Skip to main content
Category

Blogs de autor

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Galería de espectros: Miguel Ángel

Rafael Argullol: Hoy en mi galería de espectros he visto el de Miguel Ángel en su momento terminal.
Delfín Agudelo: Te refieres al autorretrato presente en El Juicio Final de Miguel Ángel, sostenido por un santo.
R.A.: Me refiero a ese autorretrato, uno de los más extraños, radicales, crueles y de autocrueldad que se han pintado en la historia de la pintura. Miguel Ángel quiso representarse en su juicio final; tenía ya setenta años de edad. Pero en vez de hacerlo en una actitud beatífica, de sabiduría o nobleza, se autorrepresentó a través de una tragicidad casi insoportable: como un pellejo que sostiene uno de los santos presentes, que es San Bartolomé. Miguel Ángel se presenta a sí mismo ya no solamente como un viejo, sino como alguien que está entrando en lo que podríamos llamar un proceso de convulsión agónica, un proceso de descorporeización. Y ahí nos encontramos con la suprema paradoja trágica de que el artista que ha llegado a lo más alto de su poder creativo, y probablemente a ser el más reconocido de todos los aristas de la historia, en el momento en que tiene que hacer un balance de su cara se representa a sí mismo como un puro pellejo arrugado y  destinado, diríamos, a ser un deshecho.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
9 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

El móvil o celular (3)

La ingeniería genética, la biotecnología, la electrónica, la informática, su desarrollo va a gran velocidad y sin duda modificará nuestra percepción del entorno y también nuestras necesidades. De hecho, en Silicon Valley (Estados Unidos) existe ya un Instituto del Futuro dedicado a estudiar estas cuestiones. Matrix no está tan lejos. /upload/fotos/blogs_entradas/losinvasores1_med.jpgY, sin embargo, cuando ese momento llegue, Matrix, sus ropas y sus gafas negras y si inmersión virtual, con cuantas implicaciones filosóficas y religiosas se quiera, ya nos están resultando anacrónicas y pasadas porque nuestra imaginación tiene un recorrido muy corto por el futuro. Por eso me atrae la ciencia ficción, sobre todo el cine de ciencia ficción, por lo que es capaz de anticipar aunque sea poco y porque a veces consigue engañar la curiosidad. Al fin y al cabo, crecí con las series Los invasores y con Historias para no dormir.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
9 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Méjico Máxico

Soy un fanático de las canciones que incluyen referencias literarias. The Police me ganó para siempre cuando escuché a Sting cantar "just like the old man in that book by Nabokov" en "Don't Stand So Close To Me". Soy capaz de escuchar todo un compact de un grupo nuevo sólo porque una de sus canciones se llama "Gravity's Rainbow" (los ingleses The Klaxons, en Myths of the Near Future). Me fascina la forma en que la literatura dialoga con la música, cómo algunos grupos se apropian de algún poema o fragmento de cuento o novela para crear otra cosa muy distinta.

En el camino de regreso de Chichen-Itzá, me puse a escuchar Méjico Máxico, el primer compact de Mexican Institute of Sound. Me interesaba la canción "Juan Rulfo". La escuché, y me quedé pensando en lo que hubiera dicho el maestro al enterarse de que era fuente de inspiración de un grupo de música electrónica. Seguí escuchando. Descubrí dos canciones más relacionadas con Rulfo: "Canción de amor para mi futura novia" y "Dub-A el tiempo es muy largo". En ambas está "Luvina", ese gran cuento que a mí me gustaría reescribir en una versión onda película clase B.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
9 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Días sin televisión

