendido la solicitud de abandonar el ejército de la ya excapitana y la retire con la pensión máxima. Una marcha atrás a tiempo, tras el rechazo ministerial a dar explicaciones sobre el acoso sexual en cuarteles y campamentos. Esta jubilación justificada puede parecer un broche final: con Zaida en casa, se acabó el problema. Pero, ¿y las otras Zaida? De postín / Cristiano Ronaldo Esta temporada no levantará ninguna copa, acaba de filtrarse el motivo de su ruptura con Irina Shayk , cada vez más pletórica, ?infidelidades y teléfonos móviles? y, para colmo, Save the children desmiente que el crack donase 7 millones de euros para ayudar a los afectados por los terribles terremotos de Nepal como se había publicado en numerosos medios. La oenegé también le agradece que ?haya usado su voz y su visibilidad global para sensibilizar sobre los problemas a los que se enfrentan los niños más vulnerables de todo el mundo?. Sin lugar a dudas un pase en bandeja que deberá de aprovechar, aunque pervive una doble cara en el marketing de la solidaridad: alardear de ello parece un renglón obligado para que lluevan más contratos. Vivir y pensar / Emilio Lledó Hace años que la filosofía cedió su lugar en la república del pensamiento a la empoderada economía, tanto en las cámaras representativas como en institutos y universidades. Malos tiempos para la lógica, la ética y la metafísica. Por eso el primer premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades, concedido estos días a Emilio Lledó, debe celebrarse. Él mismo lo hace, y no por vanidad sino porque demuestra que la filosofía sigue ofreciendo ?herramientas y bagaje para pensar de manera amena lo que uno acabe opinando. La filosofía, como el río de Heráclito, fluye con cada momento y nos enseña a interpretar la sociedad en que vivimos. La recomiendo ahora a cualquier joven más que nunca?. Sabia rebeldía contra el pensamiento único. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
23 de mayo de 2015
Blogs de autor

El género de las dedicatorias conviviales

que son las que invitan al lector a una degustación tuvo su momento célebre con Du Bellay:
 
Este librito, lector, que te damos ahora tiene a la vez gusto de hiel y miel, con sal. Si le parece bien a su paladar, te invito: para ti está puesta la cena. Si no es así, por favor, vete. No te quería llamar a cenar.
que dio dos emuladores: el refinado, tipo Montaigne:
Mira un libro de buena fe, lector […] Así que, lector, yo mismo soy materia de mi libro; no es razón que gastes tu tiempo libre en un tema tan frívolo y tan vano.
y el del pie o casi patacabra de la letra, tipo Caesar, el primer traductor alemán de Huarte y Cervantes que puso en la portada del primer Quijote alemán:
Cómprame y léeme, si te arrepientes, cómeme, o te pago.
este traductor, bastante adánico y que ocultaba su nombre tras un anagrama, no disponía de diccionario y hacía lo que podía, pero con todas las arbitrariedades y amputaciones, don Quijote pareció admirable en su versión.
Leer más
profile avatar
22 de mayo de 2015
Blogs de autor

Dr. Barcelover

En una ocasión entrevisté al matrimonio Trias Arraut para este diario -en la campaña del 2007-, y le pedí a él que escogiera un verso de Martí i Pol, su autor preferido, para dedicárselo a su mujer. En su casa recitó: “Dona’m la mà / per fer camí/ cap al gran llac dels somnis, / dona’m la mà / hi ha un horitzó / que ens crida de molt lluny”. A lo que Puri le replicó entre risas: “Quizá podrías buscar otro, ¿eh, tío? ¡Qué cara tiene!”. El candidato a la alcaldía que se había jurado doce años de su vida dedicados a Barcelona ganara o perdiera , reconoció que enchufaba el verso siempre que podía, y que si alguien quería que le casara tenía que tragárselo. Y, a pesar de las risas, añadió: “Es que me emociona”. Porque el actual alcalde de Barcelona es de los que lloran en el cine, un abuelo cariñoso y entregado. Pediatra de carrera, al cabo de nacer les pasa a todos visita para acabar confirmando complaciente que están como una rosa. Se ha agrandado el retrato del hombre afable, del que cuando perdía las elecciones decía: “No, si caigo bien, ahora sólo falta que me voten”. Del que no sabe decir que no y acaba envuelto en asuntos como Can Vies o Ciutat Vella. Pero Trias es tozudo e inflexible cuando algo no le convence, y un hombre con un afinado sentido de la orientación: nunca se pierde, dice su entorno. Lo demostró cuando El Mundo publicó que tenía 12,9 millones de euros en Andorra y Suiza: “Mi única fuerza es la honestidad, y pienso actuar con toda la contundencia. Estoy harto de este periodismo que quiere hacer política y lo hace explicando mentiras”. Su estilo es propio de un señor de Barcelona, clásico aunque aspire a transmitir un toque de modernidad y soltura. En algunos hombres la afición por el diálogo se cuela por las solapas de la chaqueta; abren pecho, no se cruzan de brazos. Trajes azul marino y gris oscuro, sin variación, que flirtean con corbatas llamativas y unas gafas de pasta muy coquetas, italianas, de EPOS, su gadget de la campaña. Llega tardísimo a casa, pasada la una de la madrugada, seis días a la semana, aunque su vida no siempre fue la de un hombre hiperbólicamente ocupado que ha tenido que renunciar a tener perro. Hubo unos años, cuando su mujer estudiaba la carrera de Odontología de noche, en que cuidó de sus dos hijos pequeños. Su côté de hombre comprometido socialmente ha palidecido ante el activismo a pie de calle de las Colau y Lecha. Cuestionado por no latir más fuerte su sangre independentista, pragmático, pactista y ahora ­friendly -con el polémico modelo de smart city que ha querido potenciar-, ha abundado en su corazón socialdemócrata. El de quien ante una emergencia podría subirse con el maletín en la ambulancia, un Doctor Barcelover a quien Standard & Poors le ha dado matrícula de honor. (La Vanguardia)

Leer más
profile avatar
22 de mayo de 2015
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.