No tengo mucha televisión en mi vida, y sin embargo creo que tengo bastante. Es decir, me pasé horas de infancia, pubertad y después colgado con muchas cosas que pasaban en televisión. Me gustaba. Dejó de importarme. Se podía vivir sin la televisión. Trabajé algunos años delante, detrás, al lado y de costado en ese medio que quiero y desprecio. Pero ya no soy buen espectador. Me paso días sin saber que hay otros canales que no sean los de cine, las noticias y pocas cosas más. Cuando soy más tele adicto es cuando estoy solo y en algún hotel. Entonces soy un campeón de zapping. Me paro en alguna chica del tiempo, de las noticias, de la tele venta o de los canales porno y me siento un tipo normal que mira la televisión. Alguien tan corriente como un seguidor del Atlético de Madrid, digo, es un decir. Y después de esa nada troceada, hecha pedazos dijo un amigo, vuelvo a ser un tipo que no ve bien, que no sabe, ni contesta, ni le importa, ser un mal espectador.

Llevo unos días, con sus noches, sin televisión. Y no me falta nada, ni siquiera me importó que en mi hotel no se vieran con facilidad los canales españoles, que los europeos fueran italianos y que sólo pudiera cambiar de canal después de una paciencia que no conozco, que no tengo ni quiero. Es decir una semana sin televisión. Una semana bien, gracias. Mañana vuelvo. Y tendré televisión cómoda, tentadora, abierta y cerrada. Un placer. Un gustazo tener. Siempre mejor que no tener. "Tener o no tener", esa sí que es una buena excusa para ver televisión. Antes se llamaba cine.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
8 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La máscara del guerrillero

José Saramago se hacía ayer en su blog algunas preguntas sobre el Subcomandante Marcos. Como desconozco si el aludido ha dado respuesta al Premio Nobel de Literatura, recupero reflexiones anotadas hace algún tiempo.

Dicen que es escurridizo: se ausenta de las citas previsibles y anuncia lo que no consuma. Desconcierta. Quizá Marcos sea un estratega de la comunicación. Su personaje -sea quién sea el que lo habita- es una construcción contra la trampa mediática: sabe eludir callejones sin salida. El guerrillero ha sorteado el peligro de la caricatura aunque ha visto de cerca sus fauces. No que lo agarre la corrupta policía mexicana, sino quedar fijado como una estampilla devocional. Otro póster en las aulas de la universidad europea. ¿Quién es Marcos? Un personaje, una figura teatral: su pasamontañas esconde la expresión que, en el caso de mostrarse, sería devorada. ¿Un rostro desnudo ante la mirada insaciable del mundo? Los medios son una maquinaria reiterativa hasta la saciedad: destruyen, por acumulación, el significado de las imágenes. Los hombres como signos son efímeros: lo impone la industria del entretenimiento y la expectativa de un público emocional. No hay personalidad real que resista tanta exigencia. ¿Una revolución en Chiapas? Lo justifica el estado de miseria que padecen sus habitantes, pero ¿cómo gobernar el impetuoso flujo de la información? Un acto político es interpretación: por qué hacemos lo que hacemos. Requiere propaganda, insistencia y razón. Controversia. Y no siempre es a gusto de todos. La sociedad mediática tiene sus leyes. La anécdota reiterada se impone a la crónica del conflicto. La noticia pasa de moda: pasa de largo. Nada queda.

Además, el mundo está escarmentado: ¿conduce un levantamiento de pobres y desheredados a la tiranía del caudillo? ¿Este es el único guión posible? ¿Y cómo escapar de la miseria en una democracia corrupta y violenta? ¿Cómo legitimar la insurrección contra un gobierno incapaz de garantizar los Derechos del Hombre? El caudillo encapuchado ¿no será un acto de renuncia, una decepcionante y trágica claudicación? ¿Y adónde irá un pueblo sin caudillo? ¿Detrás de una sombra?



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
8 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

El año entre manos (3)

Y sin embargo -contradiciendo a Yeats, nada menos- el centro sigue sosteniéndose. Por supuesto que este centro no alude a una posición política sino al eje simbólico que vertebra el mundo, la columna que hace posible nuestra existencia. ¿Por qué seguimos aquí, pues, todavía respirando sobre esta Tierra en las primeras horas del año que despunta? Porque a pesar de la enjundia de los peores, existen millones de personas sobre este planeta -de todas las razas, de todas las confesiones, de todas las clases- que despiertan cada día con la convicción silenciosa de vivir de manera positiva, aspirando a una felicidad que no está construida sobre el malestar de los otros.

Lo que yo tengo que oponer a la portentosa malicia de mis congéneres más poderosos es muy simple, hasta nimio: la sonrisa del pequeño Bruno, mi hijo de cuatro meses. Bruno despierta cada mañana y de cada siesta con la misma, clara sonrisa que ilumina los días de nuestra familia. Por supuesto, no lo atribuyo a un mérito individual de Bruno sino a la condición de su existencia: la mayoría abrumadora de los niños del mundo que viven como él -bien alimentados, abrigados y mimados, por oposición a aquellos que, por ejemplo, son bombardeados a diario o no tienen padres o son víctimas de la violencia de la miseria- tienden a despertar con una sonrisa, en tanto identifican la vigilia con el placer elemental de vivir.

Mi madrina Sara, que en paz descanse, solía contar que le pedía a mi padre que preservase la sonrisa que al parecer yo también tenía de niño. Intuyo que lo decía ante la evidencia de que yo ya no sonreía de la misma manera que en las fotos más viejas. Mi pobre madrina debe haber sobreestimado el poder de mis padres, de cualquier padre: sólo podemos preservar la sonrisa de nuestros hijos hasta el momento en que el mundo irrumpe en nuestro mundo privado, proponiendo una dinámica infinitamente más salvaje. Pero eso no significa que debamos bajar los brazos. Este 2009, por lo pronto, me presenta el desafío de preservar la sonrisa de Bruno durante 364 días en el seno de mi hogar; y en lo que hace a la actividad que me enfrenta al resto del mundo, aun en la consciencia de lo modesto de mis posibilidades, me insta a optar por la belleza en vez de su negación, a creer en la generosidad de una especie que nació gregaria en vez de practicar -como tantos de ‘los peores' que monopolizan los titulares de los diarios- la ferocidad del predador solitario.

Como sé que no estoy solo en esta intención -ustedes están ahí, por lo pronto- me animo a pensar contra toda esperanza que este 2009 puede ser un año maravilloso.

Por lo pronto, amén.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
8 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

El imperio ausente

La próxima ronda es para la paz. Las noticias atroces que llegan de Gaza parecen desmentirlo, pues son combustible para el serpentín violento que calienta la región, ese círculo vicioso que buscan los terroristas, y que lleva a descender siempre un peldaño más hacia los infiernos. Pero la guerra lanzada por el Tsahal apenas tres semanas antes de la toma de posesión de Barack Obama como presidente de Estados Unidos, se explica precisamente porque estamos en puertas de un nuevo ciclo político de obligada eficacia en la zona. A pesar de la enorme prudencia del presidente electo de Estados Unidos, que sólo ha querido pronunciar unas breves frases compadeciendo la suerte de la población civil palestina e israelí, es evidente que la política norteamericana hacia Oriente Próximo cambiará de forma sustancial a partir del 21 de enero.

El tema de discusión es el calibre de este cambio. Y no faltarán los escépticos de todos los bandos que proclamen la inmutabilidad del apoyo incondicional de Washington a Israel. Pero los israelíes saben que será imposible superar a George W. Bush en cuanto a incondicionalidad. Saben también que Obama situará a la diplomacia en el centro de su política exterior, lo que no excluye la amenaza militar o incluso la intervención si hace falta. Pero va a quedar clausurada una etapa de militarización de la política exterior y sobre todo de la lucha contra el terrorismo, conducida por los neocons, en la que los gobiernos israelíes se han movido a sus anchas. Ésta es una situación que ya no regresará: ningún otro primer ministro israelí tendrá las manos libres como la han tenido Ariel Sharon y Ehud Olmert con George W. Bush. Pero lo más importante es que Barack Obama quiere comprometerse inmediatamente en una estrategia general para toda la región, en la que la neutralización del Irán nuclear, la estabilización de Irak y de Afganistán y la paz entre Israel y Palestina son piezas de un mismo y complejo puzle. No esperará, como han hecho Clinton y Bush hijo al final de su mandato para hincar el diente al proceso de paz en Oriente Próximo. Y ya ha quedado claro de sus manifestaciones y de las de sus asesores que su compromiso puede llevarle a utilizar las negociaciones directas, sea con Hamás, sea con el régimen de Teherán.

La operación Plomo Fundido, en plena transición presidencial, está pensada precisamente para condicionar el tamaño del cambio norteamericano hacia Oriente Próximo. Para complicarle las cosas a Barack Obama, no para facilitárselas, como cínicamente han argumentado medios neocons norteamericanos. La osadía argumental llega incluso a señalar que Israel está realizando un servicio a todos los países democráticos en su guerra global contra el terror, cuando de lo que se trata es precisamente de prepararse para sentarse en la mesa de negociación en la posición más favorable posible y con las otras partes bien debilitadas. Algo en lo que hay coincidencia con Hamás, que quiere asentar su autoridad sobre los palestinos y reivindicarse como su Gobierno legítimo y lo hace intensificando la provocación a partir del 19 de diciembre, una vez rota la tregua de seis meses. Lo que saben hacer unos y otros es la guerra, matar y morir. De ahí que estén aplicándose a conciencia a su tarea, a costa de expandir el dolor entre los civiles de ambos lados de la línea de demarcación, antes de verse forzados a regresar al camino de la paz.

Esta ofensiva no tiene como objetivo desmantelar las lanzaderas de misiles palestinos. Tampoco derrocar a Hamás. Ambos son probablemente de muy difícil alcance. Es de muy corto recorrido la mera explicación electoralista. Ni siquiera el objetivo más plausible, como es rebajar la peligrosidad del partido islamista, con una buena pasada militar que debilite sus infraestructuras y diezme su militancia, constituye el centro de la invasión. El objetivo de Israel es militar ante todo, y consiste en sacarse la espina de la guerra del Líbano y restaurar, en la medida de lo posible, su prestigio como potencia en la zona y su disuasión convencional. En dos direcciones: de cara a su peligroso vecindario, y de cara a Washington. Esta vez ha escogido atacar Gaza. Pudo ir más lejos y atacar el centro de enriquecimiento nuclear de Natanz en Irán, al igual que hizo en 1981 con la central iraquí de Osirak o más recientemente en 2007 con una instalación secreta en la región siria de Deir ez-Zor. Es un mensaje de dureza ante el período que se abre: si hemos atacado Gaza, también podemos hacerlo con Irán.

De forma pacífica y encomiable también Sarkozy está aprovechando este vacío político para seguir avanzando sus peones. No hay crisis internacional en la que no aparezca el hiperpresidente francés, ocupando el vacío del imperio declinante o quizás sólo momentáneamente ausente y en transición.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
8 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Revolución en el jardín

Jorge Ibargüengoitia

Reino de redonda

La presente antología de crónicas de la vida diaria es una magnífica presentación pública  (o representación, o reintroducción o como se quiera llamar) de Jorge Ibargüengoitia, un escritor altamente apreciado en México y que sin embargo apenas ha tenido lectores en España. /upload/fotos/blogs_entradas/revolucin_en_el_jardn_med.jpgAunque sea un deseo que roza lo milagroso (pues de todos es conocida la dureza de oído del lector español) sería justo y  necesario que la presente antología se convirtiese en un éxito de ventas capaz de animar a otros editores a reeditar las restantes novelas y crónicas de este sorprendente autor.
Jorge Ibargüengoitia nació en Guanajuato en 1928 y vivió la práctica totalidad de su vida en el barrio de Coyoacán de México D.F. Tras un breve pero intenso intento de convertirse en dramaturgo, a principios de la década de 1960 reorientó su interés hacia la novela, teniendo la suerte de que la primera, Relámpagos de agosto, fuese merecedora del premio Casa de las Américas correspondiente a 1964. Cuatro años después, y mientras seguía escribiendo novelas (Maten al león (1967), La ley de Herodes (1967), etc) empezó una colaboración con el diario Excélsior que se prolongaría hasta 1976, año en que el presidente Echevarría lo cerró, harto del continuo acoso al que ese periódico le tenía sometido. Ibargüengoitia encontró acomodo en la revista Vuelta, de Octavio Paz, y continuó alternando las novelas con esas crónicas que consolidaron su prestigio y su condición de fino estilista. Salvo que él, crítico implacable de la cotidianidad, nunca se dejó atrapar por los halagos y respondía a éstos diciendo que sus colaboraciones periodísticas eran tan sólo una forma de disfrutar de una semana laboral de un solo día.

Si señalo la fecha de nacimiento y la inequívoca condición de autor sedentario (o en absoluto cosmopolita, si se prefiere) y cuyo terreno de caza favorito son sus contemporáneos y convecinos, es porque me interesa resaltar que se trata de un hombre de otra época y otro continente, y cuyos referentes vitales y culturales nada tienen que ver con los de un lector español del siglo XXI. A pesar de lo cual resulta asombrosa la cotidianidad y cercanía de lo que escribe,  firmado hace cuarenta años y centrado en personajes, costumbres y sucesos de entonces.  E invito  al  lector desconfiado a que abra el libro por la página 167 y lea esa pieza titulada "Los Caporetto ya no viven aquí". Ignoro qué pensará ese lector, pero lo que es yo estoy seguro de haber tenido no hace mucho por vecinos a los Caporetto, o bien he oído contar su historia en alguna reunión familiar, o le ha pasado a alguien que me es muy próximo. Y lo diálogos, qué prodigio. De un suceso perfectamente banal,  una pieza antológica.

Tampoco es una mala entrada leer la crónica que da título a la presente antología, Revolución en el jardín, en la que se cuenta con una sobriedad admirable el viaje del autor a Cuba para recoger el premio Casa de las Américas. No creo haber leído una crítica a la Revolución castrista tan demoledora, ni  un presagio más certero de lo que inevitablemente iba a pasar, ello a mitad de la década de 1960 y cuando el castrismo era la gran esperanza blanca de los revolucionarios  de todo el mundo. Ni una expresión malsonante, ni la menor queja o crítica, al revés, el que escribe es un hombre agradecido por haber sido premiado y que, en principio, participa de las esperanzas que tantos desheredados tenían puestas en Cuba.

Otro aspecto muy notable de estas crónicas es la variedad de sus temas.  La presente antología ha salido de siete recopilaciones ya publicadas antes, dos en vida del autor y el resto con carácter póstumo.  Y sin embargo, pese a que para él eran un medio de vida y tenían un carácter periódico, resulta difícil encontrar temas repetitivos, sonsonetes, esos recursos a los que acude todo cronista cuando le apura la fecha de entrega y anda corto de inspiración. Puede recurrir con frecuencia a la crítica cinematográfica, interesándole por lo general películas de las que nadie más hablaría, aunque tampoco le arredra enfrentarse a un supuesto tótem como Elisa vida mía, de Saura. Al igual que hace con la revolución cubana, el crítico se disfraza de espectador convencido de estar asistiendo a una proyección excepcional. Y sin levantar la voz ni recurrir a inconveniencias, la entonces tan alabada película de Saura empieza a mostrar sus incongruencias, afeites, tics y desfallecimientos. Pero lo mismo le ocurre con una frase que alguien le dice al vuelo ("Cómo sabe que lo que usted ve es lo mismo que vemos los demás"), con las vacaciones de la criada, un monumento erigido en una ciudad de provincias o los regalos navideños. Nunca sabes de qué va a tratar la crónica siguiente, pero sí sabes que puedes sumergirte en ella con la seguridad de ser el beneficiario de una inteligencia, una sensibilidad y una mirada de lince puestas a tu servicio, y todo ello ofrecido en un lenguaje limpio, directo y de una bonhomie muy de agradecer.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
8 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

La ciudad como enciclopedia cultural

Rafael Argullol: Creo que deberíamos acostumbrarnos a medir lo que llamamos creación a partir de esos otros criterios, criterios mucho más vivos, que están mucho más presentes en la vida secreta de las ciudades, y en nuestra propia vida secreta cuando nos internamos en ella
Delfín Agudelo: A mí me parece muy interesante, y en el caso de París fundamental, esa vida secreta, porque los elementos digamos inherentes al mismo París, incluso en su infraestructura vial, invitan al secreto. Pienso específicamente en Montmartre, que entre muchos otros es un espacio laberíntico: hay calles que tienen una curva de noventa grados y continúan llamándose igual; hay calles que salen de esas calles y conservan el mismo nombre, en algo que uno pensaría que no es posible pero lo es.
Ahora bien, ¿cómo asumir la creatividad inherente a un tipo de estructura así? Me llama la atención de qué manera podemos refrescar la poética de las ciudades una vez caemos en cuenta de todo lo que se ha hecho. Recuerdo a Louis Sébastien Mercier, siglo XVIII, quien siempre dijo: "Yo escribo con las piernas". Escribía su caminar. Escribo acerca de lo que camino, mi verdadera labor consiste en el  caminar. Si sabemos que eso es París, si sabemos que París es caminar, ¿cómo hacemos un acercamiento a esa idea que conocemos, sin que sea viciada o repetida? No me refiero solamente a París: ¿qué poética podemos sacar de Londres, cómo la podemos variar? ¿Hay que crear una poética nueva? ¿Será posible que París en algún momento deje de ser la capital de los encuentros?
R.A.: Es que la ciudad marca su propia personalidad cultural, a través diríamos de su mapa, de su plano,  de su estructura. París ha facilitado desde el siglo XIII o XIV, y sobre todo desde el XVIII, el paseo: ha facilitado al flâneur, y ha facilitado el perderse, porque no es lo mismo un paseo en el que tienes una completa nitidez de coordenadas en todo momento, que un paseo en el que puedes llegar a naufragar, a perderte a extraviarte en el laberinto. Yo mismo, por ejemplo, en Barcelona intento en determinados barrios, como el Gótico, nunca tener una percepción muy clara de por dónde van las calles, para tener la oportunidad de eso que es un regalo de los dioses: la habilidad de perderte en tu propia ciudad. Creo también que hay un factor importante que está en el espíritu de ciudades sobre todo como París, pero también como evidentemente Roma o Praga, o como pueden ser muchas de las ciudades europeas, en relación a las ciudades americanas. A mí, la primera vez que fui a Nueva York, Manhattan me pareció una estructura fascinante, pero sin embargo me llamó mucho la atención que las calles, como en Bogotá, muchas veces están numeradas, así como en otras ciudades americanas. Eso, debo reconocer, me chocó, y me repelió: acostumbrado a Europa, donde nosotros podemos ir de la calle Einstein hasta la esquina Paul Valéry, y de allí a la Plaza Shakespeare, no es lo mismo que si tu vas de la avenida tercera o a la calle catorce y luego a la rotonda cinco. Porque primero te somete ya a una tensión simbólica que influye en tu propio viaje, en tu propia percepción.
Creo que una ciudad como Nueva York, que tiene una vitalidad extraordinaria, sin embargo tiene más condiciones de perder la centralidad cultural que una ciudad como París. Es muy cierto lo que Walter Benjamin proclamó, París como capital del XIX,  pero aún ahora es una especie de doble  muy digno de sí mismo, a pesar de que quizás está en cierto período algo crepuscular respecto a aquella época. En cambio me pregunto si Nueva York, pongamos por caso, si Estados Unidos perdiera de manera irreversible su papel de primer plano de potencia del mundo, como algunos economistas auguran para los próximos treinta años, está del todo preparada para establecerse con tal potencia como París. Aunque pueda parecer un poco naive, me preocupa la numeración de las calles; me preocupa una cierta incapacidad para el paseo con extravío tranquilo -no el paseo con el extravío que te secuestran o machacan-, ese paseo a lo parisino, en que te vas sintiendo apaciblemente perdido, o te ibas sintiendo apaciblemente perdido a medida en que ibas viendo y descubriendo cosas en la misma ciudad. Esto naturalmente llega  a su máxima expresión en la ciudad que siendo muy poco activa culturalmente en la actualidad es la ciudad más estable como capital cultural del mundo: Roma. Roma, aunque efectivamente nada de lo que es vanguardia en nuestros días está allí, te facilita por completo ese extravío a través de la historia del espíritu humano. Nosotros normalmente pecamos de demasiada exigencia de presentirnos de la realidad. Lo que realmente marca la personalidad de una ciudad es su capacidad para los encuentros, su capacidad para que el duelo con el azar sea denso, y su capacidad para hacerte atravesar tu espíritu humano, pero no su capa más reciente, sino incluso sus capas más profundas del espíritu humano: esto en Roma lo tienes privilegiado. Lo tienen otras ciudades muy antiguas que no diríamos que marcan la antigüedad cultural como pueden ser Benarés, Damasco, y luego lo tienen ciudades que equilibran mucho más y esto me parece muy mágico- lo antiguo y lo moderno, como es el caso de Londres y sobre todo de París, que es ese sutil equilibrio que es, creo, lo que facilita esa idea de que cualquier encuentro sea posible porque de lo que está muerto en unas ruinas, aparte de espectros, no se espera más; en una ciudad nueva, de planta nueva, uno por falta de digamos memoria de las sombras espera encuentros limitados. Ahora, estando en la ciudad que logra equilibrar la mirada antigua, la memoria antigua, como el presente poderoso, es cuando se posibilita el encuentro de una manera mucho más sensible y compleja.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
8 de enero de 2009

Eder. Óleo de Irene Gracia

Blogs de autor

Radiografía y cifras

  El portal Desde Cuba -donde están alojados este blog y algunos otros- saca a pasear sus estadísticas. Aunque no creo mucho en eso de los números, lo cierto es que los datos son demasiado buenos para esconderlos. Sigo pensando que buena parte de las personas que encuentro en la calle y dan muestras de leer este sitio no llegan a él desde una conexión a Internet, sino a través de copias en Cds, Memory Flash y los emails enviados por parientes y amigos desde el extranjero. Gran responsabilidad en la subida de los hits han tenido los que han bloqueado la web hacia el interior de Cuba. Con su torpe accionar, no parecen reparar en que nada es tan atractivo como lo prohibido. Disfruten las cifras, pero no se queden atrapados en las estadísticas? lo mejor que nos ha pasado no aparece reflejado en esa curva que sube y sube.



[ADELANTO EN PDF]
Leer más
profile avatar
8 de enero de 2009
Close Menu
El Boomeran(g)
Resumen de privacidad

Esta web utiliza cookies para que podamos ofrecerte la mejor experiencia de usuario posible. La información de las cookies se almacena en tu navegador y realiza funciones tales como reconocerte cuando vuelves a nuestra web o ayudar a nuestro equipo a comprender qué secciones de la web encuentras más interesantes y útiles.